domingo, 30 de octubre de 2011

302/365 El miedo es blandito y suave

England teddy bear by rutroncal
England teddy bear, a photo by rutroncal on Flickr.

El otro día leyendo cuentos y buscando lecturas para incluir en el blog encontré un cuento sobre cómo quitar los terrores nocturnos a los niñ@s, bueno, más bien el miedo a la oscuridad...

Y es que ¿quién no ha tenido miedo a la oscuridad alguna vez? ¿quién incluso aún siendo adulto haya ocasiones en las que todavía tenga miedo cuando se apagan las luces?

Cuando encontré el cuento, pensé en lo que me aterrorizaba de pequeña el acostarme con la luz apagada y lo que he necesitado toda la vida de tener una lámpara al lado de la cama para acostarme con luz... 

El cuento me pareció revelador, porque yo descubrí el mismo truco. El cerrar los ojos e imaginarme a través del tacto lo que me rodeaba evitaba la sugestión y me sentía más cómoda en la oscuridad.

Sin más dilación... aquí va el cuento. El miedo es blandito y suave.

Marina era una niña que tenía mucho miedo de la oscuridad. Al apagarse la luz, todas las cosas y sombras le parecían los más temibles monstruos. Y aunque sus papás le explicaban cada día con mucha paciencia que aquello no eran monstruos, y ella les entendía, no dejaba de sentir un miedo atroz.

Un día recibieron en casa la visita de la tía Valeria. Era una mujer increíble, famosísima por su valentía y por haber hecho miles de viajes y vivido cientos de aventuras, de las que incluso habían hecho libros y películas. Marina, con ganas de vencer el miedo, le preguntó a su tía cómo era tan valiente, y si alguna vez había se había asustado.
- Muchísimas veces, Marina. Recuerdo cuando era pequeña y tenía un miedo terrible a la oscuridad. No podía quedarme a oscuras ni un momento.
La niña se emocionó muchísimo; ¿cómo era posible que alguien tan valiente pudiera haber tenido miedo a la oscuridad?
- Te contaré un secreto, Marina. Quienes me ensañaron a ser valiente fueron unos niños ciegos. Ellos no pueden ver, así que si no hubieran descubierto el secreto de no tener miedo a la oscuridad, estarían siempre asustadísimos.

- ¡Es verdad! -dijo Marina, muy interesada- ¿me cuentas ese secreto?
- ¡Claro! su secreto es cambiar de ojos. Como ellos no pueden ver, sus ojos son sus manos. Lo único que tienes que hacer para vencer el miedo a la oscuridad es hacer como ellos, cerrar los ojos de la cara y usar los de las manos. Te propongo un trato: esta noche, cuando vayas a dormir y apagues la luz, si hay algo que te dé miedo cierra los ojos, levántete con cuidado, y trata de ver qué es lo que te daba miedo con los ojos de tus manos... y mañana me cuentas cómo es el miedo.

Marina aceptó, algo preocupada. Sabía que tendría que ser valiente para cerrar los ojos y tocar aquello que le asustaba, pero estaba dispuesta a probarlo, porque ya era muy mayor, así que no protestó ni un pelín cuando sus padres la acostaron, y ella misma apagó la luz. Al poco rato, sintió miedo de una de las sombras en la habitación, y haciendo caso del consejo de la tía Valeria, cerró los ojos de la cara y abrió los de las manos, y con mucho valor fue a tocar aquella sombra misteriosa...

A la mañana siguiente, Marina llegó corriendo a la cocina, con una gran sonrisa, y cantando. "¡el miedo es blandito y suave!... ¡es mi osito de peluche!"

¿Y tú? ¿tienes miedo a la oscuridad?

2 comentarios:

  1. Genial el consejo!!!! :)

    Yo también tuve mi época de tener miedo a la oscuridad y me dejaban la luz del pasillo dada con la puerta entreabierta... Mis miedos estaban más bien en el armario y debajo de la cama... Pero mira, tenía mi peluche, mi osito de peluche al que dormía abrazada y me "protegía"! :)

    Un besote y gracias!

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  2. Me encanta!! :) bueno... yo me tapo (sí, sí, aún lo hago) hasta arriba como si la manta me protegiera... así que... me encanta tu osito protector!!
    Besicos

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