viernes, 29 de junio de 2012

Podemos salir de cualquier pozo...

Casi todos (por no decir todos) tenemos un pozo en el que hemos estado en alguna ocasión, en el que hemos caído y en el que hemos visto la oscuridad que nos rodeaba siendo casi inconscientes de la luz que podía haber en el cielo o en lo alto del pozo.

Hemos podido vivir circunstancias en las que o bien porque dudamos de nosotr@s mism@s, o bien de nuestro entorno, nos hicieron sentir la sensación de que era imposible salir de ahí. O incluso estamos ahora en una situación similar...

Me gustaría compartir con vosotro/as una historia (no he logrado encontrar el autor) en la que para mí emula esa primera sensación, pero con una moraleja; y es que de prácticamente todas las situaciones que pasamos podemos sacar algo positivo, ahora bien, nosotros decidimos elegir si nos dejamos enterrar en nuestros pensamientos de autofrustración o elegimos tirar "la tierra" al suelo, sacar provecho de ese aprendizaje y seguir caminando.

La historia dice así:

"Un campesino que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su hacienda.
Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí.

El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente y revisó la situación, para ver que el animal no estuviese lastimado y/o herido.
Pero por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la maniobra, tomó entonces la difícil decisión. 
Determinó que el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo.
Y así se hizo. Los empleados, dirigidos por el capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro del pozo para cubrir al caballo...

Pero, a medida que la tierra caía en el animal, éste la sacudía y se iba acumulando en el fondo posibilitando al caballo para ir subiendo,...
Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente logró salir".

Cuando yo acabé la lectura de este cuento, me pregunté a mi misma, en una situación en la que me vea así, ¿qué quiero ser? ¿la tierra de la autofrustración y autocomplacencia, el capataz que tira la toalla, los empleados que podrían representar a nuestro entorno, en ocasiones de falta de confianza y/o falta de apoyo o el caballo que no quiere rendirse y aprovecha el lado positivo de la tierra (en esa tierra también hay amig@s, tenemos recursos, tenemos experiencias, ...) ? 

Decido ser caballo, aunque sea pesado, cansado y haya gente que no confíe, elijo mantenerme en el "yo puedo.

¿Y vosotros? ¿qué opinais? ¿que elegís ser?

Además, me gustaría compartir una poesía de Mario Benedetti que creo que terminará de inspirarnos a todos.


¡¡Feliz fin de semana!!

miércoles, 27 de junio de 2012

La importancia de demostrar que es importante

¿Cuántas veces nos habrá pasado que queremos decirle algo a alguien, que para nosotros es importante y no obtenemos el resultado que esperábamos? 
¿Cuántas de estas veces hemos "echado la culpa" a nuestro interlocutor?
¿Cuántas de ellas hemos pensado que "claro, como para él/ella no era importante..."?

¿Nos hemos preguntado a nosotr@s mism@s qué es lo que hemos hecho nosotr@s?
¿Hemos tratado de analizar nuestra forma de expresarnos y/ o de decir las cosas como si estuviéramos observando a través de un espejo?

Y es que normalmente achacamos a los demás la responsabilidad del impacto de nuestro mensaje, pensando en la falta de interés, en las afinidades personales, en la relatividad de la importancia de lo que queremos decir...

No nos damos cuenta de que nuestra actitud (positiva) es conditio sine qua non para garantizar el resultado esperado. 

Si yo ante una situación que es importante para mí, lo primero que me viene a la cabeza es: "le va a dar igual", "no sé para que se lo voy a contar", "no voy a lograr nada"... efectivamente esta actitud que se genera es la que estoy provocando, porque sin duda, esta actitud está condicionando un resultado negativo, a lo que seguramente acabaré reforzándome a mi mism@ pensando: "¿ves?" "ya sabía yo..." "si es que no sé para qué lo intento..."

Ahora tratemos de pensar en esa conversación que leyendo estas líneas nos viene a la cabeza (si, si... esa en la que nos vemos identificados por nuestra actitud negativa...) e intentemos analizar esa situación como si estuviéramos viendo esa misma escena en la televisión. Fijaos atentamente en vuestro personaje; ¿realmente está haciendo todo lo posible por transmitir lo importante/ lo que significa para él/ella? ¿está poniendo "toda la carne en el asador"?
¿Actuaríamos diferente si pensáramos que a nuestro interlocutor le importa lo que le queremos contar? o bien, si éste interlocutor nos cae bien y nos interesa muchísimo su opinión....

A la hora de hablar con alguien o de relacionarnos nos influye mucho nuestro estado de ánimo, la actitud que nos genere esa situación y/o incluso la sensación / emoción que nos produzca la/s persona/s que tengamos en frente. Por tanto, analicemos la situación, seamos honestos con nosotr@s mism@s y visualicemos cómo nos queremos comportar y qué desearíamos lograr para tener éxito.

Actuemos como nos gustaría y no nos resignemos; Hoy mismo en twitter he puesto una frase vía @cruzcoaching que me encanta: "Nadie ha dicho que sea fácil conseguir tus objetivos. Lo fácil es no hacer nada y quejarte de que todo sigue igual."

Es más fácil responsabilizar al resto del mundo de mis fracasos que hacerme responsable de mis logros. Lo primero sugiere resignación, lo segundo requiere esfuerzo y constancia.

¿Y vosotr@s qué opináis? ¿os lo habéis planteado alguna vez de esta manera?

lunes, 11 de junio de 2012

Carpe diem, disfruta cada momento

Están cerca las vacaciones, estamos pendientes incluso del fin de semana o cuando hay previsión de que hayan cambios todos esperamos que pase el tiempo rápido y/o que llegue ya el momento que esperamos para hacer algo.

Acabo de terminar de leerme el libro "El Monje que vendió su Ferrari" de Robin Sharma, un libro que además de recordarme a "Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas" de S. Covey tiene una lectura amena y dinámica de enseñanzas que nos pueden ser provechosas tanto a nivel personal como profesional.

En este libro, cuando casi estaba a punto de acabarlo, me encontré con este maravilloso cuento que me gustaría compartir con vosotr@s. El cuento se llama "Pedro y el hilo mágico" y dice así:

"Pedro era un niño muy vivaracho. Todos le querían: su familia, sus maestros y sus amigos. Pero tenía una debilidad.
- ¿Cuál?
- Era incapaz de vivir el momento. No había aprendido a disfrutar el proceso de la vida. Cuando estaba en el colegio, soñaba con estar jugando fuera. Cuando estaba jugando soñaba con las vacaciones de verano. Pedro estaba todo el día soñando, sin tomarse el tiempo de saborear los momentos especiales de su vida cotidiana. Una mañana, Pedro estaba caminando por un bosque cercano a su casa. Al rato, decidió sentarse a descansar en un trecho de hierba y al final se quedó dormido. Tras unos minutos de sueño profundo, oyó a alguien gritar su nombre con voz aguda. Al abrir los ojos, se sorprendió de ver una mujer de pie a su lado. Debía de tener unos cien años y sus cabellos blancos como la nueve caían sobre su espalda como una apelmazada manta de lana. En la arrugada mano de la mujer había una pequeña pelota mágica con un agujero en su centro, y del agujero colgaba un largo hilo de oro.
- La anciana le dijo: "Pedro, éste es el hilo de tu vida. Si tiras un poco de él, una hora pasará en cuestión de segundos. Y si tiras con todas tus fuerzas, pasarán meses e incluso años en cuestión de días." 
- Pedro estaba muy excitado por este descubrimiento "¿Podría quedarme la pelota?", Preguntó. La anciana se la entregó.
- Al día siguiente en clase. Pedro se sentía inquieto y aburrido. De pronto recordó su nuevo juguete. Al tirar un poco del hilo dorado, se encontró en su casa jugando en el jardín. Consciente del poder del hilo mágico, se cansó enseguida de ser un colegial y quiso ser adolescente, pensando en la excitación que esa fase de su vida podría traer consigo. Así que tiró una vez más del hilo dorado.
- De pronto, ya era un adolescente y tenía una bonita amiga llamada Elisa. Pero Pedro no estaba contento. No había aprendido a disfrutar el presente y a explorar las maravillas de cada etapa de su vida. Así que sacó la pelota y volvió a tirar del hilo, y muchos años pasaron en un instante. Ahora se vio transformado en un hombre adulto. Elisa era su esposa y Pedro estaba rodeado de hijos. Pero Pedro reparó en otra cosa. Su pelo, antes negro como el carbón, había empezado a encanecer. Y su madre, a la que tanto quería, se había vuelto vieja y frágil. Pero él seguía sin poder vivir el momento. De modo que, una vez más, tiró del hilo mágico y esperó que se produjeran cambios.
- Pedro comprobó que ahora tenía noventa años. Su mata de pelo negro se había vuelto blanca y su bella esposa, vieja también, había muerto unos años atrás. Sus hijos se habían hecho mayores y habían iniciado vidas propias lejos de casa. Por primera vez en su vida, Pedro comprendió que no había sabido disfrutar de las maravillas de la vida. Nunca había ido a pescar con sus hijos ni paseado con Elisa a la luz de la luna. Nunca había plantado un huerto ni leído aquellos hermosos libros que a su madre le encantaba leer. En cambio, había pasado por la vida a toda prisa, sin pararse a ver todo lo bueno que había en el camino.
- Pedro se puso muy triste y decidió ir al bosque donde solía pasear de muchacho para aclarar sus ideas y templar su espíritu. Al adentrarse en el bosque, advirtió que los arbolitos de su niñez se habían convertido en robles imponentes. El bosque mismo era ahora un paraíso natural. Se tumbó en un trecho de hierba y se durmió profundamente. Al cabo de un minuto, oyó una voz que le llamaba. Alzó los ojos y vio que se trataba nada menos que de la anciana que muchos años atrás le había regalado el hilo mágico. "¿has disfrutado de mi regalo?", preguntó ella. Pedro no vació al responder: "Al principio fue divertido, pero ahora odio esa pelota. La vida me ha pasado sin que me enterase, sin poder disfrutarla. Claro que habría habido momentos tristes y momentos estupendos, pero no he tenido oportunidad de experimentar ninguno de los dos. Me siento vacío por dentro. Me he perdido el don de la vida". - "Eres un desagradecido, pero igualmente te concederé un último deseo", dijo la anciana. Pedro pensó unos instantes y luego respondió: "Quisiera volver a ser un niño y vivir otra vez la vida". Dicho esto se quedó otra vez dormido.
- Pedro volvió a oír una voz que le llamaba y abrió los ojos, ¿Quién podría ser ahora?, se preguntó. Cuál no sería su sorpresa cuando vio a su madre de pie a su lado. Tenía un aspecto juvenil, saludable y radiante. Pedro comprendió que la extraña mujer del bosque le había concedido el deseo de volver a su niñez. "Date prisa, Pedro. Duermes demasiado. Tus sueños te harán llegar tarde a la escuela si no te levantas inmediatamente" le reprendió su madre. Ni que decir tiene que Pedro saltó de la cama al momento y empezó a vivir la vida tal como había esperado. Conoció muchos momentos buenos, muchas alegrías y muchos triunfos, pero todo empezó cuando tomó la decisión de no sacrificar el presente por el futuro y empezó a vivir el ahora."

A mi este cuento me ha hecho recordar que cuando tenemos mucho trabajo y/o muchas preocupaciones  y/o algo esperamos ansiosamente, nos impide disfrutar el presente. Si yo estoy pensando en el mañana, me dificulta ver lo que tengo delante. 

Algo parecido fue el famoso "Carpe diem" de "El club de los poetas muertos", ¿verdad?


Yo a pesar de los cambios que me esperan (cambio de ciudad, de compañeros, de casa....) y a pesar de que el camino es aún largo, voy a disfrutar de cada baldosa.
¿Y vosotr@s?

jueves, 7 de junio de 2012

¿Necesito un/a coach? ¿cómo funciona el coaching?

Cada vez es más frecuente leer en foros de formación, liderazgo, desarrollo personal, … el tema del “coaching” y de cómo se está implantando en nuestra sociedad y en las organizaciones.
Y a pesar de que el “coaching” lleva utilizándose hace décadas (incluso siglos si consideramos a Sócrates y a Descartes como los primeros coachs) parece que es hoy en día cuando se hace más frecuente la necesidad de un coach, o por lo menos parece existir una mayor demanda; Aún así, parece que todavía existe confusión sobre el coaching, sobre el mentoring y sobre la aplicación real en el ámbito profesional.
Para comprender cómo funciona el coaching, quizás es interesante conocer cómo funciona nuestra mente en primer lugar y así determinar si necesitamos un coach o sólo un/a amigo/a.
Nuestro cerebro está en constante funcionamiento, estamos pensando continuamente aún a pesar de no ser conscientes, y cuando hay algún tema que nos preocupa, nuestra mente no para de dar vueltas sobre el tema como si fuera un ordenador que tuviera activo un programa en paralelo a nuestra actividad diaria.

¿Cuándo nos damos cuenta de esto?, normalmente cuando estamos haciendo alguna tarea más bien mecánica y/o automática en la que no tenemos que centrar toda nuestra atención es cuando nos damos cuenta de cómo van circulando nuestros pensamientos por nuestra cabeza. Por ejemplo, cuando vamos conduciendo por una autovía /autopista es un momento perfecto para dar rienda suelta a nuestro cerebro y dejar fluir nuestro pensamiento.

Planteemos que tenemos un problema o situación a resolver en el trabajo o en nuestro ámbito personal, es algo que nos preocupa y que para nosotr@s es importante. Con el ritmo de vida que normalmente llevamos de forma acelerada, trabajo, casa, familia, más trabajo… no solemos dedicar un momento a profundizar sobre este tema y seguramente esté ocupando esos “ratos de autopista” para darle vueltas y tratar de encontrar una solución aunque no nos sirva de mucho, pues aunque llegue a alguna “idea clave” el hecho de trabajar con el cerebro automático, me dificulta el fijar esa idea en la memoria y cuando estoy más tranquilo/a en mi casa o trabajo y trato de recuperar esa idea, me sorprendo con que no recuerdo claramente en qué consistía por mucho que me esfuerce en recordarlo.

Si realmente quiero profundizar sobre el tema, necesito trabajar sobre ello, no estar haciendo varias cosas a la vez, por lo que necesitaría pararme a pensar en un lugar tranquilo y hacer quizás la típica lista de pros y contras (la escritura es un fantástico método para profundizar en el pensamiento). Esto me permite un nivel de profundización mayor y quizás encontrar una solución adecuada.

Aún así, he de saber que la escritura automática o reflexiva (la lista) me permite profundizar sobre aquellas cuestiones que rondan por mi cabeza, facilitándome una mejor consciencia y una gestión emocional, pero normalmente sobre aquellas cuestiones sobre las que estamos dispuestos de forma consciente a reflexionar, no solemos plantear nuestros miedos, limitaciones, retos, …
A través del coaching nos permitimos profundizar y responder a preguntas que nos impiden actuar, nos están limitando o simplemente tenemos miedo a hacernos. Así mismo, el tener un coach, significa también tener un espejo que en el momento en que percibe que algo es importante para nosotr@s o hay una incongruencia entre nuestro discurso y nuestra comunicación no verbal, nos lo hará saber para facilitarnos el ser conscientes sobre lo que estamos trabajando. Nuestro coach nos ofrece la posibilidad de ser conscientes de nuestro lenguaje, de nuestro pensamiento, de nuestros miedos y limitaciones… y hacernos responsables de las acciones que nos van a permitir cambiar.
De hecho, lo que nos permite un coach es hacernos conscientes y hacernos responsables de nuestras elecciones, porque quien elije el camino es el coachee, no el coach, éste nos dará la luz a través del túnel de nuestra consciencia y nos ofrecerá ver los caminos que van apareciendo en el proceso, pero es el coachee quien decide qué camino va a tomar y qué retos va a superar, por eso dentro de lo que es una organización podemos contextualizar el coaching o circunscribirlo en base a un análisis inicial (normalmente se suele realizar un 360º o alguna prueba de personalidad o de competencias) que permita orientar al coachee por qué ámbito / área quiere comenzar. Será el / ella quien priorice, el coach será su guía en el camino que elija (para diferenciarlo del mentoring, el mentor sería quien priorizaría y plantearía el desarrollo en base al criterio del mentor, no del mentorizado, estableciéndole los hitos, los objetivos , etc).

Después de esta reflexión, ¿crees que necesitas un coach o un/a amigo/a?