sábado, 24 de septiembre de 2011

La rana que no sabía que estaba hervida...

Hoy por fin he vuelto a la oficina después de estar desde el Domingo fuera... eso significa que muchas de las cosas que se habían quedado pendientes he tratado de hacerlas hoy, consiguiendo salir de la oficina pasadas las 20:00 horas.

Después de casi 10 años en el ámbito de la consultoría ya conoces los periodos en los que vas a 10.000 revoluciones y en los que tienes que poner algo más que un pequeño esfuerzo para que todo salga en tiempo y forma...

Todos tenemos en nuestros respectivos trabajos periodos así, "flujos de actividad" en los que es todavía más importante si cabe el organizarse bien y no caer víctima del estrés... aunque tampoco sería realista si pensáramos que estamos protegidos. Tod@s estamos en algún momento vulnerables y eso puede ser malo.

Una de las cosas que vienen bien, es el seguir dedicando cierto tiempo para compartir con los compañer@s y hablar del mismo trabajo y de cómo solucionamos nuestras respectivas rutinas... eso sin duda también supone un aprendizaje...

Hoy he tenido oportunidad de compartir un ratito con Joni, un compañero y amigo, con el que además de coordinarnos en un proyecto, me ha contado una parábola que me ha parecido muy interesante sobre todo para estos periodos.

Se llama la parábola de "La rana que no sabía que estaba hervida" y por lo que he podido investigar hay varios libros en los que sale en el libro de Marty Rubin “The boiled Frog Syndrome” y también en el de "La rana que no sabía que estaba hervida..." de Olivier Clerc.

La historia dice así:

Imaginen una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana, esto le parece bastante agradable, y sigue nadando.

La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta, y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar, a tratar de adaptarse y no hace nada más.
Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acabe hervida y muera sin haber realizado el menor esfuerzo por salir de la cazuela.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en una cazuela con el agua a 50 grados, de una sola zancada ella se habría puesto a salvo, saltando fuera del recipiente

Una moraleja, es que desde luego cuando estamos ante una situación puntual de estrés, podemos reaccionar "saltando" y liberándonos del agua hirviendo, pero cuando entramos en esa rutina y "nadamos" en ese agua templada... cuando nos damos cuenta de que está hirviendo... quizás sea demasiado tarde.

¿Y tú? ¿te has parado a pensar a qué temperatura tienes la bañera?

10 comentarios:

  1. Ufff! Rut, me ha encatado!!

    Personalmente, cada vez que siento que todo me supera, hablo con alguno de mis compañeros e intento desahogarme y tomármelo con humor. Así, de momento, parece que, todo va pasando.

    Un abrazo enorme!!!!
    Muuuuuuaks!

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias Tere!!! hablar con los compañeros viene de lujo, porque nos sirve para relativizar y para bajar el nivel de tensión... pero también hemos de ser conscientes cuando estamos aumentando el nivel de intensidad poco a poco (como la temperatura del agua que va calentándose) y al final notamos que no podemos más...
    Mucho ojo con los síntomas, tenemos que estar atentos a esos signos que nos da el cuerpo de que el estrés está ahí: cansancio, catarros mal curados, granitos, dolores de cabeza o de estómago, excesos en la comida o en el sueño,... son factores a tener en cuenta... :)

    Muchos besicos guapa y millón de gracias por comentar

    ResponderEliminar
  3. Buenísimo Rut! Gracias por recoger este símil.
    Lo malo de esta situación es que cuesta darse cuenta de la temperatura... O por lo menos ser conscientes de nuestras limitaciones. Creo que hay que evitar pensar en un poquito más, un poquito más y ya... Cómo siempre comentas: el autoconocimiento es la clave del equilibrio :)
    un besazo!

    ResponderEliminar
  4. Por no mencionar cuando sabemos que estamos en una olla pero creemos que podremos salir, que podemos aguantar... Nos engañamos y acabamos igual de hervidos. Saber cuando pelear, cuando escapar, cuando enfrentarnos.

    Cazi na.

    Gracias guapa.

    ResponderEliminar
  5. Muy bueno y necesario, yo ahora mismo estoy en una de esas situaciones pero a punto de salir, espero que vaya todo como lo espero porque ya no puedo más... Gracias!!

    ResponderEliminar
  6. Muy bueno Rut, no es fácil escapar de distintas situaciones que a veces nos superan pero debemos saber cuando parar y decir basta , quizas sea eso lo dificil.. me ha encantado la historia de la rana, ahora falta aplicarlo .. Un abrazo :)

    ResponderEliminar
  7. Muchísimas gracias por vuestros comentarios!!
    Tesi, como tu muy bien dices la clave está siempre en el autoconocimiento, pues si te conoces a tí mismo, prestas atención a todas las señales que te da tu cuerpo :)
    Rafa, Ana Valeria y Ruth, animaros a decir basta!, todos estamos en una olla como dice Rafa, pero hay que tener cuidado porque podemos caer en la sobreestimación de nuestro aguante y pensar que siempre podemos aguantar un poco más... hay que tener pensamiento positivo y superarnos a nosotros mismos, pero hay que tener presente que todos tenemos límites... y necesitamos conocer el nuestro.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  8. Nuestro cuerpo es muy sabio, lo malo es que nosotros, algunas veces nos empeñamos en no querer ver lo obvio hasta que "acabamos hervidos" (qué curioso, yo lo suelo llamar "estar frita" jajaja, y no conocía esta historia hasta hoy)

    Lo ideal es conocer hasta qué temperatura estaremos bien y en el momento en que eso cambie salir de la cazuela. Y si no podemos, es genial tener a una rana amiga dispuesta a tirar de nosotros cuando sea necesario.

    Me encanta la historia. Un beso enorme Rut!

    PD: guapísima en tu nuevo avatar de twitter.

    ResponderEliminar
  9. Siempre me ha gustado esta parábola, es importante recordar que las situaciones críticas también pueden servirnos para no "acomodarnos" y buscar salidas creativas.

    Un placer descubrir tu blog :-)

    Lorena

    ResponderEliminar
  10. Pilar muchas gracias por comentar!!, y me alegro de que también te guste la historia... yo en este caso Lorenabi no conocía esta parábola, pero como "compartir, es vivir" fue a través de Joni (mi amigo) quien me la hizo saber...

    Personalmente opino que es bueno que miramos la temperatura de la bañera sino a diario... sí que con más frecuencia de lo que lo solemos hacer....

    Lorenabi, bienvenida!! y espero que te quedes! ;)

    Un abrazo a las dos!

    ResponderEliminar