Frases d Einstein, gracias a la Fnac y a Foursquare, a photo by rutroncal on Flickr.
Leyendo estas frases y teniendo un día como el que hoy he tenido, en el que he comenzado con una planificación y he terminado despidiéndome de mis compis hasta el jueves de la semana que viene... me ha recordado a este cuento sobre la adversidad y cómo reaccionamos unos y otros ante la misma.
El cuento es sobre una zanahoria, un huevo y el café... ¿Y tú a cuál te pareces?
La historia dice así:
Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo.
Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego.
En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir. Sin decir palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.
A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.
Mirando a su hija le dijo:
- "Querida, ¿qué ves?"
- "Zanahorias, huevos y café", fue su respuesta.
La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó:
- "¿Qué significa esto, padre?"
Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.
La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de deshacer.
El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.
Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.
- "¿Cuál eres tú, hija?. Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?", le preguntó a su hija.
- "¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?"
- "¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero... ¿eres amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido?"
- "¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor."
- "Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas en forma positiva, sin dejarte vencer, y haces que las cosas a tu alrededor mejoren... Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumina tu camino y el de la gente que te rodea. Esparces con tu fuerza y positivismo el dulce aroma del café".
Me encantan tus cuentos, Rut. Siempre son una buena manera de mostrar la realidad pero tienes la capacidad de acertar en la elección. Muchos creemos que somos una cosa, zanahoria, pero realmente al enfrentarnos a las adversidades vemos que nos equivocamos. Y pasa en todos los ejemplos. Vamos, que muchas veces hasta que no nos vemos en agua hirviendo no sabemos lo que realmente somos. ¡Y nos llegamos a sorprender tanto! Intentaremos ser café, no obstante. Bebida a la que me confieso adicta, por otro lado.
ResponderEliminarGracias, Rut.
Gracias Taite!! mira que tengo un montón de cuentos en la recámara,... pero los voy poniendo en función de lo que me inspiran o bien las fotos o el día que he vivido o las conversaciones en las que he participado...
ResponderEliminarHoy ha sido un día en el que he estado a punto de convertirme en un huevo o en una zanahoria... finalmente ha ganado el café jajajajaa no sé vivir sin una sonrisa. No hay nada más curativo que reirse de uno mismo.
Millón de gracias por comentar guapa!!
un beso enorme
Otro cuento genial, Rut.
ResponderEliminarMe viene al pelo.
Me recuerda a esta frase: si la vida te da limones, pues aprende a hacer limonada.
Pues eso, que como no me gusta el café, haré limonada.
Un beso!
jajajajaja Genial Jesús!!! la limonada la puedes repartir también,... a ser posible que te salga más dulce que ácida ;) jajjajaa
ResponderEliminarun beso
Creo que me voy a contar este cuento a la noche... me va a venir fenomenal.
ResponderEliminarSaludos,
@jaortizb
Estupendo @jaortizb ... :) ya me dices cómo te resulta
ResponderEliminarUn saludo fuerte
Enhorabuena por tu sensibilidad y por tu elegancia en el relato del cuento.Quizá todos querriamos ser CAFE, pero lo importante es SABER lidiar con el hervor, cada cual en su forma, convencidos de que todo en la vida,cada circunstancia, reves o problema es una OPORTUNIDAD para crecer y aprender
ResponderEliminarherrerillo, twitter
Buenas tardes Herrerillo, muchas gracias por el comentario. El autor de esta fábula es desconocido, aunque lo leí hace tiempo por internet.
ResponderEliminarLo bueno es que cada uno saquemos nuestras conclusiones y en función de las mismas nos sintamos más libres para identificarnos. Incluso es posible que en diferentes roles de nuestra vida (familiar, pareja, personal, profesional,...) podamos reaccionar ante la adversidad de forma distinta...
Gracias por pasarte y comentar :)