Estos días teníamos que elegir las actividades extraescolares para el próximo curso.
Y cuando le preguntamos a Erik, no dudó ni un segundo:
"Dibujo. Sí. Yoga. También, porque me ayuda a relajarme.
Tenis. Sí. Baloncesto. Sí. Teatro. Para el final.
Robótica. Sí. Fútbol. Sí. Y… atletismo."
⠀
—"Cariño, si quieres hacer atletismo, no puedes hacer ni Robótica ni Baloncesto."
—"Jo… entonces atletismo no."
Siete actividades.
Una sonrisa.
Y una ilusión desbordante.
Y lo mejor es que aún pensé:
“¡Anda! Fíjate que les ofrecen también lenguaje de signos…”
Obviamente no se lo propuse. Era too much. Incluso para mí.
Yo lo escucho, y me río por dentro.
Y a la vez pienso:
Qué maravilla.
Qué vértigo.
Qué responsabilidad también.
Ya veremos.
Porque, seamos honest@s:
📌 Es una pasta.
📌 No hay horas para todo.
📌 Y una parte de mí se pregunta:
—¿De verdad necesita hacer tanto?
—¿Estoy alimentando su deseo… o llenándole la agenda para que no esté en el patio?
Pero entonces me paro y me escucho…
Y me digo:
¿Y si no tengo que responder hoy a todo eso?
¿Y si este momento no va de elegir, sino de explorar?
Porque ya tendrá tiempo de renunciar, de priorizar, de decidir con cabeza.
Ahora, quizás lo más valioso es que aún cree que puede hacer todo lo que sueña.
Y mientras podamos acompañarlo, sin sobrecargarlo ni exigirle resultados…
¿por qué no permitirle intentarlo?
Ya tendrá tiempo.
Vendrán los deberes.
Vendrán las exigencias y las autoexigencias…
Y entonces no podrá.
Ahora puede. Que lo disfrute mientras pueda.
Me acordé de un cuento de Jorge Bucay: El buscador
Un hombre encuentra un cementerio en el que, en vez de las fechas de nacimiento y muerte,
las lápidas recogen los años realmente vividos:
el tiempo que esas personas amaron, rieron, aprendieron, disfrutaron…
Y entonces pensé:
Quizá no se trata de apuntarlo a todo.
Ni de obligarle a elegir aún.
Se trata de ayudarle a coleccionar tiempo de verdad.
No horas. No logros.
Sino instantes que le ensanchen el alma:
cuando pinta, cuando corre, cuando sueña, cuando juega.
Porque, como en el cuento…
Lo que cuenta no es cuánto tiempo vivimos,
sino cuánto de ese tiempo… nos hizo sentir vivos.
Y tú, ¿qué harías?
- ¿Apuntarías a tu hijo/a a todo lo que le ilusiona?
- ¿Le ayudarías a elegir desde ya?
- ¿O esperarías a ver qué mantiene con alegría?
Yo/nosotros, de momento, lo acompañamos.
Y si hay que reajustar, ya veremos.
Como en la vida.
#CrianzaConsciente #EducaciónEmocional #ActividadesExtraescolares
#JorgeBucay #ElBuscador #TiempoDeVerdad
#DeseoInfantil #Exploración #RutRoncal #PreguntasPoderosas
No hay comentarios:
Publicar un comentario