lunes, 23 de junio de 2025

En la noche de San Juan… ¿Qué vas a quemar, soltar ó transformar?


 Dicen que hay una noche al año en la que el fuego lo purifica todo. Donde la tradición invita a quemar lo viejo, lo que pesa, lo que ya no somos.

¿Qué quemamos? Papeles, cartas, deseos no cumplidos…
¿Y si quemamos lo que ya no nos sirve para avanzar?.
¿Y si dejamos ir versiones pasadas de quienes fuimos, para dejar espacio a quienes estamos list@s para ser?

Porque quizás, no todo lo que duele está escrito en papel. También pensamientos, emociones enquistadas, máscaras que se agrietaron con el tiempo… 
Y quizás algunas de ellas viven… en tu armario.

La noche más corta del año se convierte, simbólicamente, en un fuego purificador.

Pero… ¿Y cuando pase la noche de San Juan? ¿Qué pasa con todo eso que no está escrito en papel, pero sigue ahí?

Tal vez, lo que necesitas soltar está colgado en tu armario.

Una persona me contó una vez que, cada vez que abría su vestidor, sentía un nudo en el estómago.
Allí estaban esas prendas que ya no se ponía, pero no sabía soltar.
Una chaqueta que le recordaba un momento en el que se sintió pequeñ@.
Un vestido que usó cuando fingía estar bien.
Un pantalón que le apretaba más por dentro que por fuera.

Cada prenda tenía una historia. Un recuerdo. Una emoción que se había quedado a vivir ahí.

Hasta que un día, en lugar de mirar hacia otro lado, decidió detenerse.
Y se hizo una pregunta:
¿Soy yo quien elige cómo me visto, o sigo obedeciendo un guion que ya no me representa?

Ese día comenzó un viaje.
Un viaje hacia la coherencia.
Esa alineación poderosa entre lo que siento, lo que pienso y lo que muestro.
Un viaje hacia dentro, con un armario como espejo.

Conocí a María Jesús en 2017, cuando nos certificamos juntas en The Human Element. Desde entonces supe que era una de esas personas con las que siempre querrías construir: generosa, humilde, elegante por dentro y por fuera, sin artificios. Una gran comunicadora, llena de presencia, con una forma de estar que inspira desde la calma.

Tenía claro que quería hacer algo con ella.
Y aquí estamos.

María Jesús ha creado El vestidor de las emociones, un programa que transforma. Un espacio íntimo y valiente, abierto a cualquier persona, donde el vestidor —ese lugar cotidiano— se convierte en un espejo emocional.

Una experiencia íntima, simbólica y transformadora.
Un espacio para pausar y observarte frente a tu vestidor real… y emocional.
Porque entre perchas y cajones no solo hay ropa.
También hay miedo, orgullo, heridas, sueños, y versiones de ti que ya no están… o que están esperando ser abrazadas.

Este proceso no va de ropa.  
Va de mirada.
De autoestima.           
De darte cuenta de que tú puedes elegir.    
De que hay prendas que ya no te van… porque tú ya has crecido.
Ahí comienza el verdadero crecimiento.

De soltar lo que ya no encaja.
De dejar espacio para lo que sí.
De mirar hacia dentro y preguntarte:
¿Quién soy hoy? ¿Cómo quiero mostrarme? ¿Qué versión de mí ya puedo dejar ir?

Y como en toda transformación verdadera, hay también un acto de superación.
De duelo.        
De desapego.  

De soltar lo que dolió.            
De dejar de cargar con lo que ya no eres.    
De enfrentarte a esas prendas que te remueven por dentro y decidir con qué te quedas… y de qué te despides.

De escribir un nuevo relato desde la calma, el respeto y la intención.

🌟 Y como en San Juan, todo comienza con un gesto simbólico: parar, mirar y decidir.
No hace falta fuego, basta con presencia.

En esta colaboración, yo aportaré mi experiencia en inteligencia emocional para acompañarte en ese recorrido.        
Será una experiencia vivencial, real, sin filtros, desde tu casa… frente a tu propio vestidor

🎁 Muy pronto lanzaremos un taller gratuito, online y vivencial, con plazas limitadas, para vivir esta experiencia desde casa. Frente a tu armario. Contigo. A tu ritmo. Acompañad@

Si esta noche también te estás preguntando qué quieres quemar, soltar o transformar…
Tal vez sea el momento de empezar este viaje.

Si algo dentro de ti ha dicho “esto es para mí” …
Quédate cerca.
Nos encantará acompañarte.

#SanJuan #ElVestidorDeLasEmociones #Coherencia #Crecimiento #Superación #InteligenciaEmocional #Soltar #Renacer #CambioInterior #FormaciónVivencial

jueves, 19 de junio de 2025

Dibujo, yoga, tenis, teatro, robótica… ¿y yo qué hago con esto?


 Estos días teníamos que elegir las actividades extraescolares para el próximo curso.

Y cuando le preguntamos a Erik, no dudó ni un segundo:

"Dibujo. Sí. Yoga. También, porque me ayuda a relajarme.
Tenis. Sí. Baloncesto. Sí. Teatro. Para el final.
Robótica. Sí. Fútbol. Sí. Y… atletismo."


—"Cariño, si quieres hacer atletismo, no puedes hacer ni Robótica ni Baloncesto."
—"Jo… entonces atletismo no."

Siete actividades.
Una sonrisa.
Y una ilusión desbordante.

Y lo mejor es que aún pensé:
“¡Anda! Fíjate que les ofrecen también lenguaje de signos…”
Obviamente no se lo propuse. Era too much. Incluso para mí.


Yo lo escucho, y me río por dentro.
Y a la vez pienso:
Qué maravilla.
Qué vértigo.
Qué responsabilidad también.
Ya veremos.

Porque, seamos honest@s:

📌 Es una pasta.
📌 No hay horas para todo.
📌 Y una parte de mí se pregunta:
—¿De verdad necesita hacer tanto?
—¿Estoy alimentando su deseo… o llenándole la agenda para que no esté en el patio?


Pero entonces me paro y me escucho…

Y me digo:
¿Y si no tengo que responder hoy a todo eso?
¿Y si este momento no va de elegir, sino de explorar?

Porque ya tendrá tiempo de renunciar, de priorizar, de decidir con cabeza.
Ahora, quizás lo más valioso es que aún cree que puede hacer todo lo que sueña.

Y mientras podamos acompañarlo, sin sobrecargarlo ni exigirle resultados…
¿por qué no permitirle intentarlo?

Ya tendrá tiempo.
Vendrán los deberes.
Vendrán las exigencias y las autoexigencias…
Y entonces no podrá.

Ahora puede. Que lo disfrute mientras pueda.


Me acordé de un cuento de Jorge Bucay: El buscador

Un hombre encuentra un cementerio en el que, en vez de las fechas de nacimiento y muerte,
las lápidas recogen los años realmente vividos:
el tiempo que esas personas amaron, rieron, aprendieron, disfrutaron…

Y entonces pensé:

Quizá no se trata de apuntarlo a todo.
Ni de obligarle a elegir aún.

Se trata de ayudarle a coleccionar tiempo de verdad.
No horas. No logros.
Sino instantes que le ensanchen el alma:
cuando pinta, cuando corre, cuando sueña, cuando juega.

Porque, como en el cuento…

Lo que cuenta no es cuánto tiempo vivimos,
sino cuánto de ese tiempo… nos hizo sentir vivos.


Y tú, ¿qué harías?

  • ¿Apuntarías a tu hijo/a a todo lo que le ilusiona?
  • ¿Le ayudarías a elegir desde ya?
  • ¿O esperarías a ver qué mantiene con alegría?

Yo/nosotros, de momento, lo acompañamos.
Y si hay que reajustar, ya veremos.
Como en la vida.


#CrianzaConsciente #EducaciónEmocional #ActividadesExtraescolares
#JorgeBucay #ElBuscador #TiempoDeVerdad
#DeseoInfantil #Exploración #RutRoncal #PreguntasPoderosas

miércoles, 11 de junio de 2025

Abúrrete un poco, que te hará bien

 Esta mañana me encontré con un artículo de Psicología del ABC que me hizo sonreír.

Contaba cómo Ed Sheeran decidió dejar el móvil después de observarse a sí mismo: cada vez que su mujer se levantaba de la mesa, él cogía el teléfono automáticamente, compulsivamente.
Esa pequeña toma de conciencia lo cambió todo.   
No fue un detox temporal.    
Dejó el móvil de forma definitiva.     
Porque entendió algo importante: el aburrimiento también alimenta. (Por cierto, lo contó en el programa de La Revuelta que después de leer el artículo me he visto… cómo me gusta cómo canta este chico!!!).

El artículo hablaba del aburrimiento y de cómo lo evitamos, cuando en realidad tiene grandes beneficios.

Y entonces me detuve a pensar... ¿Qué significa aburrirse?

Según la Gaceta UNAM, el aburrimiento es una emoción moral, desagradable, que surge cuando percibimos falta de estímulos interesantes para ver, oír o hacer.
Nos cuesta mantener la atención, baja nuestra energía, aparece una sensación de vacío…

Y sin embargo, muchas veces tenemos que pasar por ahí para ver lo que realmente tenemos alrededor.        
Para recordar todos los recursos que ya están… pero olvidamos usar.

 Como el día del apagón… ¿Te acuerdas?    
De pronto, sin pantallas, sin televisión, sin móvil… ¡el shock!: —“Me aburroooo”.

Pero después de ese primer vacío, algo pasó:         
Volvimos a sacar los juegos de mesa, a leer, a escribir, a salir al parque, a hablar…
Recuperamos hobbies olvidados. 

Y nos dimos cuenta de que el aburrimiento no era el problema. Era la puerta.

Me acordé de The Secret Life of Walter Mitty (no sé si la has visto, pero si no… te la recomiendo) Un hombre que vive en su imaginación hasta que un día se aburre de imaginar… y empieza a vivir.     
Ese salto, de la fantasía a la acción, solo ocurre cuando dejamos de llenar cada hueco con algo.

Así que este verano, me lo estoy planteando… No solo descansar. Sino aburrirme un poco a propósito. Sin móvil. Sin scroll. Sin ruido.

🎨 Volver a coger un pincel (hace años que mis pinceles se mueren de risa cuando me ven).     
📖 Escribir sin saber adónde va (tengo un diario emocional hiper chulo… sin estrenar).   
🎧 Caminar con música o sin ella (esto lo hago más a menudo… ahora, con los 5 sentidos).        
🧩 Hacer collage, pintar, manualidades de “experimentos”,  jugar con Erik, dejar espacio para que algo nuevo aparezca (a veces estoy controlando el “no manchar” demasiado… y eso mata la creatividad… la verdad).

¿Qué nos podemos preguntar antes de empezar?:

  • ¿Qué parte de mí se aburre primero? ¿Y cuál florece después?
  • ¿Qué creatividad se está quedando sin espacio porque todo lo lleno?
  • ¿Qué pasaría si, por una vez, no hago nada… y lo hago con intención?
  • ¿Para qué me gustaría recuperar tiempo? (y es el que le dedico al móvil…)

Os hago una propuesta: 2 horas a la semana de aburrimiento activo

Sin culpa. Sin productividad. Solo por el placer de no hacer.          
A ver qué aparece. A ver qué se nos ocurre. 

Y si lo haces con tu música de fondo, tus manos manchadas de pegamento o pintura, o un cuaderno en blanco… mejor aún.

Porque la creatividad no siempre llega con ruido.   
A veces aparece cuando por fin hay silencio para escucharla.

¿Te sumas al reto?

¿Qué harías tú con dos horas sin móvil y sin culpa este verano?
Te leo en comentarios… o cuando vuelvas del paseo sin pantallas