Cada vez es más frecuente leer en
foros de formación, liderazgo, desarrollo personal, … el tema del “coaching” y
de cómo se está implantando en nuestra sociedad y en las organizaciones.
Y a pesar de que el “coaching”
lleva utilizándose hace décadas (incluso siglos si consideramos a Sócrates y a
Descartes como los primeros coachs) parece que es hoy en día cuando se hace más
frecuente la necesidad de un coach, o por lo menos parece existir una mayor
demanda; Aún así, parece que todavía existe confusión sobre el coaching, sobre
el mentoring y sobre la aplicación real en el ámbito profesional.
Para comprender cómo funciona el
coaching, quizás es interesante conocer cómo funciona nuestra mente en primer
lugar y así determinar si necesitamos un coach o sólo un/a amigo/a.
Nuestro cerebro está en constante
funcionamiento, estamos pensando continuamente aún a pesar de no ser
conscientes, y cuando hay algún tema que nos preocupa, nuestra mente no para de
dar vueltas sobre el tema como si fuera un ordenador que tuviera activo un
programa en paralelo a nuestra actividad diaria.
¿Cuándo nos damos cuenta de
esto?, normalmente cuando estamos haciendo alguna tarea más bien mecánica y/o
automática en la que no tenemos que centrar toda nuestra atención es cuando nos
damos cuenta de cómo van circulando nuestros pensamientos por nuestra cabeza.
Por ejemplo, cuando vamos conduciendo por una autovía /autopista es un momento
perfecto para dar rienda suelta a nuestro cerebro y dejar fluir nuestro
pensamiento.
Planteemos que tenemos un
problema o situación a resolver en el trabajo o en nuestro ámbito personal, es
algo que nos preocupa y que para nosotr@s es importante. Con el ritmo de vida
que normalmente llevamos de forma acelerada, trabajo, casa, familia, más
trabajo… no solemos dedicar un momento a profundizar sobre este tema y
seguramente esté ocupando esos “ratos de autopista” para darle vueltas y tratar
de encontrar una solución aunque no nos sirva de mucho, pues aunque llegue a
alguna “idea clave” el hecho de trabajar con el cerebro automático, me
dificulta el fijar esa idea en la memoria y cuando estoy más tranquilo/a en mi
casa o trabajo y trato de recuperar esa idea, me sorprendo con que no recuerdo
claramente en qué consistía por mucho que me esfuerce en recordarlo.
Si realmente quiero profundizar
sobre el tema, necesito trabajar sobre ello, no estar haciendo varias cosas a
la vez, por lo que necesitaría pararme a pensar en un lugar tranquilo y hacer
quizás la típica lista de pros y contras (la escritura es un fantástico método
para profundizar en el pensamiento). Esto me permite un nivel de profundización
mayor y quizás encontrar una solución adecuada.
A través del coaching nos
permitimos profundizar y responder a preguntas que nos impiden actuar, nos
están limitando o simplemente tenemos miedo a hacernos. Así mismo, el tener un
coach, significa también tener un espejo que en el momento en que percibe que
algo es importante para nosotr@s o hay una incongruencia entre nuestro discurso
y nuestra comunicación no verbal, nos lo hará saber para facilitarnos el ser
conscientes sobre lo que estamos trabajando. Nuestro coach nos ofrece la
posibilidad de ser conscientes de nuestro lenguaje, de nuestro pensamiento, de
nuestros miedos y limitaciones… y hacernos responsables de las acciones que nos
van a permitir cambiar.
De hecho, lo que
nos permite un coach es hacernos conscientes y hacernos responsables de
nuestras elecciones, porque quien elije el camino es el coachee, no el coach,
éste nos dará la luz a través del túnel de nuestra consciencia y nos ofrecerá
ver los caminos que van apareciendo en el proceso, pero es el coachee quien
decide qué camino va a tomar y qué retos va a superar, por eso dentro de lo que
es una organización podemos contextualizar el coaching o circunscribirlo en
base a un análisis inicial (normalmente se suele realizar un 360º o alguna
prueba de personalidad o de competencias) que permita orientar al coachee por
qué ámbito / área quiere comenzar. Será el / ella quien priorice, el coach será
su guía en el camino que elija (para diferenciarlo del mentoring, el mentor
sería quien priorizaría y plantearía el desarrollo en base al criterio del
mentor, no del mentorizado, estableciéndole los hitos, los objetivos , etc).
Después de esta reflexión, ¿crees
que necesitas un coach o un/a amigo/a?
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