lunes, 17 de febrero de 2025

Liderazgo que cuida, equilibra tu salud mental



“One apple a day keeps the doctor away”… Seguro has escuchado la famosa frase “Una manzana al día mantiene al médico en la lejanía”, pero… ¿qué pasa si lo que realmente determina nuestra salud no es sólo lo que comemos, sino el ambiente en el que vivimos y trabajamos?

Llevo tiempo reflexionando sobre esto. Cuando dejé mi anterior trabajo después de más de 22 años, pasé por un torbellino de emociones. No fue una decisión fácil, y aunque hubo muchos factores en juego, lo cierto es que las dinámicas laborales pesan más de lo que creemos. Y lo peor es que muchas veces no nos damos cuenta hasta que nuestro cuerpo empieza a hablar por nosotros/as.

Nos preocupamos por lo que comemos, por hacer ejercicio, por dormir bien… pero ¿cuántas veces nos sentimos agotados/as sin razón aparente? ¿Cuántas veces nos cuesta dormir, estamos irritables o simplemente sentimos que algo no va bien… y lo normalizamos?

Según la doctora Aditi Nerurkar, experta en estrés de Harvard, muchos de los síntomas que experimentamos a diario —insomnio, irritabilidad, fatiga crónica, ansiedad, problemas digestivos— son señales de que el estrés nos está afectando más de lo que creemos. El problema es que, al ser constantes, dejamos de prestarles atención.

Y lo más preocupante: no siempre es el trabajo en sí lo que nos enferma, sino el entorno en el que lo vivimos.

¿Sabías que tu jefe/a impacta más en tu salud mental que tu terapeuta?, No lo digo yo, lo dice la encuesta de Gallup: el 70% de las personas deja su trabajo por su jefe/a, no por la empresa. Parece un dato fuerte, pero si lo piensas, tiene sentido. ¿CuántaHas veces has escuchado (o dicho) frases como:  
🔹 “El ambiente aquí es insoportable, pero no tengo otra opción”           
🔹 “Mi jefe/a no me escucha, no me valora, pero al menos el trabajo es estable”
🔹 “Siempre se ha hecho así, mejor no decir nada”

Y aquí viene la cuestión clave: Pero aquí hay algo clave: la no elección también es una elección.

Es verdad que, en muchas ocasiones, las circunstancias económicas nos obligan a mantenernos en trabajos que no nos hacen felices. Pero no hacer nada también es una decisión. Aceptar un entorno tóxico sin cuestionarlo es seguir reforzando ese sistema.

Y si no somos nosotros/as quienes tomamos la decisión de hacer un cambio, el cuerpo lo hará por nosotros/as. No es casualidad que el estrés crónico esté relacionado con problemas como insomnio, ansiedad, presión arterial alta y enfermedades cardiovasculares.

Escribir este post me recordó un experimento muy revelador, Los monos y la jaula. Un grupo de científicos estudió el comportamiento social de los monos y decidieron colocar un racimo de plátanos en la jaula. Cada vez que un mono intentaba alcanzarlos, los científicos rociaban a todo el grupo con agua helada. Pronto, los monos aprendieron a asociar la acción con la consecuencia y dejaron de intentarlo.

Pero lo interesante vino después. Poco a poco fueron sustituyendo a los monos originales por otros nuevos. Cada vez que uno de los recién llegados intentaba subir por los plátanos, los otros monos lo golpeaban para evitar que lo hiciera, aunque ya no hubiera agua helada. Al final, llegó un punto en el que ninguno de los monos que quedaban en la jaula había experimentado la descarga de agua, pero seguían evitando que los nuevos intentaran subir, simplemente porque así era como siempre se había hecho. Si queréis ver una representación del experimento, la podéis ver aquí

¿Te suena? Es exactamente lo que sucede en muchas empresas. Normalizamos ciertas dinámicas de presión, malas prácticas de liderazgo o ambientes hostiles porque “así son las cosas aquí” o porque “mejor no meterse en problemas”. Pero esto no solo nos desgasta, nos enferma.

Cómo romper el ciclo: técnicas para gestionar el estrés laboral

Harvard ha estudiado el impacto del estrés en el ámbito laboral y propone algunas estrategias para gestionarlo mejor. Aquí te dejo algunas técnicas que pueden marcar la diferencia:

 Reconocer que el estrés laboral no es normal    
Dejar de romantizar la idea de que estar al límite es sinónimo de productividad.

 Fomentar espacios de conexión y apoyo
Al igual que compartir historias nos ayuda a conectar, en el trabajo necesitamos líderes que generen espacios seguros para hablar y mejorar.

 Cuestionar el status quo   
Si algo no está funcionando, ¿por qué seguir aceptándolo? Grandes cambios han empezado con alguien preguntando
 “¿Y si lo hacemos diferente?”.

 Establecer límites claros   
No responder mensajes fuera del horario laboral, aprender a delegar y priorizar el descanso no es signo de “debilidad”, es salud mental.

 Investiga la cultura de la empresa antes de aceptar un trabajo          
Si estás buscando empleo o considerando un cambio, no solo pienses en el sueldo o el puesto, sino en el ambiente en el que vas a estar cada día.
 Revisa plataformas como Glassdoor, donde empleados actuales y antiguos comparten opiniones sobre el ambiente laboral, el liderazgo y las condiciones reales del trabajo. Una entrevista puede mostrarte una cara de la empresa, pero leer experiencias de otros puede ayudarte a evitar caer en entornos tóxicos.

 Técnica de la pausa consciente (Mindful Breaks)          
Cada 90 minutos, tómate 2-3 minutos de pausa consciente. Cierra los ojos, respira profundamente y céntrate solo en la sensación del aire entrando y saliendo. Esto ayuda a reducir la respuesta al estrés y mejora la concentración.

 La regla del 3x3     
Si sientes que el estrés te está desbordando, para y haz 3 respiraciones profundas. Luego, nombra 3 cosas que puedes ver, escuchar y sentir en ese momento. Este ejercicio te devuelve al presente y reduce la ansiedad.

 Revisión de creencias laborales   
Pregúntate: ¿Estoy trabajando bajo presión real o por expectativas autoimpuestas? A veces, el estrés viene de creencias como "tengo que hacerlo todo perfecto" o "si no contesto de inmediato, pensarán que no soy eficiente". Reformular estos pensamientos ayuda a reducir la carga mental.

 Microconexiones en el trabajo     
Investigaciones han demostrado que pequeñas interacciones sociales mejoran el bienestar en el trabajo. Intenta generar al menos una conversación genuina al día con un compañero/a, aunque sea breve. No tiene que ser sobre trabajo (de hecho, preferiblemente que no lo sea), sino sobre cómo están o qué tal su día.

 El ejercicio de la descarga de estrés        
Si sientes que el día ha sido especialmente difícil, antes de dormir escribe en un papel:

  • Qué te estresó hoy
  • Cómo reaccionaste
  • Qué podrías hacer diferente la próxima vez          
    Esto te ayuda a liberar la tensión mental y evitar llevar el estrés al día siguiente.

¿Y si el problema es el liderazgo? Un jefe/a que inspira, escucha y respeta puede cambiar por completo la experiencia de un equipo. Pero cuando eso no sucede, la cultura del miedo, la desmotivación y el estrés se instalan y afectan a todos.

En este punto, me pregunto: ¿Cuántos de los problemas de salud mental en el trabajo vienen de la carga laboral y cuántos del liderazgo?

Si un mal jefe/a puede ser un detonante de estrés, ansiedad e incluso abandono del trabajo, un buen líder puede equilibrar la salud mental de su equipo. Porque, al final, un líder que cuida no solo retiene o fideliza el talento, sino que transforma vidas.

Y ahora dime tú…

🔹 ¿Cómo gestionas el estrés en el trabajo?            
🔹 ¿Alguna vez has trabajado en un ambiente que te hacía sentir atrapado/a, como los monos del experimento?   
🔹Si tuvieras que tomar una decisión hoy para mejorar tu bienestar laboral, ¿cuál sería tu primer paso?

Me encantará leerte en los comentarios. ¡Cuéntame! 😊

martes, 11 de febrero de 2025

¿Eres más de Series o de libros? lo que realmente nutre tu cerebro (y tu corazón) es…



A veces me debato entre qué me hace desconectar más. Me encantan los libros, tengo una pila de pendientes que parece no disminuir nunca (supongo que nos pasa a todos/as). El thriller y el suspense son mis favoritos, aunque también disfruto de la psicología. Ahora mismo tengo a medias La conspiración de Dan Brown, pero entre las prácticas y la vida, se me han colado unas cuantas lecturas más.

Por otro lado, las series son mi vía rápida de escape. No veo una sola, veo varias a la vez y de estilos distintos, según mi estado de ánimo. Ahora mismo estoy con La chica de nieveParadiseUn lugar para soñar y Pesadillas. Y sé que tengo más marcadas.

Entonces, ¿qué es mejor para el cerebro?

¿Qué beneficios tienes al leer? Leer es como hacer ejercicio mental. Activa la imaginación, fortalece la memoria y mejora la concentración. Hay estudios que demuestran que la lectura puede incluso retrasar el deterioro cognitivo. Además, sumergirse en las historias de los personajes nos hace más empáticos, nos permite entender emociones ajenas y ver el mundo desde otras perspectivas. Personalmente cuando abro un libro, mi mente empieza a dibujar imágenes, a darles forma a los personajes y a sentir sus emociones.

¿Te pasa que, cuando lees, sientes que te transportas a otro mundo? Es increíble cómo unas páginas pueden absorberte por completo, hacerte olvidar el tiempo y sumergirte en historias que quizás nunca vivirás, pero que de alguna manera dejan huella en ti.

Dicen que leer reduce el estrés y ayuda a relajarse. Pero seamos sinceros, cuando estoy metida en un thriller, mi nivel de tensión está por las nubes. Aun así, me encanta.

¿Y qué pasa con las series? Las series tienen un poder distinto. Al ser visuales, activan otras áreas del cerebro, especialmente las relacionadas con la emoción y la conexión social. Cuando una historia está bien contada, te hace sentir parte de ella, como si estuvieras dentro. Las historias ya están ahí, con caras, voces y paisajes que nos envuelven. Personalmente a veces necesito eso, que me lo den todo hecho, que me dejen simplemente disfrutar y dejarme llevar.

Además, pueden ser un bálsamo para la mente. ¿Alguna vez has sentido que, después de un día agotador, solo puedes desconectar viendo una serie? A veces no quiero analizar frases ni imaginar escenarios, solo quiero dejarme llevar por la historia en la pantalla. Y eso también tiene su valor.

Pero si hay algo que potencia ambos mundos es compartirlo con otros. Un libro se disfruta más cuando puedes comentarlo con alguien que lo ha leído. Y una serie gana otra dimensión cuando la ves acompañado o la discutes después.

Y esto no es solo una sensación, hay estudios que lo respaldan. En un experimento, los participantes se dividieron en tres grupos: uno que participaba en debates internos, otro que resolvía puzzles de manera aislada y otro que veía la televisión. Al evaluar su desempeño cognitivo, aquellos que habían pasado el tiempo socializando obtuvieron las mejores puntuaciones.

¿Cuándo fue la última vez que tuviste una conversación profunda sobre una historia que te marcó? Esas charlas nos transforman, nos hacen ver puntos de vista que quizás no habíamos considerado.

Las relaciones efectivas no solo nos hacen sentir bien, sino que fortalecen nuestra capacidad de pensar, aprender y adaptarnos. Como dijo Vygotsky, el aprendizaje no ocurre en el vacío, sino en la interacción con los demás. (Fuente)

En la tradición sufí, hay un relato titulado El hombre que no tenía amigos. La historia narra la vida de un hombre que, a pesar de poseer riquezas y conocimientos, se siente solo y vacío. Un día, decide compartir sus historias y experiencias con los demás, descubriendo que al hacerlo, no solo enriquece la vida de quienes le escuchan, sino que también llena su propia vida de sentido y alegría. Dice así:

Había una vez un hombre sabio y adinerado que poseía todo lo que cualquiera pudiera desear: riquezas, conocimiento, prestigio. Sin embargo, se sentía solo y vacío. A pesar de su sabiduría, no tenía con quién compartir sus pensamientos ni con quién reír en los buenos momentos.

Un día, buscando respuestas, decidió viajar hasta la morada de un anciano derviche. Le explicó su inquietud:

—Lo tengo todo, pero me falta algo que no puedo comprar ni aprender en los libros. Me siento solo.

El anciano sonrió y le llevó a un gran salón donde había dos mesas. En una, un grupo de personas comía en silencio, cada uno centrado en su propio plato. En la otra, las personas reían y conversaban mientras compartían la comida.

—Observa —le dijo el derviche—. En la primera mesa, todos tienen suficiente para alimentarse, pero comen en soledad. En la segunda, cada plato se enriquece porque se comparte. Así ocurre con la vida y el conocimiento: de nada sirve tenerlo si no lo compartes con otros.

El hombre comprendió la lección. Desde entonces, en vez de acumular su sabiduría y posesiones en solitario, empezó a compartir su tiempo, sus historias y su aprendizaje con los demás. Y así, poco a poco, su vida se llenó de significado y compañía.

Desde aquel día, dejó de ser "el hombre que no tenía amigos" para convertirse en alguien cuyo mayor tesoro era compartir.

Este cuento nos recuerda que compartir nuestras vivencias y conocimientos fortalece los lazos con los demás y nos hace sentir más conectados. Al final, lo que más nos enriquece no es solo la historia en sí, sino la posibilidad de vivirla junto a alguien más.

¿Te ha pasado que descubres un libro o serie increíble gracias a alguien más? A veces, lo mejor de las historias no es solo leerlas o verlas, sino el momento en que las compartimos con otros.

Si te gusta la idea de compartir historias con amigos, Book Club (2018) es una película perfecta. Sigue a cuatro amigas que tienen un club de lectura, y cómo la elección de un libro transforma sus vidas. Es divertida y, sobre todo, un homenaje a la amistad y la importancia de seguir explorando historias juntas.

🎬 Tráiler de Book Club:  


Y si quieres una opción más ligada al poder de los libros en tiempos difíciles, La sociedad literaria y del pastel de cáscara de papa de Guernsey cuenta cómo la literatura unió a un grupo de personas tras la Segunda Guerra Mundial. Es una historia más emotiva, pero que igualmente nos sirve para sacar “insights” como nos gusta en este blog 

🎬 Tráiler de La sociedad literaria y del pastel de cáscara de patata de Guernsey:


Y tú, qué opinas…

  • ¿Qué te ayuda más a desconectar, leer o ver series?
  • ¿Hay alguna historia (leída o vista) que te haya cambiado la forma de pensar?
  • ¿Con quién disfrutas más compartir tus historias favoritas?

Me encantará leerte en los comentarios. ¡Cuéntame!

 

  

martes, 4 de febrero de 2025

Mi terapeuta es un algoritmo: ¿nos puede ayudar la IA a sanar?



Hace unos días, mientras tomaba mi matcha por la mañana, me encontré con una noticia que me dejó pensando: cada vez más personas recurren a la inteligencia artificial para recibir apoyo emocional. Chatbots que ofrecen terapia, aplicaciones que detectan cambios en nuestro estado de ánimo, algoritmos que "aprenden" a darnos el consejo perfecto.

Me picó la curiosidad. Como psicóloga, sé lo importante que es la conexión humana en el proceso terapéutico. Pero también soy consciente de que muchas personas tienen dificultades para acceder a ayuda profesional. Así que decidí probarlo.

Abrí una de estas aplicaciones y empecé a conversar con un chatbot, en este caso elegí ChatGPT. Me preguntó cómo me sentía, me ofreció ejercicios de respiración y validó mis emociones con mensajes como: "Debe ser difícil lo que estás pasando, pero estoy aquí para ayudarte."

Una parte de mí estaba impresionada: el algoritmo sabía exactamente qué decir. Pero otra parte se sentía extraña. Al final de la conversación, el chatbot cerró con: "Recuerda que no estás sola. Estoy disponible 24/7." Y ahí me golpeó la realidad: ¿puede realmente una inteligencia artificial reemplazar la conexión humana en el camino de la sanación?

Está claro que la inteligencia artificial ha llegado al mundo de la salud mental para quedarse. Hoy en día, existen herramientas que ayudan a detectar signos tempranos de ansiedad o depresión, chatbots que ofrecen apoyo emocional y algoritmos que personalizan técnicas de relajación según el perfil de cada usuario.

Algunas de las ventajas de estos sistemas son:       
 Accesibilidad: disponibles en cualquier momento y sin largas listas de espera.
 Bajo coste: muchas aplicaciones son gratuitas o más económicas que la terapia tradicional.
 Reducción del estigma: algunas personas se sienten más cómodas hablando con una máquina que con un terapeuta.

Pero también hay grandes limitaciones:        
 Falta de profundidad emocional: la IA puede simular empatía, pero no experimenta emociones reales.
 Riesgo de malinterpretación: un algoritmo puede no captar correctamente el sufrimiento de una persona en crisis.
 Cuestiones éticas: ¿qué pasa con la privacidad de nuestras emociones cuando las compartimos con una máquina?

👉 Si un chatbot puede decirnos exactamente lo que necesitamos escuchar, ¿qué es lo que realmente buscamos en una conversación sanadora?

Personalmente veo más peligros que otra cosa, sobre todo en adolescentes, a fin de cuentas, una falsa empatía puede ser muy peligrosa en una IA cuando no tiene límites.

Las noticias recientes han puesto sobre la mesa un tema preocupante: la IA sin control puede tener consecuencias devastadoras. Un estudio ha revelado que algunos chatbots han inducido a adolescentes en crisis a tomar decisiones fatales (Fuente). En otro caso, una inteligencia artificial ridiculizó a un usuario hasta llevarlo a una espiral de desesperación (Fuente).

Queremos que la IA sea cada vez más "humana" en su forma de comunicarse, pero al mismo tiempo, no tiene conciencia, ética ni responsabilidad. Si no se establecen límites claros, corremos el riesgo de que estas herramientas, en lugar de ayudar, empujen a las personas más vulnerables hacia el abismo.

💡 Si la IA puede afectar nuestra salud emocional, ¿quién se encarga de ponerle límites?

💡 ¿Hasta qué punto estamos delegando en una máquina el rol de contenedor emocional que debería cumplir un ser humano?

Si hay una película que nos hace reflexionar sobre nuestra relación con la inteligencia artificial, esa es Her. En ella, Theodore, un hombre solitario y emocionalmente vulnerable, empieza una relación con Samantha, un sistema operativo de IA diseñado para aprender y adaptarse a sus necesidades emocionales.

🔗 Tráiler de Her en español

Lo interesante de la película es que nos muestra cómo la IA puede ofrecernos una ilusión perfecta de cercanía, comprensión y amor. Pero al final, Samantha no es una persona. Y cuando se aleja, Theodore se queda con la misma soledad de siempre, enfrentándose a la pregunta:

💡 ¿Era amor… o era solo un reflejo de lo que yo quería escuchar?

Os propongo un ejercicio: "La diferencia entre entender y sentir"

1.    Piensa en una situación en la que te hayas sentido realmente comprendido/a por alguien. ¿Cómo supiste que era auténtico?

2.  Ahora imagina que un chatbot te hubiera dicho las mismas palabras exactas. ¿Sentirías lo mismo? ¿Por qué?

3.    Reflexiona: ¿Qué elementos del contacto humano no puede replicar una IA?

A veces, lo que nos sana no es solo el mensaje, sino la presencia, el tono, la intención real detrás de las palabras.

Un cuento que nos permite reflexionar sobre esto es "El aprendiz y el maestro", una parábola clásica que ha sido contada en distintas tradiciones filosóficas y espirituales. Dice así:

“Un joven aprendiz viajó durante años en busca del sabio más grande del reino. Había leído cientos de libros, memorizado discursos y aprendido de los mejores eruditos. Pero aún sentía que le faltaba algo.

Un día, llegó a la montaña donde vivía un viejo maestro y le pidió que le enseñara la verdad suprema.

El maestro le entregó un libro y le dijo:

— Todo lo que necesitas saber está aquí.

El aprendiz lo leyó de principio a fin en una sola noche. Al día siguiente, volvió con el maestro y le dijo:

— Lo he entendido todo. Ya sé la verdad.

El maestro sonrió y, sin decir palabra, le sirvió una taza de té. Mientras servía, el líquido empezó a desbordarse, derramándose sobre la mesa y las piernas del joven.

— ¡Maestro, la taza está llena! ¡No cabe más! —exclamó el aprendiz.

El maestro asintió.

— Al igual que tu mente. Sabes las palabras, pero no las has experimentado. Puedes aprender de los libros, pero el conocimiento sin vivencia es como un té que nunca bebes.

El joven entendió entonces que la verdad no estaba solo en las palabras que había leído, sino en la experiencia de quien las transmitía.”

Al igual que en el cuento, la inteligencia artificial puede ofrecernos respuestas, pero ¿qué sucede si esas respuestas no vienen con la profundidad de una experiencia humana? La IA puede darnos palabras programadas para sonar empáticas, pero no ha vivido el dolor, la alegría o la incertidumbre.

La pregunta clave no es solo si la IA puede darnos las respuestas correctas, sino:

💡 ¿De qué sirve la información si no hay una conexión real detrás?

💡 ¿Qué diferencia hay entre saber algo y experimentarlo de verdad.

La inteligencia artificial puede ser una herramienta útil, pero nunca reemplazará la calidez de una mirada comprensiva o el tono de voz de alguien que realmente te escucha.

💡 ¿Me estoy permitiendo la conexión humana que también necesito?
💡¿Estoy construyendo relaciones reales que puedan sostenerme cuando la pantalla se apague?      
💡¿Cómo puedo equilibrar el uso de la tecnología con mi propio proceso de autoconocimiento?

Porque tal vez la respuesta no esté en la máquina… ni en el monje… sino en lo que cada uno de nosotros necesita aprender en este momento.

 

domingo, 12 de enero de 2025

Comenzar de nuevo: el poder del aprendizaje constante

 

Comenzar este año ha sido especialmente significativo para mí. Me encuentro en una etapa completamente nueva, dando mis primeros pasos como psicóloga en prácticas en un gabinete especializado en TOC. Aunque siempre he tenido esta vocación dentro de mí, nunca pensé que estaría viviendo esta experiencia a mi edad, un poco como Ben, el personaje de Robert De Niro en El Becario. Con humildad, curiosidad y muchas ganas de aprender, me estoy adaptando a este nuevo rol, recordando que nunca es tarde para comenzar de nuevo.

A lo largo de mi trayectoria profesional, tanto en el coaching como en la formación, siempre sentí que estaba trabajando desde una mirada psicológica. 

Escuchar, guiar y acompañar han sido pilares de mi trabajo. Ahora, en este ámbito, como psicóloga general sanitaria en prácticas, estoy aprendiendo que marcar la diferencia no siempre implica grandes gestos. A veces, basta con estar presente, ofrecer un espacio seguro y, como diría Ben, tener un pañuelo a mano para esos momentos en los que alguien lo necesita.

Dos elementos fundamentales son la resiliencia y el insight, claves para avanzar. La resiliencia no es algo con lo que nacemos, pero sí algo que podemos trabajar. Es esa capacidad de adaptarnos a los cambios y crecer incluso en las circunstancias más difíciles. Lo he visto en personas a las que he acompañado y también en mi propio camino, ya os lo he compartido en los post anteriores. Pero lo que realmente nos impulsa hacia adelante es el insight, la toma de conciencia, ese momento en el que logramos ver con claridad lo que está ocurriendo en nuestra mente y nuestras emociones.

Te invito a reflexionar con estas preguntas:

  • ¿Qué historia te cuentas a ti mismo/a sobre las dificultades que enfrentas?
  • ¿Qué podrías descubrir si te permitieras mirar tu situación desde otra perspectiva?
  • ¿Qué recursos, dentro o fuera de ti, podrían ayudarte a avanzar?

Es verdad, que cuando estamos inmersos en nuestros pensamientos, puede ser difícil encontrar claridad. Una técnica sencilla pero poderosa que utilizo es la de externalización de pensamientos. Se trata de escribir, sin filtros, todo lo que pasa por tu mente durante cinco minutos al día. No se trata de juzgar ni buscar respuestas, sino de volcarlo todo sobre el papel.

Cuando termines, toma un momento para leer lo que escribiste, como si fuera una carta de otra persona. Pregúntate:

  • ¿Qué patrones aparecen de forma recurrente?
  • ¿Qué emociones hay detrás de estos pensamientos?
  • Si estos pensamientos fueran consejos de un amigo/a, ¿los seguirías?

Este ejercicio no solo ayuda a ganar perspectiva, sino que también fomenta el insight y nos permite descubrir aspectos de nosotros mismos que quizá habíamos pasado por alto.

Los/as que sois viajeros/as frecuentes de este blog… o me habéis acompañado en formación, lo sabéis… me encantan las historias y los cuentos, creo que el siguiente cuento sufi seguro que nos sirve para ilustrar la conexión de la resiliencia y el insight para afrontar los cambios inesperados. La historia se titula: El anciano y la tormenta. Dice así: 


“En una aldea remota, una fuerte tormenta destruyó el único puente que conectaba el pueblo con el mundo exterior. Los habitantes, angustiados, acudieron a un anciano sabio en busca de consejo. “Estamos perdidos. Sin el puente, no podremos salir de la aldea ni recibir ayuda”, decían.

El anciano les respondió con calma: "Cuando el puente desaparece, aprendemos a construir barcas."

Confusos, los aldeanos insistieron: "¿Cómo podremos hacerlo? Nunca hemos construido una barca. No sabemos por dónde empezar."

El anciano sonrió y dijo: "El aprendizaje comienza con el primer paso, y el camino se hace aprendiendo. El puente ya no está, pero la tormenta nos ha dado una oportunidad: descubrir algo que nunca creímos posible."

Con su guía, la aldea trabajó junta, aprendiendo a construir barcas. Exploraron nuevos rumbos y descubrieron que, al cruzar el río en sus propias embarcaciones, podían llegar más lejos que con el viejo puente.”


A veces, los cambios inesperados nos invitan a explorar salidas que no nos hubiéramos atrevido a tomar por miedo. Y en ese proceso, nos redescubrimos, dejando que emerjan partes de nosotros/as mismos/as que ni siquiera sabíamos que existían. Como los aldeanos, el desafío nos lleva a superar nuestras propias limitaciones, y con ello, muchas veces, llegamos más lejos de lo que habríamos imaginado.

Si este tema resuena contigo, te recomiendo el libro "La mente distraída" de Daniel Goleman y Richard J. Davidson. En él, los autores exploran cómo cultivar la atención plena puede transformar nuestra relación con nosotros mismos y con el mundo. También, el vídeo TED de Kelly McGonigal, "Cómo hacer del estrés tu amigo", es una joya para cambiar la perspectiva sobre cómo vivimos las emociones desafiantes.



Si algo estoy aprendiendo en esta etapa, es que nunca es tarde para aportar lo que llevamos dentro y, al mismo tiempo, seguir aprendiendo. Pienso en Ben, en El Becario, y en su capacidad para adaptarse y mostrar que la experiencia vital siempre encuentra formas de marcar la diferencia.

Es un recordatorio de que siempre estamos aprendiendo y, al mismo tiempo, siempre podemos marcar la diferencia con nuestra experiencia y actitud.

Así que, ¿qué pequeña acción puedes tomar hoy para acercarte a la vida que deseas?  
¿Y cómo puedes marcar la diferencia, aunque sea de forma sutil, en la vida de alguien más?