Mi hijo Erik termina infantil.
Y aunque aún no sabemos si seguirá con su clase o será de los que se mezclen, en su cole lo tienen claro: este paso importa.
Le han dedicado todo un trimestre. Para entender. Para despedirse. Para crecer por dentro.
Porque no es solo cambiar de aula.
Es dejar atrás a una profe que los ha acompañado con amor durante años.
Es dejar atrás a esa profesora a la que adoran, con la que han pasado años.
Es pasar de tener una persona que los conoce con una sola mirada… a tener muchos profesores.
Es pasar de una mirada que los conoce a tener varios adultos que los verán por primera vez.
Es empezar con deberes. Con más normas. Con esa mirada más “responsable” sobre lo que les rodea. Con esa sensación de que “ahora sí, empieza lo serio”.
Y es vivir, casi sin saberlo, uno de sus primeros grandes cambios de etapa.
Y entonces lo pienso…
Nosotros también cambiamos de etapa.
Cambios de trabajo, de ciudad, de relaciones, de rol, de perspectiva.
A veces con ganas. A veces sin darnos cuenta. Otras con miedo. Muchas… sin darnos tiempo para mirar lo que dejamos atrás.
Pero ¿cuántas veces, como adultos, nos damos el tiempo de prepararnos para esos cambios?
¿Cuántas veces paramos para hacer balance, agradecer, cerrar… y seguir?
Los niños/as cierran su ciclo con cuentos, canciones y murales.
Y nosotros, ¿cómo lo hacemos? Porque muchas veces, simplemente,… pasamos pantalla o vamos con el piloto automático.
Os propongo dos propuestas para parar, integrar y proyectar:
1️ Mural de cierre: para mirar hacia atrás con intención
Una forma sencilla y poderosa de poner en valor lo vivido.
Puedes hacerlo solo/a o en familia, en papel, en digital o en tu mente… pero hazlo.
¿Qué puedes incluir?
- Una foto o imagen de algo que marcó este ciclo o etapa.
- Una palabra que represente un aprendizaje.
- Un símbolo de algo que eliges dejar atrás.
Preguntas para hacerte:
- ¿Qué quiero agradecer de esta etapa?
- ¿Qué he aprendido de mí que antes no veía?
- ¿Qué merecería un aplauso si pudiera verme desde fuera?
2️ Mural para visualizar: para imaginar lo que viene con sentido
No se trata de preverlo todo, sino de darle dirección a tu energía.
Puedes usar un tablero físico, una hoja en blanco… o herramientas digitales como Canva (tiene plantillas muy visuales y chulas para crear tu vision board).
Pero si eres como yo… te encantará hacerlo a mano:
✂️ Tijeras, pegamento, chinchetas de colores, corcho, fotos impresas, algún pin… incluso un objeto que represente un logro o deseo.
🎵 Y si además lo haces con tu música de fondo, mejor que mejor. Porque esto también va de sentirlo.
Trabajar con los tres sistemas sensoriales —visual, auditivo y kinestésico— hace que esta experiencia no solo sea creativa, sino profundamente transformadora.
¿Qué puedes colocar en tu mural de visión?
- Una palabra que quieras cultivar.
- Una imagen que te conecte con la vida que deseas.
- Un compromiso contigo.
Preguntas para profundizar en el mural:
- ¿Qué me gustaría sentir al terminar esta nueva etapa?
- ¿Qué quiero hacer diferente esta vez?
- ¿Qué me recuerda que lo importante es avanzar, no correr?
Un cuento corto, para cerrar...
Una niña paseaba por la sabana con su abuelo.
—¿Por qué los elefantes no corren como las gacelas? —preguntó.
—Porque saben que llegar no es lo importante —respondió él—.
Lo importante es recordar cada paso.
Hoy Erik da un paso
Y yo también.
Quizá este sea un buen momento para dejar de correr y mirar ese paso con más atención.
Porque las etapas no se saltan. Se viven. Se cierran. Se honran.
Y tú…
- ¿Estás cerrando alguna etapa? ¿O abriendo una nueva?
- ¿Te has parado a mirar lo que has aprendido antes de seguir?
- ¿Cómo sería para ti cerrar con consciencia… y abrir con intención?
No siempre hay murales, ni canciones, ni cuentos.
Pero hay pasos.
Y cada paso, si se honra, transforma.
#RutRoncal
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