Dentista... palabra que hace que a much@s de nosotr@s se nos pongan "los pelos como escarpias"... de pronto el sonido del torno aparece en nuestros oídos, notamos la tensión de los separadores de los "mofletes", y de fondo el ruido constante del aparato que absorbe la saliva ...
Personalmente, hace ya unos años encontré un truco para relajarme en la consulta... un truco que hoy me gustaría compartir para que si a alguno de vosotr@s le interesa probar cómo modular su nivel de ansiedad sin necesidad de anestesia, lo intente.
La clave (para mi) es aplicar el primer principio del círculo de influencia: ¿puedo modificar la situación? (no vale decir, sí claro, puedo elegir no ir al dentista... :) ), evidentemente no puedo elegir qué instrumentos va a utilizar el dentista, cuánto tiempo va a estar dentro de mi boca, ni tan si quiera cuánto de intenso va a ser el dolor... lo que sí puedo elegir es en dónde voy a focalizar mi atención.
Yo elijo centrarme en la comodidad del sillón, en prestar atención en cada uno de mis músculos y cómo están apoyados en el sillón de la consulta.
Yo controlo mi respiración y sin obsesionarme me dedico a observarla y a darme cuenta de cada inspiración y espiración, (con calma, sino yo mism@ puedo provocarme una hiperventilación), ...
Y cuando siento que estoy poniendo mi atención en cualquiera de los otros sonidos de la consulta... sin agobiarme presto atención en la comodidad del sillón de nuevo, en cómo tengo puestas mis manos cruzadas sobre mi estómago y en cómo éstas acompañan a mi respiración...
Siguiendo estas pautas,... nos conseguiremos relajar... ¿lo queréis probar?
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