viernes, 28 de marzo de 2025

¿Estamos rindiendo por fuera mientras nos apagamos por dentro?

 Reflexiones sobre bienestar, trabajo y lo que no se ve en los informes

Ha salido el informe Gallup 2025 sobre felicidad y bienestar… y surgen algunas preguntas:

¿Por qué ahora los jóvenes se sienten menos felices que hace una década?
¿Qué pasa cuando seguimos funcionando… aunque por dentro estemos desconectados?
¿Y si estuviéramos normalizando la desconexión emocional como parte del mundo adulto y profesional?

El World Happiness Report 2025 lo deja claro:         
La felicidad subjetiva está descendiendo, especialmente entre los menores de 30 años.
La productividad se mantiene, pero el bienestar no.

Personas que rinden, que cumplen, que avanzan…
Pero algo dentro está más apagado.
Y muchas veces, nadie lo nota. Ni siquiera uno/a mismo/a.

Os invito a leer esta cuento zen, La lámpara y el aceite a ver qué nos inspira:

“Un viajero llegó al templo buscando respuestas. Estaba agotado, pero quería seguir avanzando.         

El maestro le entregó una lámpara de aceite encendida.    
— Mientras tengas luz, sigue tu camino —le dijo.

El viajero caminó durante horas, confiado.  
Pero no se dio cuenta de que el aceite se estaba agotando.            
No lo miró, no lo repuso.        
Solo siguió caminando.

Cuando la llama se apagó, se encontró en la oscuridad.     
Desorientado, sin fuerza, sin saber cómo regresar.

Al volver al templo, el maestro le dijo:

— A veces no es la falta de camino lo que nos detiene…     
Es que olvidamos cuidar la fuente de luz”.

¿Cuánto hace que no miras cuánto aceite te queda… antes de seguir encendiendo la lámpara de todos los días?

En las empresas también pasa, el World Happiness Report 2025 advierte de una tendencia global: la satisfacción vital baja, incluso en personas que mantienen sus niveles de productividad.        
Estamos “cumpliendo”, pero emocionalmente desconectados. Y esto no es solo un asunto individual. También es organizacional.

El artículo del Observatorio RH lo plantea con claridad:

“La desconexión emocional puede ser más perjudicial que la rotación voluntaria.”

Porque quien se va, al menos ha tomado una decisión.      
Pero quien se queda sin ilusión, sin vínculo, sin propósito… sigue ahí.       
Cumple. Pero se ha desconectado.

Y no basta con motivar.         
Hay que acompañar, escuchar, prevenir y cuidar.

¿Qué están haciendo ya algunas organizaciones? Cada vez más empresas están incorporando formaciones en Primeros Auxilios Psicológicos (PAP).

Estas formaciones no están pensadas para convertir a nadie en terapeuta, sino para crear una cultura organizacional más humana.

🔹 ¿Qué aportan?

  • Herramientas para detectar señales de sufrimiento emocional
  • Estrategias para acompañar sin invadir ni juzgar
  • Claves para saber cuándo y cómo derivar
  • Espacios para hablar de lo emocional sin miedo ni etiquetas

Cuando una organización forma a sus equipos en esto, no solo está cuidando a su gente.
Está construyendo confianza, pertenencia y sostenibilidad emocional.

Vamos ahora con una técnica breve: El semáforo emocional

Haz una pausa. Respira. Y pregúntate en qué color estás hoy:

🔴 Rojo: estoy agotado/a, saturado/a, me cuesta sostenerme       
🟠 Ámbar: voy tirando, pero noto que algo no está bien    
🟢 Verde: me siento en equilibrio, presente, con energía

  • ¿Cuál ha sido el color más frecuente esta semana?
  • ¿Qué parte de ti necesita atención antes de seguir avanzando?
  • ¿Estoy funcionando… o estoy realmente presente?            
  • ¿Qué parte de mí estoy dejando fuera para poder seguir rindiendo?
  • ¿Y si no necesito más esfuerzo, sino más conexión?           
  • ¿Qué pasaría si empezáramos a hablar de esto… antes del colapso?

Los documentos de referencia que os recomiendo son:

📎 World Happiness Report 2025 – Gallup   
📎 Desconexión emocional: ¿qué pueden hacer las empresas? – Observatorio RH            

No es solo salud mental.        
Es humanidad, sostenibilidad emocional, y sentido.

A veces no hace falta otro plan.        
Hace falta parar, mirarse… y recargar la lámpara antes de que se apague.

Y tú, ¿cuánto aceite llevas acumulando sin mirar?

A veces seguimos sin darnos cuenta que hace tiempo que estamos a oscuras… 

Te leo en comentarios

martes, 25 de marzo de 2025

¿Y si no esperamos 10 años para pedir ayuda?

 


A veces no estamos mal del todo, pero tampoco bien. Lo sentimos en el cuerpo, en la energía, en la forma de responder a los demás… pero seguimos. Seguimos funcionando, resolviendo, cumpliendo.

Y cuando por fin paramos, puede que haya pasado más tiempo del que nos atrevemos a admitir.

Yo misma tengo la suerte de contar con dos grandes pilares que me acompañan en mi propio camino: mi coach Beatriz Ajenjo y mi psicóloga Edurne Sainz-Ezquerra. Recurro a ambas, según el momento que estoy viviendo, y en ambas me apoyo.
Porque no espero a que todo esté roto para mirar hacia dentro.

Y no, no siempre es fácil pedir ayuda. Pero a veces lo más difícil no es hacerlo, sino reconocer que la necesitamos.

A ver qué nos invita a reflexionar la siguiente lectura, un cuento sufí titulado “El fuego y el espejo”, dice así:

Un discípulo se acercó a su maestro con cierta incomodidad:         
— Siento que algo me pesa… pero no sé qué es.

El maestro le entregó un espejo y le dijo:                 
— Mírate.

El discípulo lo observó y respondió:   
— Está empañado, no se ve nada.

— Así vivimos muchos —dijo el maestro—. Con el espejo interior cubierto por el juicio, el ruido, el miedo o el cansancio.        
Hasta que no lo limpiamos, no nos vemos.   
Y hasta que no nos vemos, no sabemos qué necesitamos.  
Ni nos atrevemos a pedirlo.

 A veces el primer paso no es hablar. Es parar, mirarse y reconocer.

La cuestión es, ¿Cuánto tiempo tardamos en pedir ayuda? Según el estudio de Labrador et al. (2011):

  • La media de tiempo para pedir ayuda en casos de ansiedad, depresión o trastornos adaptativos es de 4 años.
  • En el caso de la ansiedad generalizada, puede llegar a 10–15 años.

Años en los que todo sigue funcionando… pero no bien. Y durante ese tiempo, el impacto se va extendiendo:

  • En nuestras relaciones
  • En nuestra capacidad de concentración y motivación
  • En nuestra energía y autoestima
  • En nuestra forma de estar en el mundo

¿Y si pedir ayuda fuera parte del autocuidado y no solo una medida de emergencia?

Una nueva figura: el psicólog@-coach del bienestar

Cada vez más organizaciones están apostando por una figura híbrida, más cercana y preventiva. Una persona que:

  • Forma en primeros auxilios psicológicos y psicoeducación (inteligencia emocional, asertividad, mindfulness, gestión de conflictos, comunicación, etc).
  • Acompaña procesos de desarrollo, motivación y orientación a objetivos a través de procesos de coaching.
  • Interviene terapéuticamente si es necesario.

Una figura profesional, humana, que está cerca. Que no espera al colapso, que no necesita un diagnóstico para escuchar, que está ahí para prevenir, enfocar y sostener. Esta figura puede ser externa o interna, pero ya empieza a estar presente en las estructuras de las organizaciones (da igual el tamaño) que se preocupan del bienestar de sus empleados/as.

Ahora bien, ¿cómo saber si yo lo necesito? Os propongo una técnica sencilla, se llama: El escáner emocional silencioso.

Cierra los ojos un momento y haz tres respiraciones profundas.    
Imagina que tienes un escáner invisible que recorre todo tu cuerpo muy lentamente, desde la cabeza hasta los pies.

No está buscando síntomas físicos, sino señales internas.  
Sensaciones sutiles. Pequeños mensajes que quizás llevas tiempo ignorando.

🔹 ¿Dónde hay tensión que ya no es nueva, pero que se ha normalizado?           
🔹 ¿Dónde sientes peso, rigidez, agitación?
🔹 ¿Dónde notas ausencia de energía?

Ahora, amplía la atención hacia dentro, más allá del cuerpo físico. Pregúntate:

🔹 ¿Qué señales estoy ignorando porque todavía “puedo con todo”?       
🔹 ¿Qué parte de mí cree que pedir ayuda es un signo de debilidad?        
🔹 ¿Qué he ganado las veces que sí me permití pedir ayuda?        
🔹 ¿Y si cuidarme antes fuera también una forma de cuidar a los demás?

 A veces, notar o ser consciente de lo que sentimos es el primer paso.     
No necesitas tenerlo todo claro. Solo escucharte un poco más.

🔹 ¿Cuánto tiempo llevas sin parar de verdad a preguntarte cómo estás?
🔹 ¿A quién podrías acercarte hoy, sin esperar a estar peor?         
🔹 ¿Y si normalizáramos pedir ayuda como parte del autocuidado?          
🔹 ¿Qué historia necesitas soltar para permitirte ser sostenido/a?

¿Recordamos la historia de la mascarilla del avión?

Pedir ayuda no es rendirse.   
Es darte permiso para ser honesto/a contigo mismo, sin necesidad de disfrazarlo de fortaleza y a veces estamos tan preocupados de cuidar a los/as que nos rodean que nos olvidamos de tener la energía suficiente para hacerlo... acordaros de la mascarilla... nos la ponemos para poder cuidar. Nos cuidamos porque sino no podemos hacer todo lo demás.

No tienes que elegir entre avanzar o sostenerte.                
A veces, las dos cosas van de la mano.         
Yo lo vivo así: recurro a Bea como coach y a Edurne como psicóloga. Y en ambas encuentro lo que necesito en cada momento.

No esperes a que tu reflejo se borre por completo para mirar hacia dentro. A veces, basta con limpiar un poco el espejo.

Y ¿tú? ¿qué opinas? 

martes, 18 de marzo de 2025

¿Coaching o terapia? Elige el camino que necesitas


 


En los últimos años, he conocido a muchas personas que, en algún momento, han dudado entre iniciar un proceso de coaching o acudir a terapia. Algunas me han dicho: “Quiero mejorar mi vida, pero no sé si necesito un/a coach o un/a psicólogo/a”. Otras, tras años en terapia, sienten que necesitan otro tipo de acompañamiento para avanzar en su vida profesional o personal. Y, por supuesto, hay quienes han confundido ambos términos, creyendo que son lo mismo.

Así que hoy quiero ayudarte a responder esta pregunta: ¿Cuándo elegir coaching y cuándo terapia?Para ilustrarlo, comenzamos con una metáfora, un cuento titulado: La mariposa y el capullo.

"Un hombre encontró un capullo de mariposa y, conmovido por el esfuerzo que hacía la pequeña criatura para salir de su encierro, decidió ayudarla.

Tomó unas tijeras y abrió el capullo para que la mariposa pudiera liberarse con facilidad. Sin embargo, cuando esta emergió, su cuerpo estaba débil y sus alas no tenían fuerza para volar.

Lo que el hombre no sabía era que la lucha por salir del capullo es lo que fortalece las alas de la mariposa. Al no haber atravesado ese proceso por sí misma, nunca pudo volar."

¿Qué nos permite reflexionar esta lectura?:

  • La terapia es el proceso de atravesar la lucha del capullo, enfrentando el malestar, fortaleciéndose desde dentro y desarrollando los recursos necesarios para el futuro.
  • El coaching es el momento en el que, ya fortalecidos, decidimos hacia dónde volar y cómo queremos hacerlo.

En ambos casos, el esfuerzo lo tiene que hacer la mariposa. Si alguien lo hace por ella, o bien nunca podrá volar o, si lo consigue, no llegará lejos. Lo mismo ocurre en nuestros propios procesos:      
🔹 La terapia nos ayuda a fortalecernos y sanar, pero nadie puede hacer el trabajo interno por nosotros.     
🔹 El coaching nos ayuda a enfocarnos y avanzar, pero somos nosotros quienes debemos tomar acción.

¿Qué diferencias hay entonces entre coaching y terapia?

🔹 La terapia…

  • Está enfocada en el bienestar emocional y mental.
  • Trabaja traumas, ansiedad, depresión y patrones de comportamiento.
  • Está dirigida por psicólogos y profesionales de la salud mental.
  • Se centra en el pasado y el presente, ayudando a sanar y reconstruir.

🔹 El coaching…

  • Está orientado a la acción y el logro de objetivos.
  • Trabaja el autoconocimiento, la motivación y el desarrollo de habilidades.
  • No trata patologías ni problemas clínicos.
  • Se enfoca en el presente y el futuro, impulsando cambios concretos.

🔹 ¿Y si necesitas ambas cosas? Hay momentos en los que la terapia y el coaching pueden complementarse, pero siempre con claridad sobre los roles y los límites de cada uno.

Si estamos en un momento de duda, una técnica para elegir puede ser la técnica de Visualización del cruce de caminos. Te invito a probar.

A veces, cuando intentamos tomar una decisión solo desde la lógica, nos desconectamos de lo que realmente sentimos y necesitamos. Para ayudarte a conectar con tu intuición, prueba este ejercicio:

🔹 Busca un espacio tranquilo donde puedas cerrar los ojos y respirar profundamente tres veces.

🔹 Imagina que estás caminando por un sendero. A lo lejos, el camino se divide en dos direcciones. Frente a ti, hay dos carteles:

➡️ Uno dice “Sanar”. Al mirar este camino, notas que no es del todo fácil. Hay momentos de luz, pero también algunos tramos donde la niebla es densa y puede resultar incómodo avanzar. Es un sendero que te invita a mirar de frente lo que te limita, a aceptar lo que duele y a trabajar en ello para liberarte. No es un camino cómodo, pero en el proceso descubrirás recursos internos que antes no habías visto. A lo largo del trayecto, terapeutas y guías aparecen para acompañarte en este viaje de autoconocimiento y transformación.

➡️ El otro dice “Avanzar”. Este sendero es distinto. A primera vista parece más claro, pero a medida que caminas, te das cuenta de que requiere tomar decisiones, asumir responsabilidad y comprometerte con tu propio crecimiento. Aquí, el enfoque no está en mirar al pasado, sino en diseñar el futuro con intención. Es un camino de acción, con desafíos externos, metas por alcanzar y estrategias para potenciar tus habilidades. En él, encuentras coaches y mentores que te ayudan a construir la mejor versión de ti.

🔹 Ahora, párate en el centro de la bifurcación y pregúntate:      

💡 ¿Cuál de estos caminos sientes que necesitas recorrer ahora?            
💡 ¿En qué camino tu cuerpo reacciona con más resistencia o miedo? ¿Y qué puede estar diciéndote esa emoción?           
💡 ¿Qué sendero te genera más claridad y determinación?

📌 Si el camino de la sanación resuena contigo, quizás necesites terapia en este momento. Si el camino del avance te llama, el coaching puede ser la opción adecuada.

📌 Y si sientes que necesitas ambos caminos, recuerda que sanar y avanzar no son excluyentes. A veces, para avanzar, primero hay que sanar. Y en otras ocasiones, avanzar nos ayuda a sanar en el proceso.

💡 Preguntas poderosas para la reflexión

🔹 ¿Qué sentí al imaginar los dos caminos?            
🔹 ¿Cuál de los dos senderos me generó más resistencia? ¿Por qué?      
🔹 ¿Qué creencias tengo sobre la sanación y el crecimiento que pueden estar influyendo en mi decisión?    
🔹 Si no tuviera miedo, ¿qué camino tomaría?

Cuando me certifiqué en coaching, tuve la suerte de contar con Guadalupe Gómez Baides como mi coach y mentora. Su manera de explicar la diferencia entre coaching y terapia siempre me ha parecido clara, honesta y alineada con lo que yo misma transmito.

Si alguna vez te has preguntado “¿necesito un coach o un psicólogo?”, en este video lo explica de una forma que resuena mucho conmigo:

🔗 Cómo saber si necesito un coach o un psicólogo



A veces creemos que debemos elegir entre sanar o avanzar, pero la realidad es que ambos caminos pueden ser necesarios en distintos momentos de nuestra vida.

La sanación no siempre es cómoda, pero nos ayuda a ver lo que nos limita. Y avanzar no siempre es sencillo, pero nos permite descubrir hasta dónde podemos llegar.

Lo importante no es cuál elijas, sino escuchar lo que necesitas en este momento y permitirte recorrerlo con consciencia.

¿Cómo te ha ayudado a ti la terapia o el coaching en tu vida? Cuéntame en comentarios.

jueves, 6 de marzo de 2025

Liderazgo inclusivo: ni de género ni de edad, hablemos de talento


 A lo largo de mi carrera profesional, en los últimos años he desarrollado y participado en diferentes programas de liderazgo femenino. Es una demanda actual en muchas organizaciones, un intento de cerrar la brecha y de fomentar la presencia de mujeres en puestos clave (key positions) y desarrollar planes de carrera para impulsar la igualdad.

Sin embargo, cada vez que trabajo en uno de estos programas, me hago la misma pregunta: ¿Por qué seguimos llamándolo "liderazgo femenino" en lugar de simplemente "liderazgo" o "liderazgo inclusivo"?

De hecho, dentro de estas mismas organizaciones, he visto cómo muchos hombres también se preguntan por qué no pueden participar en estos programas.

Y cuando analizas el impacto, te das cuenta de que el mayor valor no está en el adjetivo "femenino", sino en los elementos que realmente transforman: el coaching, el mentoring y el trabajo en red. Ahí es donde se genera el cambio. Pero cuando se reflexiona sobre el desarrollo de habilidades, la pregunta que queda en el aire es:

🔹 ¿No sería más beneficioso que en lugar de ser un "liderazgo femenino", trabajáramos en un liderazgo realmente inclusivo?

Y es que, al igual que en el liderazgo, en la vida a veces nos aferramos a un único camino, creyendo que la única forma de avanzar es insistir en lo que conocemos.

Pero, ¿y si hubiera otras formas de cruzar el desierto? Reflexionemos con El cuento sufí del río y el desierto.

Un río, que había nacido en las montañas, fluía libremente por valles y praderas. Durante todo su recorrido, había logrado avanzar superando obstáculos. Pero un día, al llegar al desierto, descubrió que sus aguas comenzaban a desaparecer en la arena.

Desesperado, intentó cruzarlo con más fuerza, pero cuanto más lo intentaba, más rápido se evaporaba.

El viento le susurró:    
— No puedes cruzar el desierto de la misma manera en que has viajado hasta ahora. Debes transformarte.

El río dudó. Tenía miedo de perder su identidad. Pero finalmente, dejó que el viento lo elevara en forma de vapor, convirtiéndolo en nubes.

Cuando las nubes llegaron al otro lado del desierto, la lluvia cayó y el río renació con una nueva forma. Había cruzado el desierto, pero no como había imaginado.

Como reflexión, quien se aferra a una única forma de ser, de pensar o de liderar, se evapora en el intento. Solo aquellos dispuestos a transformarse realmente logran avanzar.

Y si queremos un liderazgo fuerte, que no se evapore en la arena de los cambios, debemos dejar de aferrarnos a etiquetas y empezar a hablar de talento.

Entonces, ¿qué deberíamos fomentar?

🔹 Liderazgo sin etiquetas    
Basta de encasillar competencias como "masculinas" o "femeninas", "de la vieja escuela" o "de la nueva generación". Un buen líder no se define por su género o edad, sino por su capacidad de escuchar, adaptarse y conectar con su equipo.

🔹 Talento intergeneracional           
No se trata de imponer un único estilo de liderazgo, sino de aprovechar lo mejor de cada generación. La experiencia aporta visión estratégica, la juventud aporta innovación. Juntos, multiplican el impacto.

🔹 Cambio real, no superficial          
Si solo enfocamos el desarrollo del liderazgo en competencias individuales, sin cuestionar la forma en que lideramos en conjunto, seguimos reforzando un modelo parcial.

Además, no todas las organizaciones están realmente preparadas para un liderazgo con pensamiento crítico. Muchas buscan líderes que encajen en la cultura existente, que mantengan el statu quo y que sean ejecutores eficientes, pero no agentes de cambio.

Hay modelos de liderazgo inclusivo, si bien, el pensamiento crítico es la competencia olvidada.         
Las iniciativas de diversidad y liderazgo inclusivo no sirven de nada si no están acompañadas de una capacidad real para cuestionar el entorno y generar cambios.

Sin pensamiento crítico:

  • La diversidad se vuelve decorativa. No basta con incluir diferentes perspectivas si no se desafían las dinámicas que perpetúan desigualdades.
  • La innovación se estanca. Si solo repetimos discursos sin analizar su impacto, la inclusión se convierte en un fin en sí mismo, en lugar de un medio para mejorar equipos y organizaciones.
  • Se refuerzan liderazgos complacientes. Muchos líderes temen desafiar el statu quo por miedo a la resistencia interna. Sin pensamiento crítico, el liderazgo inclusivo es solo un adorno sin transformación real.

Si queremos transformar el liderazgo, necesitamos pasar de un enfoque individualista a uno sistémico:

  • Que la comunicación efectiva no sea vista como una habilidad de unos pocos, sino una competencia clave para todos.
  • Que la inteligencia emocional no sea un extra, sino parte esencial del liderazgo.
  • Que la adaptación al cambio no sea un requisito para algunos, sino una capacidad compartida.
  • Que el pensamiento crítico sea una competencia esencial para cualquier líder que quiera impactar su organización.
  • Que dejemos de pensar en el liderazgo como una carrera personal y empecemos a verlo como un ecosistema.

Si queremos salvar el planeta, las empresas y nuestras propias organizaciones, necesitamos un liderazgo que piense más como sistema y menos como individuos.

Pero ¿cómo se traduce eso en acciones concretas? ¿Cómo podemos asegurarnos de que no estamos simplemente cambiando nombres sin modificar la realidad?

Para ello, propongo una técnica sencilla y efectiva que ayuda a identificar sesgos, desarrollar talento y proyectar el liderazgo hacia el futuro, es el El Método de los 3 Ecos (nos centramos en nuestro círculo de influencia)

1.      Eco de la Diversidad
🔹 ¿Quiénes están en la mesa de decisiones y quiénes no?          
🔹 ¿Se escuchan todas las voces o seguimos premiando los mismos estilos de siempre?

2.     Eco del Aprendizaje   
🔹 ¿Qué tipo de liderazgo necesitan realmente?   
🔹 ¿Qué habilidades esperan de un líder en el día a día?

3.     Eco del Futuro            
🔹 ¿Cómo será el liderazgo en cinco años?
🔹 ¿Estamos preparando a las personas para lo que viene o solo perpetuamos los modelos de siempre?

¿Cómo avanzar hacia la igualdad real?

🔹 Políticas de igualdad basadas en datos, no en percepciones.  
🔹 Mentoría y patrocinio de mujeres en la alta dirección.
🔹 Flexibilización de horarios para todos, no solo para madres.   
🔹 Evaluaciones de desempeño con métricas objetivas.   
🔹 Mayor conciencia sobre los sesgos en selección y promoción.

¿Esto es de hombres o de mujeres? ¿Es de jóvenes o de seniors? ¿Es algo propio de ciertos países o culturas? Estaréis de acuerdo conmigo en que estamos hablando de PERSONAS. Y ahí es donde realmente deberíamos poner el foco.

Si seguimos formando líderes sin cuestionar el modelo de liderazgo en sí mismo, no estamos generando un cambio real.

Si seguimos viendo el liderazgo como una cuestión de edad en lugar de una cuestión de talento y evoluciónseguiremos perdiendo grandes líderes.

🔹 ¿Cómo sería un liderazgo que realmente integre talentos sin etiquetas?
🔹 ¿Cómo podríamos diseñar programas que no excluyan, sino que potencien la diversidad?
🔹 Si hoy tuvieras que repensar tu forma de liderar, sin basarte en lo que has aprendido hasta ahora, ¿qué cambiarías?

¿Estamos listos/as para dejar atrás las etiquetas y apostar por un liderazgo basado en talento? Te leo en comentarios.

lunes, 24 de febrero de 2025

La salud mental es más que química y más que contexto


La reciente entrevista de Marian Rojas Estapé en El Hormiguero ha reabierto un debate sobre la salud mental. Su enfoque ha sido elogiado por acercar la psicología al público general, pero también ha sido criticado por algunos especialistas, quienes lo consideran demasiado reduccionista, al centrarse casi exclusivamente en la biología y en la regulación del cortisol, dejando de lado el contexto social, emocional y económico.

🔹¿Hasta qué punto la salud mental se puede reducir a neurotransmisores y hormonas?
🔹¿Y hasta qué punto podemos atribuirlo todo solo al contexto y la sociedad?
🔹¿Es realmente necesario elegir un bando?

Cuando surgen debates como este, tenemos dos opciones:

  • Enfrascarnos en la crítica destructiva, desmontando argumentos sin aportar nada nuevo.
  • Adoptar una mirada pragmática, preguntándonos ¿qué podemos rescatar de cada enfoque?

Esto me recuerda un antiguo cuento sufí. El cuento de los ciegos y el elefante

Cuenta la historia que un grupo de hombres ciegos se encontró con un elefante por primera vez. Al no poder verlo, cada uno tocó una parte diferente del animal.

🐘 Uno tocó la trompa y dijo: “Es como una serpiente”.
🐘 Otro tocó la oreja y afirmó: “Es como un abanico”.
🐘 Otro más, al tocar la pata, concluyó: “Es como un árbol”.
🐘 Finalmente, quien tocó el costado del elefante dijo: “Es como una gran pared”.

Cada uno defendía su versión con total certeza, sin darse cuenta de que solo estaban percibiendo una parte del todo.

🔹 ¿Cuántas veces en salud mental hemos caído en este mismo error?

No se trata de elegir quién tiene razón, sino qué funciona. Si algo nos enseña la terapia y el coaching es que lo importante no es quién tiene la razón, sino qué ayuda a la persona que tenemos delante.

Cada enfoque aporta algo valioso:   
 Las neurociencias nos muestran cómo la biología y el funcionamiento del cerebro influyen en nuestras emociones, pensamientos y comportamientos.
 Las teorías psicológicas nos ayudan a comprender cómo procesamos las emociones, cómo se forman nuestros pensamientos y qué estrategias podemos usar para gestionar el bienestar mental.           
 El contexto social nos revela cómo nuestras relaciones, experiencias de vida y el entorno afectan nuestra salud mental y emocional.

Nadie puede negar que el estrés y el cortisol influyen en la salud mental. Pero tampoco podemos ignorar que hay personas en entornos precarios donde la regulación emocional no es suficiente.

🔹 ¿Por qué elegir un solo enfoque cuando podemos integrar lo mejor de cada uno?

Siempre se ha dicho que tener una buena red de apoyo es uno de los mejores profilácticos contra el estrés. En esencia, esto es lo mismo que el concepto de persona vitamina que propone Marian Rojas Estapé: aquellas personas que nos suman, nos motivan y nos inspiran.

🔹 Las personas vitamina generan un impacto positivo en nuestra neuroquímica.
🔹 Nos ayudan a ver posibilidades cuando sentimos que no las hay.
🔹 Nos inspiran, nos sostienen emocionalmente y potencian nuestra resiliencia.

Pero aquí está el matiz clave:     
👉 No basta con tener una persona vitamina si el contexto es tóxico.
👉 Pero un contexto difícil puede ser más llevadero si tenemos personas vitamina a nuestro lado.

Es aquí donde podemos integrar la idea de persona de transición, como lo llamó Stephen Covey en Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Una persona de transición es aquella que:

🔹Rompe con la negatividad y el desgaste emocional del entorno.
🔹No repite patrones de relaciones tóxicas, sino que aporta apoyo y energía.
🔹Transforma la cultura emocional a su alrededor, ya sea en la familia, el trabajo o la vida social.

Pero, como bien explica Covey, para poder generar un cambio en los demás, primero debemos trabajarnos a nosotros mismos. Y aquí volvemos a la metáfora de la mascarilla de oxígeno del avión.

Si alguna vez has viajado en avión, recordarás la instrucción clave en caso de emergencia:

✈️ “Primero colócate tu mascarilla de oxígeno antes de ayudar a otros/as”.

¿Por qué? Porque si no puedes respirar, difícilmente podrás ayudar a los demás. Si te desmayas, nadie se beneficiará de tu intención de ayudar.

Con el bienestar ocurre lo mismo. No podemos ser vitamina para otros si estamos agotados, desbordados o descuidamos nuestras propias necesidades. Queremos apoyar a quienes nos rodean, pero si no cuidamos nuestro propio equilibrio, nos quedaremos sin energía para hacerlo.

¿Cómo convertirnos también en personas vitamina para los demás? Ser una persona vitamina no significa ser perfecto/a ni tener siempre la respuesta correcta. Es más bien generar un impacto positivo en quienes nos rodean, aportando apoyo, calma e inspiración. Pero para lograrlo, primero debemos cuidar nuestro propio equilibrio.

 Escucha de verdad: No para responder, sino para comprender. Pregunta más, habla menos.         
 Sé un reflejo de calma: No necesitas resolver problemas, pero sí transmitir confianza.          
 Inspira sin forzar: Motiva con tu ejemplo, sin imponer ni minimizar las dificultades.
 Crea espacios seguros: Fomenta la confianza y evita el juicio.
 Cuida tu energía: No puedes dar bienestar a otros si no lo cultivas en ti mismo/a.

¿Cómo saber si estamos en equilibrio para ser una persona vitamina? Os propongo hacer un ejercicio, la Rueda del Bienestar. Antes de ayudar a otros, revisemos cómo estamos nosotros/as. ¿Estamos cuidando todas las áreas de nuestra vida o hay alguna que hemos descuidado?

Rueda del Bienestar: ¿Cómo saber si estoy en equilibrio?

🛞 Paso 1: Dibuja un círculo y divídelo en 5 secciones:

  1. Biológico 🧠 → Sueño, alimentación, ejercicio, salud física.
  2. Psicológico 💭 → Pensamientos, emociones, autoestima, gestión del estrés.
  3. Social 🌍 → Relaciones, apoyo, entorno laboral, contexto económico.
  4. Propósito y sentido 🔥 → Motivación, metas, alineación con valores.
  5. Tiempo de descanso y disfrute 🎭 → Ocio, creatividad, hobbies, desconexión.

🛞 Paso 2: Evalúa cada área del 1 al 10        
🔹 ¿Dónde siento más equilibrio y en qué área me falta estabilidad?
🔹 ¿Estoy dedicando suficiente tiempo a cada aspecto o hay un área descuidada?
🔹 Si pudiera hacer un pequeño cambio hoy, ¿cuál sería y cómo lo haría?

Más allá del debate sobre si la perspectiva de Rojas Estapé es válida o no, la verdadera pregunta es:

🔹 ¿Estamos integrando diferentes perspectivas o nos quedamos con la que encaja con nuestra visión?        
🔹¿Cómo podemos aprovechar cada enfoque para mejorar nuestro bienestar y el de quienes acompañamos en terapia o coaching?            
🔹Si hoy tuvieras que hacer un ajuste en tu Rueda del Bienestar, ¿por dónde empezarías?

Te leo en los comentarios:

  • ¿Cómo ha influido tu red de apoyo en tu bienestar emocional?
  • ¿Tienes personas vitamina en tu vida? ¿Y eres una persona vitamina para otros/as?
  • Si hoy pudieras mejorar una parte de tu contexto, ¿cuál elegirías?

¡Hablamos! 😊

lunes, 17 de febrero de 2025

Liderazgo que cuida, equilibra tu salud mental



“One apple a day keeps the doctor away”… Seguro has escuchado la famosa frase “Una manzana al día mantiene al médico en la lejanía”, pero… ¿qué pasa si lo que realmente determina nuestra salud no es sólo lo que comemos, sino el ambiente en el que vivimos y trabajamos?

Llevo tiempo reflexionando sobre esto. Cuando dejé mi anterior trabajo después de más de 22 años, pasé por un torbellino de emociones. No fue una decisión fácil, y aunque hubo muchos factores en juego, lo cierto es que las dinámicas laborales pesan más de lo que creemos. Y lo peor es que muchas veces no nos damos cuenta hasta que nuestro cuerpo empieza a hablar por nosotros/as.

Nos preocupamos por lo que comemos, por hacer ejercicio, por dormir bien… pero ¿cuántas veces nos sentimos agotados/as sin razón aparente? ¿Cuántas veces nos cuesta dormir, estamos irritables o simplemente sentimos que algo no va bien… y lo normalizamos?

Según la doctora Aditi Nerurkar, experta en estrés de Harvard, muchos de los síntomas que experimentamos a diario —insomnio, irritabilidad, fatiga crónica, ansiedad, problemas digestivos— son señales de que el estrés nos está afectando más de lo que creemos. El problema es que, al ser constantes, dejamos de prestarles atención.

Y lo más preocupante: no siempre es el trabajo en sí lo que nos enferma, sino el entorno en el que lo vivimos.

¿Sabías que tu jefe/a impacta más en tu salud mental que tu terapeuta?, No lo digo yo, lo dice la encuesta de Gallup: el 70% de las personas deja su trabajo por su jefe/a, no por la empresa. Parece un dato fuerte, pero si lo piensas, tiene sentido. ¿CuántaHas veces has escuchado (o dicho) frases como:  
🔹 “El ambiente aquí es insoportable, pero no tengo otra opción”           
🔹 “Mi jefe/a no me escucha, no me valora, pero al menos el trabajo es estable”
🔹 “Siempre se ha hecho así, mejor no decir nada”

Y aquí viene la cuestión clave: Pero aquí hay algo clave: la no elección también es una elección.

Es verdad que, en muchas ocasiones, las circunstancias económicas nos obligan a mantenernos en trabajos que no nos hacen felices. Pero no hacer nada también es una decisión. Aceptar un entorno tóxico sin cuestionarlo es seguir reforzando ese sistema.

Y si no somos nosotros/as quienes tomamos la decisión de hacer un cambio, el cuerpo lo hará por nosotros/as. No es casualidad que el estrés crónico esté relacionado con problemas como insomnio, ansiedad, presión arterial alta y enfermedades cardiovasculares.

Escribir este post me recordó un experimento muy revelador, Los monos y la jaula. Un grupo de científicos estudió el comportamiento social de los monos y decidieron colocar un racimo de plátanos en la jaula. Cada vez que un mono intentaba alcanzarlos, los científicos rociaban a todo el grupo con agua helada. Pronto, los monos aprendieron a asociar la acción con la consecuencia y dejaron de intentarlo.

Pero lo interesante vino después. Poco a poco fueron sustituyendo a los monos originales por otros nuevos. Cada vez que uno de los recién llegados intentaba subir por los plátanos, los otros monos lo golpeaban para evitar que lo hiciera, aunque ya no hubiera agua helada. Al final, llegó un punto en el que ninguno de los monos que quedaban en la jaula había experimentado la descarga de agua, pero seguían evitando que los nuevos intentaran subir, simplemente porque así era como siempre se había hecho. Si queréis ver una representación del experimento, la podéis ver aquí

¿Te suena? Es exactamente lo que sucede en muchas empresas. Normalizamos ciertas dinámicas de presión, malas prácticas de liderazgo o ambientes hostiles porque “así son las cosas aquí” o porque “mejor no meterse en problemas”. Pero esto no solo nos desgasta, nos enferma.

Cómo romper el ciclo: técnicas para gestionar el estrés laboral

Harvard ha estudiado el impacto del estrés en el ámbito laboral y propone algunas estrategias para gestionarlo mejor. Aquí te dejo algunas técnicas que pueden marcar la diferencia:

 Reconocer que el estrés laboral no es normal    
Dejar de romantizar la idea de que estar al límite es sinónimo de productividad.

 Fomentar espacios de conexión y apoyo
Al igual que compartir historias nos ayuda a conectar, en el trabajo necesitamos líderes que generen espacios seguros para hablar y mejorar.

 Cuestionar el status quo   
Si algo no está funcionando, ¿por qué seguir aceptándolo? Grandes cambios han empezado con alguien preguntando
 “¿Y si lo hacemos diferente?”.

 Establecer límites claros   
No responder mensajes fuera del horario laboral, aprender a delegar y priorizar el descanso no es signo de “debilidad”, es salud mental.

 Investiga la cultura de la empresa antes de aceptar un trabajo          
Si estás buscando empleo o considerando un cambio, no solo pienses en el sueldo o el puesto, sino en el ambiente en el que vas a estar cada día.
 Revisa plataformas como Glassdoor, donde empleados actuales y antiguos comparten opiniones sobre el ambiente laboral, el liderazgo y las condiciones reales del trabajo. Una entrevista puede mostrarte una cara de la empresa, pero leer experiencias de otros puede ayudarte a evitar caer en entornos tóxicos.

 Técnica de la pausa consciente (Mindful Breaks)          
Cada 90 minutos, tómate 2-3 minutos de pausa consciente. Cierra los ojos, respira profundamente y céntrate solo en la sensación del aire entrando y saliendo. Esto ayuda a reducir la respuesta al estrés y mejora la concentración.

 La regla del 3x3     
Si sientes que el estrés te está desbordando, para y haz 3 respiraciones profundas. Luego, nombra 3 cosas que puedes ver, escuchar y sentir en ese momento. Este ejercicio te devuelve al presente y reduce la ansiedad.

 Revisión de creencias laborales   
Pregúntate: ¿Estoy trabajando bajo presión real o por expectativas autoimpuestas? A veces, el estrés viene de creencias como "tengo que hacerlo todo perfecto" o "si no contesto de inmediato, pensarán que no soy eficiente". Reformular estos pensamientos ayuda a reducir la carga mental.

 Microconexiones en el trabajo     
Investigaciones han demostrado que pequeñas interacciones sociales mejoran el bienestar en el trabajo. Intenta generar al menos una conversación genuina al día con un compañero/a, aunque sea breve. No tiene que ser sobre trabajo (de hecho, preferiblemente que no lo sea), sino sobre cómo están o qué tal su día.

 El ejercicio de la descarga de estrés        
Si sientes que el día ha sido especialmente difícil, antes de dormir escribe en un papel:

  • Qué te estresó hoy
  • Cómo reaccionaste
  • Qué podrías hacer diferente la próxima vez          
    Esto te ayuda a liberar la tensión mental y evitar llevar el estrés al día siguiente.

¿Y si el problema es el liderazgo? Un jefe/a que inspira, escucha y respeta puede cambiar por completo la experiencia de un equipo. Pero cuando eso no sucede, la cultura del miedo, la desmotivación y el estrés se instalan y afectan a todos.

En este punto, me pregunto: ¿Cuántos de los problemas de salud mental en el trabajo vienen de la carga laboral y cuántos del liderazgo?

Si un mal jefe/a puede ser un detonante de estrés, ansiedad e incluso abandono del trabajo, un buen líder puede equilibrar la salud mental de su equipo. Porque, al final, un líder que cuida no solo retiene o fideliza el talento, sino que transforma vidas.

Y ahora dime tú…

🔹 ¿Cómo gestionas el estrés en el trabajo?            
🔹 ¿Alguna vez has trabajado en un ambiente que te hacía sentir atrapado/a, como los monos del experimento?   
🔹Si tuvieras que tomar una decisión hoy para mejorar tu bienestar laboral, ¿cuál sería tu primer paso?

Me encantará leerte en los comentarios. ¡Cuéntame! 😊