viernes, 21 de noviembre de 2025

Entrenar la empatía (sí, se puede entrenar)


 A veces damos por hecho que la empatía “se tiene o no se tiene”. Pero no. La empatía se entrena. Se puede entrenar. Como cualquier habilidad humana, empieza por una toma de conciencia y se fortalece con práctica. (Hay que querer, claro 😉)

Primero, date cuenta. Si te cuesta conectar con lo que siente el otr@, si juzgas rápido, si interrumpes o te descubres más pendiente de responder que de escuchar… probablemente estés algo desconectad@ de tu empatía. La buena noticia es que eso tiene solución.

Después, ten ganas. El deseo genuino de comprender al otr@ es el primer paso. Sin esa intención, la empatía se convierte en simple cortesía o técnica de comunicación.

Y luego, practica. Entrenar la empatía no es imaginar cómo te sentirías tú en la piel del otr@, sino entender cómo se siente el otr@ desde su lugar: con su historia, sus miedos, sus motivos, sus emociones, sus recursos… su todo.

Por tanto, necesitamos:

  • Escuchar más de lo que hablamos.
  • Acercarnos a personas diferentes a nosotr@s.
  • Preguntar sin juzgar.
  • Nombrar las emociones (propias y ajenas).
  • Y, sobre todo, interaccionar con presencia.

La investigación en psicología y neurociencia muestra que la empatía se desarrolla desde la infancia, pero puede fortalecerse en cualquier momento de la vida mediante entrenamiento intencional y exposición a la diversidad emocional y social (Psicoglobal, Psicología y Mente, PubMed).

Porque empatizar no es “sentir lo mismo” que el otr@. Es comprender desde el respeto, sin necesidad de estar de acuerdo.

¿Hasta dónde llega tu empatía?

Existe un ejercicio conocido como la Escala de De Quincey de Empatía, inspirada en el ensayo “Del asesinato considerado como una de las bellas artes” (1827). No es un test científico, sino un desafío mental. Así que, aquí viene el reto 👇

Propone imaginar conductas muy distintas (o incluso chocantes) y describirlas en términos positivos desde la perspectiva de quien las realiza.

El objetivo no es justificar, sino suspender el juicio. Ver si eres capaz de comprender algo sin compartirlo. De mirar el mundo con los ojos del otro… aunque te resulte incómodo.

Ese es el nivel más profundo de empatía cognitiva: el que amplía tu mirada, cuestiona tus límites y te enseña a entender sin aprobar.

El reto dice así:

Explora los límites que tiene tu capacidad de ponerte en el lugar de otra persona. No se trata de expresar tu aprobación o rechazo, sino de descubrir hasta qué punto eres capaz de dejar en pausa todo lo que crees y sientes.

Sugerencia: imagina cada conducta e intenta describirla usando palabras de elogio según el respectivo punto de vista. (Si alguna coincide con tu forma de pensar, pasa a la siguiente).

  1. El boxeo como una práctica deportiva
  2. El colegio como una escuela de adiestramiento canino
  3. La castidad permanente como una opción virtuosa
  4. La pobreza como un estilo de vida alternativo
  5. El robo como un trabajo estable y bien remunerado
  6. La muerte como el fin de la existencia
  7. El humano como dueño legítimo de todo lo que no es humano
  8. El incesto como un comportamiento socialmente aceptado
  9. El canibalismo como un placer culinario
  10. El asesinato como una de las bellas artes

(Inspirado en Thomas De Quincey, “On Murder Considered as One of the Fine Arts”, 1827)

¿Y si además la empatía se convirtiera en acción…?

Jorge Bucay lo resume en Cuentos para pensar:

“La empatía no se practica porque el otro lo merezca, sino porque tú eliges ser diferente.”

Y es justo lo que nos recuerda la película Cadena de favores (una de mis favoritas, y si no la has visto… te la recomiendo encarecidamente): Un niño propone una idea simple —hacer algo bueno por tres personas, pidiéndoles que no lo devuelvan, sino que lo pasen a otros tres—. Un gesto pequeño que cambia vidas.

La empatía empieza en la mente, se siente en el corazón, y solo cobra sentido cuando se convierte en acto.

Porque comprender está bien. Pero actuar desde esa comprensión, es lo que realmente transforma.

Otro día hablaremos de cuándo necesitamos protegernos porque somos demasiado empátic@s… De momento, cultivemos la empatía, que viendo las noticias, parece que andamos un poco escasos, ¿no os parece? 😉

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domingo, 19 de octubre de 2025

Bienestar en la empresa: antes de que sea tarde

 Entramos en la recta final de 2025. Hace un año, muchas compañías señalaron el bienestar emocional como una de las grandes prioridades de este ejercicio. Y sin embargo, hoy me pregunto:

👉 ¿Cuántas han pasado del discurso a la acción? 👉 ¿Cuántas han medido de verdad cómo están sus equipos? 👉 ¿Y cuántas han comprobado el retorno de cuidar… o el coste de no hacerlo?

El informe de SAVIA (abril 2025) lo deja claro:

  • Solo el 33% de empleados recibe servicios de bienestar en su empresa.
  • El 67% de quienes no los reciben estaría interesado en acceder a ellos.
  • El 60% considera importante que su empresa los ofrezca, cifra que sube al 77% entre quienes ya los disfrutan.
  • Y para el 67% de quienes ya los reciben, el bienestar es un factor decisivo al cambiar de trabajo.

No cuidar hoy es perder mañana. No solo productividad —que puede caer hasta un 23% con malestar emocional— también compromiso, atracción y retención del talento.

Con LATIDO, mi propuesta es esa: generar espacios de seguridad psicológica y culturas emocionales sostenibles, donde cuidar sea la norma, no la excepción. Porque la productividad solo se sostiene cuando las personas pueden estar bien.

Y es importante recordar algo: a veces ni siquiera tenemos claro qué implica realmente la seguridad psicológica, o no contamos aún con líderes preparados para sostenerla. Por eso, antes de ofrecer servicios paquetizados y estándar, hace falta escuchar, diagnosticar y personalizar la necesidad. Cada organización tiene su propio punto de partida.

La pregunta es: ¿Tu empresa está midiendo el bienestar… o está esperando a que sea demasiado tarde?

Checklist de reflexión para líderes y equipos:

  • ¿Cómo estamos midiendo hoy el bienestar emocional en nuestra organización?
  • ¿Qué espacios reales ofrecemos para hablar de malestar sin miedo?
  • ¿Qué hacemos con los datos que obtenemos: reaccionamos o transformamos cultura?
  • ¿Tenemos claro cuánto nos cuesta no cuidar?
  • ¿Estamos formando a líderes para acompañar desde la presencia y no solo desde los resultados?

Porque cuando una cultura cuida, todo late mejor.

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lunes, 15 de septiembre de 2025

Formar no es entretener. Es facilitar transformación

 

En los últimos años, muchas organizaciones han dado un giro hacia formaciones más dinámicas, más “fáciles de digerir”, más entretenidas.

Y sí, claro que aprender puede ser ameno. Claro que emocionar, conectar y disfrutar son parte del proceso. Pero no todo lo que entretiene deja huella. Y no todo lo que transforma es cómodo.

¿Dónde ponemos el foco cuando hablamos de aprendizaje?

El aprendizaje real no sucede solo en la sala. Sucede después. En el momento en que una persona:

🔸 Aplica una herramienta. 🔸 Se atreve a hacer algo diferente. 🔸 Se permite un error. 🔸 Recibe feedback. 🔸 Cambia su forma de pensar o relacionarse.

Eso es lo que buscamos. Y para que eso ocurra, hace falta mucho más que dinamismo:

  • Hace falta tiempo. No solo horas de sesión, sino tiempo mental y emocional para digerir, procesar, probar.
  • Hace falta un grupo manejable, que permita contraste, reflexión, conflicto sociocognitivo.
  • Hace falta un diseño con propósito pedagógico, no solo con ritmo.
  • Hace falta un entorno donde haya permiso para probar, fallar, aprender.
  • Hace falta que los líderes no solo lo promuevan, sino que lo modelen. Que aprendan con sus equipos. Que den ejemplo.

Eso es cultura de aprendizaje. Y eso, también, es formar.

Y sí, nos enfrentamos a otra tensión: las evaluaciones. Porque salir de la zona de confort no siempre gusta. Porque una sesión que “remueve” a veces no obtiene un 5 sobre 5. Y porque hay una tentación constante de reducir la calidad a una sonrisa en caliente.

¿Pero estamos midiendo lo que importa?

🎯 ¿Qué impacto tiene lo aprendido en el trabajo diario? 🎯 ¿Qué ha cambiado en la práctica real de esa persona o equipo? 🎯 ¿Dónde están las conversaciones sobre cómo han evolucionado nuestras competencias tras un programa?

Pocas organizaciones aplican el modelo de Kirkpatrick más allá del primer nivel. Y sin embargo… si no hay transferencia, ¿para qué formamos?

Como formadores/as, sabemos que no somos “el cambio”, pero sí podemos ser disparadores, facilitadores, faros y espejos.

Eso nos exige diseñar con intención, sostener espacios complejos, y hacer más preguntas que afirmaciones.


Y tú, desde donde estás:

👉 ¿Cómo contribuyes a una cultura de aprendizaje real? 👉 ¿Qué pasa con lo que aprenden /mos… después del aula? 👉 ¿Estamos creando sólo experiencias o construyendo transformación?

🟡 ¿Estás en modo aula… o en modo «Bumblebee»?

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La vuelta al cole no siempre es fácil. Y está bien.


 Erik empieza primero de primaria. La semana pasada estaba asustado. Decía que no quería volver al cole. No sabía con quién le tocaría. Veía el edificio del “cole de mayores” y le venía grande.

Y entonces… empezamos a acompañar desde ahí.

Validamos su miedo. Su tristeza. Su necesidad de hablar con su profe de infantil, Laura. (Mañana se verán). Su deseo de preguntar a su primo Oli, que empieza 3º. (Ayer hablaron un rato, a su manera, claro). Y hoy… ha salido el listado. Ya sabe con quién va. Y han vuelto las ganas.

Aun así, lo sabemos: habrá días. Días de pereza, de nervios, de “no quiero”. Y no pasa nada. Todas las emociones son válidas. Lo importante es no negárselas. Ni taparlas. Ni correr por encima de ellas para “volver al ritmo”.

La vuelta al cole también puede ser una oportunidad. Para enseñarles que está bien sentir. Que se puede tener miedo y avanzar. Que hablar ayuda. Que no están solos.

Y mientras Erik se prepara para su nueva etapa… yo también lo hago. Porque los adultos también volvemos al cole: En forma de proyectos, retos nuevos, relaciones que se transforman.

Y aunque lo hacemos “en modo productivo”, también nos pasan cosas parecidas:

🔸 No sabemos con quién nos va a tocar. 🔸 Dudamos de si estaremos a la altura. 🔸 Miramos lo que viene… y a veces, nos viene grande. 🔸 También necesitamos hablar con alguien que nos recuerde quiénes somos.

Así que este septiembre, por si te sirve, te dejo estas preguntas:

🔹 ¿Qué parte de ti está asustada ante lo que viene?

🔹 ¿Qué te estás exigiendo demasiado rápido?

🔹 ¿Qué necesitas anticipar, conversar o validar contigo?

🔹 ¿Quién es tu “profe Laura” o tu “primo Oli”?

🔹 ¿Qué emociones te gustaría no tapar, sino comprender?


Porque igual que hacemos con los peques, los adultos también necesitamos ser acompañados…

Con respeto. Con presencia. Y con permiso para no estar del todo listos.

Nos leemos. Con mochila. Y con corazón abierto. (La mochila de la foto es la de Erik. Por supuesto, de Harry Potter.)

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Mi primer verano como autónoma.Primera parada: un castillo encantado. 🏰✨

 

Este verano es distinto.
No tengo que pedir permiso.
No hay casilla oficial que marque “vacaciones”.
Pero eso no significa que desconectar sea fácil.

Cuando lo que haces te importa, parar también es un acto consciente.
Porque las ideas no paran.
Porque el compromiso no se va de vacaciones.
Y porque, a veces, desconectar cuesta más que seguir.

Aun así, he decidido hacerlo.
Este verano quiero:

🟡 Estar con mi peque, sin multitarea.
🟡 Volver a leer por placer, sin subrayar.
🟡 Compartir tiempo lento con amig@s y familia.
🟡 Viajar fuera… y también hacia dentro.
🟡 Y, sobre todo, parar sin culpa.

🪄 La primera parada ha sido en el Castillo de Peracense, celebrando el cumpleaños de Harry Potter.
https://www.castillodeperacense.es/informate/noticias/2024/07/17/peracense-magico/
Piedra roja, viento del norte, magia.
Una invitación a imaginar, a jugar, a recordar que soñar no es solo cosa de niñ@s.
También lo necesitamos los adultos para afilar la sierra y volver con más sentido.

Nos dieron la esencia de nuestra varita.
Yo ya tengo la mía: Nogal, Pygmy Puff y Danzarina.
A partir de ahora… un poquito de magia tampoco me vendrá mal 😉

Y como decía Yoda:
Hazlo o no lo hagas. Pero no lo intentes.

🌿 ¿Y tú?

🔸 ¿Cuál es tu primera parada para desconectar de verdad?
🔸 ¿Qué parte de ti llevas tiempo sin escuchar?
🔸 ¿Qué significado tendría para ti descansar con propósito?

Nos leemos a la vuelta.
Con más energía.
Con la misma ilusión (o más).
Con más magia (ya tengo varita… bueno, al menos la esencia).
Y eso sí… con la sierra afilada.

#VeranoAutónoma #PrimeraParada #DesconectarParaReconectar #TiempoDeCalidad #AfilarLaSierra #Autoliderazgo #CulturaDelAprendizaje #MagiaCotidiana #SoñarTambiénEsDeAdultos #HarryPotterBirthday #CastilloDePeracense #PararSinCulpa #LeerPorPlacer #VidaConSentido #rutroncal

martes, 2 de septiembre de 2025

¿Qué ocurre cuando una organización detecta que en su equipo directivo hay rasgos de la tríada oscura?


Narcisismo, maquiavelismo, psicopatía. Palabras grandes, incómodas. Pero más comunes de lo que imaginamos.

Según el investigador Clive Boddy, hasta un 23 % de los hombres y 12–13 % de las mujeres en entornos corporativos presentan rasgos suficientemente marcados como para resultar problemáticos.    
No hablamos de diagnósticos clínicos. Hablamos de comportamientos que pueden deteriorar profundamente los equipos, el clima y el rumbo de una organización.


¿Cómo detectar estos rasgos antes de que impacten?

Una herramienta interesante es el TOP: Test de la Tríada Oscura de la Personalidad en el Trabajo, publicado por TEA Ediciones en 2023.
Evalúa tres grandes dimensiones:

  1. Visión egocentrista del trabajo (autoimagen grandiosa, necesidad de control y liderazgo forzado)
  2. Actitud centrada en la imposición (frialdad emocional, dureza, desconfianza estructural)
  3. Estilo no comprometido e impulsivo (tendencia a ignorar normas, actuar sin reflexión o manipular el contexto)

El TOP no “etiqueta” personas, pero da señales claras sobre qué estilos pueden ser disfuncionales o potencialmente peligrosos en posiciones de poder.


Saber duele. Y obliga a decidir

Muchas organizaciones no están preparadas para responder cuando los resultados muestran niveles altos.
¿Qué hacemos si un miembro del comité de dirección puntúa alto en “sensación de superioridad”, “ocultación de la verdad” o “frialdad emocional”?

🔸 ¿Lo ignoramos porque es brillante y consigue resultados?
🔸 ¿Lo intentamos acompañar desde coaching?
🔸 ¿O iniciamos un proceso de gestión del riesgo?

El gran problema es que quien necesita mirarse... rara vez se cuestiona.
Y si el CoDir o la Dirección General forma parte de esta tríada oscura, es probable que ni siquiera vean un problema.


Cuando el poder no se mira al espejo

En estos casos, el sistema racionaliza los síntomas:

  • 📈 Alta rotación = “La gente ya no tiene compromiso”
  • 😷 Absentismo = “Hay poca tolerancia a la presión”
  • 🧩 Clima tóxico = “Los equipos no se adaptan a los cambios”

Y así, la cultura se protege a sí misma, aunque esté enferma.

El mayor punto ciego de una organización no es la falta de talento. Es la incapacidad de su liderazgo para reconocerse como parte del problema.


¿Y si empiezas por ti? 6 señales para explorar con honestidad

No se trata de etiquetar ni de diagnosticar. Pero sí de abrir una conversación con uno/a mismo/a. Aquí van algunas preguntas para generar autoconciencia:

  1. ¿Te molesta que alguien cuestione tus decisiones?
    → Tal vez estás más centrado en el control que en la colaboración.
  2. ¿Te cuesta reconocer tus errores o pedir disculpas?
    → El ego necesita protegerse… pero el liderazgo se fortalece desde la vulnerabilidad.
  3. ¿Utilizas la presión o el miedo como forma de conseguir resultados?
    → El impacto que generas puede estar minando la seguridad psicológica del equipo.
  4. ¿Sientes que las normas aplican a otros, pero no a ti?
    → La sensación de impunidad suele venir acompañada de disfunción ética.
  5. ¿Te cuesta empatizar con quienes no tienen tu nivel de exigencia?
    → Liderar desde la dureza puede estar dejando a mucha gente fuera.
  6. ¿Manipulas (aunque sea sutilmente) para conseguir tus objetivos?
    → El fin no justifica los medios si el medio eres tú… y el daño lo sufren otros.

🔸 Si alguna de estas preguntas te incomoda, puede que ahí haya algo que mirar.


¿Tiene sentido el coaching con estos perfiles?

Depende.

✔️ Si hay autoconciencia y voluntad de evolución, el coaching puede ser una vía para regular el impacto relacional del estilo.
❌ Si no hay mirada interna ni reconocimiento del daño, el coaching se convierte en un “barniz cosmético” o, peor aún, en una herramienta de perfeccionamiento manipulativo.

Por eso es fundamental:

  • Establecer límites éticos claros
  • Evaluar la apertura real al cambio
  • Asegurar espacios seguros para los equipos que sufren el impacto

¿Y el precio de no actuar?

El coste organizativo de ignorar estos estilos es alto:

  • Mayor rotación y absentismo emocional o físico
  • Equipos desmotivados, silenciados o fracturados
  • Cultura organizacional basada en el miedo, la desconfianza o el cinismo
  • Dificultad para atraer y retener talento saludable

¿Qué recomendamos desde la mirada del desarrollo?

  1. Detectar sin prejuicios, pero con conciencia
    Usar herramientas como el TOP para tener indicadores claros. Sin etiquetar, pero sin edulcorar.
  2. Formar a RRHH y DG para mirar donde duele
    No basta con medir. Hace falta capacidad de sostener conversaciones difíciles y tomar decisiones valientes.
  3. Diseñar procesos de coaching ético, con mirada profunda
    Acompañar no es complacer. Es confrontar con respeto. Es mostrar impacto. Es proteger a la organización, no sólo al individuo.
  4. Apoyarse en consultoría externa cuando hay bloqueo interno
    A veces solo desde fuera se puede generar el espacio para la verdad.
  5. Escuchar los datos de rotación, clima y absentismo como síntomas
    No como “la gente”, sino como reflejo de un liderazgo que puede estar desalineado con el bienestar colectivo.

Para cerrar…

¿Y si el problema no está en “la gente que no quiere comprometerse”… sino en estilos de liderazgo que desgastan, silencian o manipulan?
Detectarlo ya es un paso valiente. Actuar… es un compromiso con la salud de toda la organización.

Si lideras personas o acompañas procesos de transformación, te invito a observar más allá de lo aparente.      
Los estilos de la tríada oscura no siempre se ven… pero se sienten.
Y la forma en que respondamos marcará no solo la salud de nuestros equipos, sino el futuro de nuestras organizaciones.

¿Hablamos?

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