lunes, 23 de diciembre de 2024

La importancia de establecer objetivos alineados con nuestros valores personales

Este año ha sido uno de los más transformadores y duros de mi vida. No solo me enfrenté a la pérdida de mi padre por culpa de un cáncer después de verle sufrir meses…, sino que también cerré una etapa profesional de más de 22 años. La suma de las dos situaciones me llevó a un lugar de pausa y reflexión, un lugar donde tuve que replantearme quién soy y hacia dónde quiero ir.

Pero este proceso de transformación comenzó antes. El año anterior, un accidente me dejó de baja durante varios meses tras fracturarme el sacro. Ese tiempo de inmovilidad física, aunque difícil, fue un regalo disfrazado: me permitió detenerme, algo que no hacía desde hacía mucho tiempo. Por primera vez en años, tuve que mirar mi vida de frente y reconocer que el nivel de estrés al que estaba sometida no era sostenible. Necesitaba cuidarme más, estar más presente con mi familia y, sobre todo, reconectar con lo que realmente me importa.

Cuando me reincorporé al trabajo, intenté ajustar mi vida pidiendo una reducción de jornada para dedicar más tiempo a mi hijo, que en aquel momento tenía cuatro años. Sin embargo, lo que encontré al volver fueron nuevos desafíos que me llevaron a reflexionar más profundamente sobre mis prioridades y sobre si estaba alineando mi vida con lo que realmente valoraba, mis valores. Ese periodo terminó de confirmar que necesitaba tomar decisiones pensando en mi salud y en mi bienestar, tanto físico como emocional.

La pérdida de mi padre terminó de sacudir mi mundo. Me enseñó que la vida es demasiado corta y valiosa para gastarla persiguiendo objetivos que no resuenen con nuestros valores más profundos. Mi salida de la empresa, aunque dura, fue la pieza final de este proceso de transformación. Hoy, estoy en medio de una reconstrucción: redefiniendo mi presente y mi futuro, buscando vivir con más conciencia y alineación con lo que realmente importa para mí.

Y a veces nos podemos hacer esta pregunta: ¿Qué significa vivir alineado/a con nuestros valores? Cuando nuestras metas y decisiones están en sintonía con lo que valoramos profundamente, sentimos plenitud, propósito y conexión. Sin embargo, cuando no lo están, podemos experimentar insatisfacción, vacío o incluso estrés constante, como si estuviéramos nadando contra corriente. Seguro que hemos sentido esto en algún momento, tanto en un sentido como en otro.


En "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva", Stephen Covey nos habla de la importancia de actuar guiados por una brújula interna. Según él, esa brújula son nuestros valores. Si nuestras metas no están alineadas con esa brújula, es como escalar una escalera que está apoyada en la pared equivocada.

Entonces, la pregunta clave es: ¿estamos subiendo la escalera correcta? Antes de establecer tus propósitos para el próximo año, tómate un momento para reflexionar y pensar a través de estas preguntas:

  1. ¿Qué cosas harías sin que nadie te lo pidiera o esperara algo a cambio?
  2. Piensa en un momento reciente que te llenó de orgullo o felicidad. ¿Qué valores estaban presentes en ese momento?
  3. ¿En qué actividades o aspectos de tu vida pierdes la noción del tiempo?
  4. Si tuvieras que elegir tres palabras para describir cómo te gustaría ser recordado, ¿cuáles serían?

Escribe tus respuestas y busca patrones. En ellos encontrarás las claves de lo que realmente importa para ti.

Para ayudarte a conectar tus valores con metas concretas, te propongo este ejercicio, El Círculo de Valores y Metas, que te permitirá terminar de conectar con tu propósito para este año 2025.

  1. Dibuja un círculo y divídelo en seis partes.
    • En cada parte, escribe un valor personal importante para ti (por ejemplo: familia, autenticidad, creatividad, salud, aprendizaje, comunidad).
  2. Relaciona cada valor con una meta específica.
    • Ejemplo: Si uno de tus valores es "familia", una meta podría ser "establecer una cena familiar semanal sin distracciones tecnológicas".
  3. Evalúa el impacto.
    • Pregúntate: ¿Cómo cambiaría mi vida si me comprometiera con esta meta? ¿Qué emociones me generaría vivir en alineación con este valor?

Para terminar, quiero compartir contigo una escena que refleja esta idea de vivir según nuestros valores. En En busca de la felicidad, Chris Gardner (interpretado por Will Smith) le dice a su hijo:

"Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo. Si tienes un sueño, protégelo. Si quieres algo, ve por ello."

Es un recordatorio poderoso de cómo los valores como la perseverancia, el amor y la confianza pueden guiar nuestras decisiones, incluso en los momentos más difíciles.

Puedes ver esta escena aquí:
Ver video en YouTube

Y ahora, ¿te animas a contarme qué propósitos tienes para 2025?

lunes, 16 de diciembre de 2024

Compartir es vivir... y más en Navidad

 

Estamos en fechas que transmiten reunión, amor y alegría, pero también es una época en la que el consumismo nos rodea por todas partes. Parece que más regalos equivalen a más felicidad, cuando en realidad, la Navidad nos ofrece la posibilidad de conectar con lo esencial: la familia, los momentos compartidos, el amor y el tiempo que nos damos a nosotros mismos.

Sin embargo, no podemos olvidar que no todos viven estas fechas con la misma suerte. Este año, la DANA en Valencia nos dejó imágenes y testimonios que nos recuerdan lo frágil que puede ser nuestra realidad. Muchas familias han perdido bienes materiales y personales y se enfrentan a momentos complicados. Estas fechas se convierten en una oportunidad para mirar más allá de nosotros mismos/as y ser generosos/as, recordando que compartir es también un acto de amor (compartir es vivir :))

Por eso, quiero hablaros de un proyecto que me llegó por WhatsApp y que me ha emocionado y en el que voy a colaborar: Perletes Reials (www.perletesreials.es). Es una iniciativa preciosa que busca que niños y mayores, especialmente aquellos que atraviesan momentos difíciles, puedan recibir un regalo en Navidad. Se trata de unir esfuerzos para que todos sientan que son importantes, que no están solos y que un pequeño detalle puede hacerles sonreír (Hay otro proyecto similar (https://www.reyesmajos.org) que funciona todos los años y que también nos permite colaborar llevando ilusión más allá de nuestras casas y nuestros árboles de Navidad.

Este año, no es mi mejor año, pero es Navidad y vamos a crear recuerdos especiales y compartirlos ¿verdad? Hablando de compartir.. a ver qué os parece este cuento, El Pan de Navidad, de Katherine Paterson

"En vísperas de Navidad, una familia humilde prepara un pan especial que han cocinado cada año como tradición. Es un pan grande, delicioso y perfumado, reservado para la celebración familiar. Pero cuando la madre se entera de que una familia vecina está pasando hambre y no tienen qué comer, toma una decisión difícil: regalar el pan de Navidad que tanto habían esperado.

Los niños, al principio, no entienden por qué deben renunciar a algo tan especial. Sin embargo, cuando ven la felicidad y el agradecimiento en los rostros de los vecinos, comprenden el verdadero significado de compartir. Aquella noche, en lugar de sentir que les falta algo, la familia se siente más unida y feliz que nunca, porque han compartido lo poco que tenían con quienes más lo necesitaban".

La historia nos recuerda que compartir no se trata de dar lo que nos sobra, sino de ofrecer algo valioso que puede transformar la vida de los demás. El amor, la empatía y la generosidad son los ingredientes más importantes para celebrar la Navidad.

Preguntas de introspección para esta Navidad

  • ¿Qué es lo que realmente hace especiales estas fechas para ti?
  • Si tuvieses que elegir solo un regalo, ¿cuál sería y por qué?
  • ¿Cómo puedes compartir lo que tienes con quienes más lo necesitan?
  • Piensa en un momento feliz de tu infancia en Navidad: ¿qué lo hizo tan especial? ¿Era algo material o algo más?
  • ¿Hay alguna tradición navideña en tu familia que podrías transformar en un acto de amor hacia los demás?

La regla de los 4 regalos: menos es más 

Y hablando de regalos, quiero compartir una pauta muy interesante para evitar saturar a los más pequeños en estas fechas. La regla de los 4 regalos nos ayuda a mantener el equilibrio y enseñar a los niños el valor de lo que tienen:

  1. Algo que deseen mucho. Un juguete o algo que realmente les ilusione.
  2. Algo que necesiten. Puede ser una mochila, unas pinturas, o algo útil en su día a día.
  3. Algo para leer o aprender. Un libro, una entrada a una actividad o cualquier cosa que estimule su curiosidad.
  4. Algo para ponerse o llevar. Ropa, zapatos, algo práctico y necesario.

Esta regla no solo reduce el consumismo, también ayuda a los niños a valorar lo que reciben y a disfrutar de cada regalo (gracias a @malasmadres y @melusalejandra que lo recordaron por Instagram)

Esta Navidad, más allá de las luces, los regalos y las prisas, volvamos a lo esencial. Seamos generosos/as, compartamos, dediquemos tiempo a los nuestros y recordemos a quienes lo necesitan. Porque, al final, lo que queda no es lo material, sino los momentos, el amor y las sonrisas compartidas.

Te invito a que esta Navidad te unas a iniciativas como Perletes Reials, que marcan la diferencia y nos recuerdan el verdadero espíritu de estas fechas.

¿Y tú? ¿Cómo vas a conectar con lo esencial esta Navidad? ¡Te leo!

martes, 10 de diciembre de 2024

Te tendremos siempre presente: El frasco de los momentos

Estas navidades serán diferentes para mí. Son las primeras sin mi padre, y esa ausencia se siente. Este año me ha enseñado muchas cosas, entre ellas, la importancia de reconectar con el presente y de apreciar a las personas que tenemos aquí y ahora. La ausencia de mi padre es inevitable, si bien, el amor y los recuerdos que construimos juntos siguen siendo un regalo inmenso que vive en el presente, y eso es lo que quiero que esté en el presente y en el futuro de mi hijo.

En esa búsqueda de vivir el momento, quiero compartir una pequeña historia. Se llama “El Frasco de los Momentos”:

Había una vez un anciano que vivía en un pequeño pueblo. Su casa era humilde, pero en un rincón guardaba su mayor tesoro: un frasco de cristal lleno de pequeñas piedras.

Un día, su nieta le preguntó:
—Abuelo, ¿por qué ese frasco es tan especial?

El anciano sonrió y respondió:
—Cada vez que vivo un momento hermoso, tomo una piedra y la coloco aquí. Es mi forma de recordar que los días están hechos de pequeños instantes mágicos.

La niña, curiosa, abrió el frasco y vio piedras de diferentes tamaños. Algunas eran grandes y brillantes, otras pequeñas y sencillas.
—¿Por qué son tan diferentes, abuelo?

—Porque no todos los momentos son iguales. Algunos son grandes celebraciones: un cumpleaños, una boda. Otros son más pequeños, pero igual de valiosos: una tarde tranquila, una risa compartida, una canción que me emocionó. Pero todos ellos son importantes porque juntos llenan el frasco de mi vida.

El abuelo acarició la cabeza de su nieta y añadió:
—Recuerda, pequeña, que el frasco solo se llena cuando vivimos en el presente. Si te pierdes en el pasado o en el futuro, te pierdes las piedras más hermosas de tu vida.

Esta historia me hizo ser consciente sobre cómo a veces nos olvidamos de vivir el momento, especialmente en fechas como estas, donde la nostalgia y las expectativas pueden llenar nuestros pensamientos. Pero es aquí, en este instante, donde realmente se construyen los recuerdos que llevaremos siempre.

E inconscientemente, cuando pasa el día, tendemos a recordar lo malo que nos ha sucedido, obviando o dejando pasar de largo esos momentos "eternos" con tu hijo/a, un amigo/a, tu pareja, madre/padre, hermano/a...

Quiero invitarte a hacer un ejercicio sencillo y especial estas navidades con tu familia: El Frasco de los Momentos.

  1. Materiales:
    Busca un frasco (puede ser uno que ya tengas en casa) y pequeñas piedras, papeles o cualquier cosa que puedas usar para representarlos.
  2. El Momento:
    Dedica un rato en familia para pensar en los momentos más significativos del año que está terminando.
  3. La Reflexión:
    Cada persona escribe o comparte en voz alta un momento que desee guardar en el frasco. Puede ser algo grande o pequeño: una sonrisa, un abrazo, un logro personal, una cena especial.
  4. El Frasco:
    Coloca cada “momento” representado en el frasco. Este frasco será un recordatorio de los instantes que llenaron de luz el año, incluso en medio de los desafíos.
  5. El Propósito:
    Déjalo en un lugar visible y agrega nuevos “momentos” durante el próximo año.

Estas navidades, quiero llenar mi frasco con momentos simples pero significativos: una conversación alrededor de la mesa, una risa compartida, un abrazo sincero. Porque aunque la ausencia de mi padre está presente, su amor sigue llenando nuestras vidas. Y eso también es parte del aquí y ahora. Este fin de semana hemos puesto el árbol y Erik ha sido el encargado de su decoración... no teníamos estrella... pues la hizo a mano. Disfrutando de los momentos... y vosotros/as ¿qué tal el puente?

Por cierto, hace tiempo escribí un post junto con @goroji que tenía un cuento con una reflexión similar... cuando escribíamos a cuatro manos... "Ayer, hoy, mañana... y siempre"

Gracias por llegar hasta aquí y leer este post. Espero que esta reflexión y el ejercicio del frasco de los momentos puedan inspirarte a vivir más presente estas fiestas, apreciando los pequeños instantes que llenan de significado nuestras vidas.

Si estas palabras te han resonado o si decides hacer el ejercicio en familia, me encantaría saberlo. Compartir nuestras experiencias también es una forma de llenar ese frasco de conexión y aprendizaje. Compartir es vivir!!! :)

¡Felices fiestas y que tu frasco de los momentos se llene de luz, amor y presente!

domingo, 8 de diciembre de 2024

Resiliencia y Gestión del Cambio: El Arte de Fluir con la Vida


Este año ha sido un año de cambios profundos para mí. Cambios que llegaron sin aviso, como una tormenta que remueve mi mundo (y supongo que el de cualquiera). La pérdida de mi padre y el cierre de un capítulo profesional tras más de 22 años en Cegos. Cambios que me han sacudido, pero que también me han enseñado.

Compartir esto no es fácil, pero creo que todos, en algún momento, hemos sentido el vértigo del cambio (son cambios y también son dos duelos... pero si queréis de eso hablamos otro día..). Y por eso quiero invitarte a reflexionar conmigo sobre cómo podemos transitar por estos momentos de incertidumbre con más compasión hacia nosotros mismos y con la certeza de que podemos salir fortalecidos.

Como siempre, y como me gusta a mí, tengo una historia que hoy quiero compartir contigo, porque en ella encontré una metáfora poderosa sobre cómo enfrentar esos cambios.

El Árbol y la Tormenta

Había una vez, en un bosque frondoso, un roble fuerte y orgulloso. Su tronco grueso y sus ramas altas parecían inquebrantables. Junto a él, un joven sauce crecía discretamente, con un tronco más delgado y ramas flexibles.

Un día, una tormenta feroz golpeó el bosque. El viento soplaba con furia, sacudiendo todo a su paso. El roble, seguro de su fortaleza, se plantó firme. "Nada podrá derribarme", pensó. Pero su rigidez le jugó en contra, y cuando la tormenta terminó, el roble yacía en el suelo, arrancado de raíz.

El sauce, en cambio, se había doblado al viento. Permitió que la tormenta lo empujara, pero no lo quebró. Cuando el viento amainó, el sauce seguía allí, con sus ramas inclinándose suavemente hacia el sol.

Cuando pienso en esta historia, no puedo evitar conectar con las tormentas de la vida. A veces, enfrentamos cambios que no elegimos, situaciones que nos empujan fuera de nuestra zona de confort o que nos obligan a soltar lo que pensábamos que siempre estaría ahí. Pero, como el sauce, tenemos la capacidad de adaptarnos, de doblarnos cuando sea necesario y de levantarnos cuando pase la tormenta.

El cambio nos enseña, aunque no siempre queramos escuchar sus lecciones. Nos muestra lo que podemos soltar, nos empuja a crecer y, a menudo, nos invita a descubrir nuevas fuerzas en nosotros mismos.

Ahora te pregunto: ¿Qué te está enseñando el cambio que estás viviendo? ¿Hay algo que puedas aprender o soltar en este momento?

La resiliencia no es una habilidad mágica ni algo que tengamos o no tengamos. Es una capacidad que podemos construir, fortalecer y practicar. Como el sauce, nuestra flexibilidad depende de las raíces que hayamos cultivado.

Para mí, esas raíces han sido las personas que me acompañan, las enseñanzas que he acumulado en mi camino y, sobre todo, la confianza en que cada transformación trae consigo la semilla de algo nuevo. ¿Cuáles son tus raíces? ¿Qué o quién te sostiene cuando la vida se tambalea?

Si te preguntas cómo empezar a desarrollar resiliencia, aquí tienes algunas estrategias prácticas que he aprendido y aplicado en mi camino:

  1. Acepta lo que no puedes controlar: Dejar de luchar contra lo inevitable te libera para enfocar tu energía en lo que sí puedes cambiar.
  2. Cuida tus recursos internos: La alimentación, el descanso y el movimiento físico no son detalles menores. Son las bases de tu bienestar.
  3. Crea una red de apoyo: Rodéate de personas que te escuchen, te inspiren y te acompañen en los momentos difíciles.
  4. Practica el mindfulness: Estar presente te ayuda a manejar la ansiedad y a responder con calma en lugar de reaccionar impulsivamente.
  5. Reformula los desafíos: Pregúntate: ¿Qué aprendizaje se esconde detrás de este cambio? ¿Cómo puedo usarlo para crecer?

La resiliencia no significa no sentir el impacto del cambio, sino aprender a navegarlo. Hoy quiero invitarte a reflexionar: ¿Qué cambio estás enfrentando ahora? ¿Cómo puedes fluir con él en lugar de resistirte?

Déjame tus pensamientos en los comentarios. Me encantaría conocer tu experiencia y aprender juntos sobre cómo enfrentar las tormentas de la vida.

Si has llegado hasta aquí, quiero agradecerte por tomarte este tiempo para reflexionar conmigo.

Nota:
Escribir este post ha sido una forma de ordenar mis propios pensamientos sobre un año de grandes cambios en mi vida. Si algo de lo que he compartido aquí te resuena, me encantaría saberlo. Y si crees que estas palabras pueden ser útiles para alguien más, no dudes en compartirlas

jueves, 1 de octubre de 2020

Aunar la fuerza del lenguaje

Cuando Heráclito decía que “El cambio es la única constante”… yo creo que ni tan siquiera él era conocedor de toda la razón que tenían sus palabras… (o sí… *^_^*)

En las empresas y en las relaciones interpersonales empezábamos a ser conscientes de la importancia de la inteligencia emocional, de la expresión de las emociones y de cómo ser más transparentes, coherentes y asertivos a través de nuestro lenguaje gestual y corporal…, y entonces, llega una pandemia que nos obliga a llevar una mascarilla que tapa ¾ partes de nuestro rostro y por tanto limita nuestra capacidad de interacción.

Tantos años enseñando y trabajando el mundo de la expresión emocional para darnos cuenta de que con el COVID y con las mascarillas hemos de seguir aprendiendo, reinventándonos… porque lo que está claro es que el ser humano es un ser sociable y si no queremos entrar en una fase de antisociabilización y pasar por una rehabilitación social y emocional.. tendremos que aprender a convivir con la mascarilla y adaptar nuestras habilidades para que nuestro entorno sea más amable y conectado (dentro de las circunstancias, claro).

El lenguaje evoluciona muy rápido. Nos sorprendíamos cuando hace unos años la RAE incorporaba palabras como “toballa”, “cocreta”, anglicismos como “friki”, “tuit”, “táper”…. Y nos sorprendíamos porque no nos damos cuenta de que la evolución del lenguaje, antes de las nuevas tecnologías, era a través de la transmisión de la lengua hablada y su frecuencia de uso, es decir, cuánto más se use una palabra por más gente, se incorpora por tanto a nuestro diccionario. Para que socialmente se aceptara en nuestro vocabulario como algo “bien dicho”… se tardaba mucho más que hoy en día que con las redes sociales, internet y la televisión (incluyendo expresiones ya no locales, sino globales). Podemos ser conscientes mucho antes y con más precisión de vocablos que pasar a ser parte de nuestro día a día.

Los emoticonos han pasado a ser parte de nuestro lenguaje escrito, e incluso de nuestra forma de interaccionar… el ser humano busca formas de complementar su forma de comunicar para que se adapte mejor a lo que quiere transmitir (personalmente adoro los “gifs” de whatsapp para expresar una emoción). Los adolescentes los llevan a su día a día simulando con sus manos los emoticonos cuando se comunican cara a cara entre ellos.

¿A dónde quiero llegar con esta reflexión? A que pensemos en superar la barrera de la mascarilla, a que en lugar de tenerla como una barrera y negarnos a su uso o a protestar por su uso (que en estas circunstancias no es un comportamiento ni adaptativo ni aconsejable por temas ya obvios de salud pública) pensemos en cómo somos capaces de transmitir una sonrisa y que se nos note. Supongo que igual que nos pasó con la “sonrisa telefónica”, aprenderemos a “leer” una sonrisa a través de los ojos… eso forma parte de nuestra adaptación comunicativa y social… pero ¿hasta entonces?. ¿Qué os parece esta imagen que ha circulado por Whatsapp este mes?

 


Es verdad que las mascarillas con partes transparentes pueden ser útiles para esto, ahora bien, ¿son igual de efectivas? (al parecer hay algún modelo que puede ser homologable… https://www.niusdiario.es/vida/visto-oido/todo-sobre-mascarillas-transparentes-homologadas-moda-famosas_18_3004845202.html pero hasta el momento el Ministerio de Sanidad ha denegado su homologación por no cumplir los requisitos).

¿Y pintar una sonrisa en la mascarilla?, pues a ver, soy una defensora de la sonrisa… pero soy una defensora de sonreír cuando quiero y cuando necesito expresar una emoción. Sonreír por sonreír… y sonreír todo el tiempo… no sería ni lógico ni coherente ¿no creéis?

Con las amistades y familia… podemos usar las expresiones verbales (incluso onomatopeyas…), incluso un autoabrazo mirando a los ojos podría ser un abrazo entre l@s d@s... Pero,  ¿cuándo te cruzabas con alguien y simplemente sonreías? ¿cómo podríamos superar esa barrera?

Igual nos tenemos que inventar un gesto… yo, que soy una fan de la serie Friends, me acuerdo de cómo Ross y Mónica tenían un gesto para hacer un “corte de mangas” sin ser un corte de mangas…. https://www.youtube.com/watch?v=fPSZUUq5FWs

Evidentemente éste no es el gesto que buscaba… salvo que se lo hiciera al Coronavirus… 😊 y entonces creo que no me molestaría en simularlo y le haría un corte de mangas de verdad.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

La autoestima como potenciador de los equipos

Hace ya años que sabemos que si somos felices, o estamos felices (para no entrar en el debate de si podemos ser felices o estar felices por momentos), somos más productivos, nos sentimos mejor con nosotros mismos y con los demás.

Este año tuve la oportunidad de certificarme junto con un grupo de compañeros en un programa que ha cambiado mi forma de entender las relaciones interpersonales (e incluso a nivel intrapersonal), de una forma más sólida, más duradera, más confiable y más honesta.

Puedo decir que el programa lo comenzamos siendo un grupo de personas y acabamos siendo un equipo. El programa al que hago referencia es “The Human Element”, desarrollado por William Schutz.



William Schutz, psicólogo americano y autor de la teoría FIRO®, un trabajo que realizó a lo largo de toda su vida, estudió, investigó, experimentó para poder desarrollar un modelo de proceso para transformar personas, equipos y organizaciones teniendo como foco fundamental el desarrollo de la autoestima, punto clave para la obtención de la felicidad.
¿Cuál es el descubrimiento de William?
Identificó que cada individuo tiene tres necesidades importantes:
1)      Inclusión (I) Necesidad de estar y vincularse con otros. Necesidad de ser considerado como importante para otra persona y de ser aceptado en el mundo del otro y en sus grupos. Necesidad de ser incluido, integrarse y de sentir también interés por la otra persona. Se manifiesta a través de conductas para atraer la atención y el interés de los otros.
2)      Control (C) La necesidad de ser reconocido por el otro como competente y responsable y también el espacio en el que se expresa el respeto por la otra persona. Esta necesidad abarcaría el tener poder, dominar a otros... que se exterioriza a través de la conducta del individuo frente a los otros
3)      Afecto (A) Sentimientos íntimos de orden personal y emocional. La necesidad de afecto, la necesidad de amar y ser amado por el otro.
Con estas tres necesidades como centro, la teoría y metodología de Schutz trabajan 3 principios:
-        Apertura: soy abierto cuando me permito conocer mi propia experiencia y la comparto con la gente
-        Autoconocimiento: estoy consciente de mi propia experiencia y de mí mismo.
-       Autodeterminación: asumo que elijo todo en mi vida y soy capaz de hacer cualquier cambio que desee en mí, en mis relaciones y en mi situación de trabajo.

Todos los módulos que componen The Human ELEMENT® dan cinco perspectivas distintas, por  medio de:
o   Su propio autoconcepto; es decir, la percepción que tiene de sí mismo.
o   Las puntuaciones obtenidas al contestar los Elementos de W. Schutz; un conjunto de cuestionarios específicamente diseñados para obtener información sobre El Elemento Humano®.
o   La retroalimentación de las demás personas que participan en el Taller. Esto se hace de una manera guiada para asegurar la efectividad de la comunicación.
o   Las imágenes que se obtienen en fantasías guiadas, en donde se aprovecha la imaginación para aprender más de sí mismo.
o   Ejercicios no verbales, tanto individuales como de interacción, en los cuales se observa desde un punto de vista corporal, los comportamientos, sentimientos y reacciones
El formato está estructurado de tal forma que el equipo aprenderá a:
o   Identificar y vencer los verdaderos obstáculos que impiden aumentar la productividad en equipo.
o   Cambiar la cultura de culpar a otros, aceptando y tomando la responsabilidad.
o   Crear un clima de apertura y comunicación honesta.
o   Usar herramientas específicas para resolver conflictos y trabajar mejor juntos.
o   Hacer que el grupo trabaje utilizando la diversidad y heterogeneidad a favor del desempeño y que esto no obstaculice la actividad grupal.
o   Alcanzar un nuevo nivel organizacional de compromiso y entusiasmo.
o   Dar poder a uno mismo y a otros miembros del equipo para ser mucho más productivos y aumentar la  responsabilidad de cada uno.


The Human ELEMENT® hace posibles cambios profundos en la forma de relacionase con uno mismo, resultando en un incremento de inteligencia emocional y social, creatividad mejorada, mayor claridad personal, enfoque y convicción, mayor autenticidad, un incremento en la confianza y en la satisfacción personal. Al ayudar a las personas, equipos y organizaciones a hacerse más conscientes y reducir sus comportamientos defensivos.

jueves, 2 de febrero de 2017

Volvemos en mode superhero

Casi un año sin escribir, casi un año… ahora lo pienso y me parece una eternidad… pero hay momentos en la vida en los que hay que priorizar y este año pasado necesitaba poner foco.
He vuelto, con ganas de escribir cosas nuevas, pero conservando mi idea original de compartir algo que sirva a la gente que lee este blog.
Muchas gracias a los que lo leéis, muchas gracias a los que me habéis mandado mensajes para que volviera a escribir y muchas gracias también a todas mis amistades que habéis estado a mi lado.
No ha sido un año fácil, 2017 tiene buenas perspectivas. Yo por mi parte, he respirado hondo y me he puesto es postura de superhéroe… porque quiero y voy a hacer que este año 2017 sea como quiero que sea, inolvidable.foto-superheroe
Y diréis ¿postura superhéroe? pues sí, porque se ha demostrado a través de un estudio hecho por Amy Cuddy, psicóloga social de la Universidad de Harvard, que la postura corporal, en concreto la de superhéroe, aumenta la testosterona y baja el cortisol, aumentando por tanto nuestra autoconfianza y capacidad para asumir riesgos.
Ya hemos hablado alguna vez de lo importante del pensamiento positivo, si además viene acompañado de la postura corporal adecuada… lo tenemos todo ¿no creéis? o al menos tenemos los ingredientes para gestionar una situación difícil con la mejor actitud y probabilidad de éxito.
Aquí tenéis un par de vídeos, uno de la misma Amy y otro de la serie “Grey’s Anatomy”, en ambos  tenéis ejemplos de lo que quiero decir.

Yo ya me voy poniendo la capa,.. os espero