Recuerdo que estaba alrededor de un stand
 de su libro (El boli de gel verde) y se iba presentando a todo aquel 
que pasaba para ir acercando su obra.
Me pareció curioso y original, lo 
reconozco, pero lo que más se me quedó grabado es su imagen alegre, 
dinámica e ilusionada promocionando un libro.
Evidentemente fue en la formación donde 
le compré el libro (unos cuantos fuimos los que le compramos, los demás…
 ya lo tenían), nos lo dedicó a todos.. y lo que es más importante. 
Cuando lo leí, me encantó.
Por aquel entonces, ya comentaba que 
tenía los trazos, las ideas de su segunda obra, pero que primero quería 
disfrutar, cuidar y acompañar a que esta primera se desarrollara bien.
No sé si será la misma, o será un 
argumento nuevo el de esta segunda obra, lo que sí puedo decir es que me
 ha encandilado mucho más que la primera si cabe y de hecho en menos de 
un día me la había acabado.
Me parece una historia tan realista que 
en ocasiones sientes escalogríos y tan sentida que notas a tu corazón 
palpitar por momentos.
Permite, bajo la trama de una historia de
 amor/desamor/deseo/pasión/cariño/costumbre, explicar la historia de una
 sociedad… la nuestra; y de cómo, poco a poco, te va diciendo a la cara,
 sin perder en ningún momento las formas ni la educación, que lo que nos
 está pasando… somos responsables en cierta medida. Somos complices de 
lo que ocurre en nuestra sociedad corrupta. Pone los pelos “como 
escarpias”.
Eso, combinado con retazos como fogonazos
 de historias paralelas, hace que tenga una magia especial. Es como si 
fueras andando por su novela y de vez en cuando, como de de una calle se
 tratara, te fueras acercando unos segundos por las vidas de las 
personas con las que te cruzas al caminar.
Hay historias entrelazadas, hay sucesos 
concatenados y momentos paralelos, escritos con la precisión de una 
pluma y la delicadeza y suavidad de una acuarela.
Es una novela que no deja de 
sorprenderte, que con el escenario de Toledo va entrelazando las 
historias como si estuviera tejiendo, haciendote sentir cada nudo, cada 
color, cada textura.
Me han dado muchas ganas de visitar 
Toledo, contratar una guía nocturna a las 21,00h y buscar por la ciudad 
encantada las pistas de cada historia.
Eloy, gracias por seguir escribiendo. ¿Para cuando la siguiente?
 
