Puede que hoy muchos hablen del apagón.
Yo prefiero hablar de lo que encendimos.
Ayer no se trataba solo de quedarnos sin electricidad.
Se trataba de quedarnos sin certezas.
Sin esa normalidad que damos por hecha.
Y en esos momentos, cuando todo se detiene, también tú te detienes.
Y observas.
Primero notas lo obvio: el móvil, el internet, las luces.
Luego empiezas a notar lo esencial: la comida en la nevera, el agua que ya no sube hasta tu casa, el efectivo que apenas usas ya.
Y en ese pequeño parón forzado, entiendes:
no siempre tenemos el control.
Pero siempre podemos elegir cómo reaccionamos.
Ayer, como muchos, me ví sorprendida por el gran apagón.
Estaba trabajando desde casa, organizando cosas del día a día, cuando de repente… todo se paró.
Primero pensé que sería algo puntual.
Después, que afectaría solo a nuestro edificio.
Más tarde entendí que era toda Zaragoza.
(En ese momento aún no sabía que era algo más grande).
Y ahí, en ese primer momento de desconexión forzada, empezaron las preguntas internas.
¿Qué pasa cuando todo se apaga?
Al principio, notas lo inmediato:
📱 El móvil.
🌐 Internet.
🔌 Los enchufes que no funcionan.
Pero en cuanto paras… empiezas a ser consciente de lo esencial:
- La comida en la nevera.
- El agua (vivimos en un 12º piso y las bombas dependen de la electricidad).
- El dinero en efectivo que apenas usamos ya.
- La falta de una radio tradicional o un camping-gas.
Todo lo que dabas por hecho… de repente no está.
Y ahí, empiezas a entender lo frágil que puede ser esa supuesta normalidad.
¿Y cómo reaccionas en esos momentos?
Ayer fui muy consciente de mis fases internas:
- Negación suave: Esto volverá en unos minutos.
- Curiosidad: ¿Qué está pasando realmente?
- Incertidumbre práctica: ¿Salgo o es mejor quedarse? ¿Qué necesito priorizar?
- Conciencia real: La electricidad sostiene mucho más que la comodidad.
Y después:
La calma.
La necesidad de información verificada.
La decisión consciente de actuar con cabeza, no con impulso.
Desconectar para reconectar
Después de asegurar lo básico y dejar de especular, hicimos algo sencillo y muy necesario:
Comimos algo básico (un sandwinch y una ensalada) Descansamos un rato en el sofá y cuando se hizo la hora fuimos a buscar a Erik al cole.
Nos fuimos todos juntos al parque con unos amigos.
Y, de repente, sin móviles, sin relojes, sin prisas…
nos reímos.
Charlamos.
Nos miramos más a los ojos.
Conectamos, después de haber desconectado. 😉
Es curioso: al principio, el apagón me recordó escenas de la miniserie francesa Apagón (Blackout), donde todo se volvía caos.
Y sí, por momentos hubo preocupación.
Pero también hubo un giro: la ocupación serena y el aprendizaje sencillo.
No todo lo que se apaga fuera es una pérdida.
A veces, es la oportunidad para encender algo que dentro habíamos olvidado.
Pero también… ser conscientes
Si quiero ser sincera, hoy me llevo dos aprendizajes:
🔸 El primero, práctico:
Sí, voy a comprar una radio tradicional. Y probablemente también un pequeño camping-gas.
Porque prevenir, aunque no sea desde el miedo, también es parte del autocuidado.
🔸 El segundo, humano:
Sé que mi experiencia ha sido ligera.
Sé que otros no la están viviendo igual.
Personas atrapadas en ascensores.
En hospitales.
En metros, trenes, aviones.
Gente que no puede volver a casa.
Personas mayores que siguen ahora mismo sin electricidad en sus hogares.
Cada vivencia es distinta.
Y ser conscientes de eso también es parte de lo que deberíamos "encender" cuando todo lo demás se apaga.
Decálogo de autocuidado emocional y práctico en momentos de crisis
1. Respira antes de actuar.
Una respiración consciente de 10 segundos puede marcar la diferencia entre reaccionar y responder.
2. Prioriza lo esencial.
Comida, agua, abrigo, comunicación segura. Lo necesario primero. El resto puede esperar.
3. Contrasta siempre la información.
Busca fuentes oficiales y limita la sobreexposición a noticias. Proteger tu mente también es cuidar tu energía.
4. Mantén un pequeño kit básico.
Una radio tradicional, una linterna de pilas o recargable, algo de efectivo... Y no olvides una batería externa (power bank) para móviles. No por dependencia, sino para emergencias y comunicación real.
5. Redescubre formas sencillas de entretenerte.
Libros, juegos de cartas, dibujos, manualidades, escribir, conversar.
El entretenimiento sin electricidad también existe… y puede ser un salvavidas emocional.
6. Recupera los hobbies olvidados.
A veces dibujar, hacer puzzles, tejer o leer no solo hacen pasar el tiempo: ayudan a bajar el nivel de ansiedad.
7. Si hay niños, piensa en su seguridad.
Las velas son útiles, pero las luces LED a pilas o recargables son más seguras. Y además permiten crear un ambiente de “aventura” positiva.
8. Conecta, no solo conéctate.
Una charla en familia, una risa compartida, un paseo improvisado. Lo humano siempre reconforta más que cualquier notificación.
9. Ocúpate antes que preocuparte.
Enfócate en lo que sí puedes hacer en cada momento, aunque sea pequeño. Cada acción consciente reduce la sensación de impotencia.
10. Recuerda: no tienes que hacerlo perfecto.
Solo lo mejor que puedas, con los recursos que tengas, en cada momento. Y eso… ya es más que suficiente.
Y si estás viviendo una situación más crítica…
1. Prioriza tu seguridad física.
Si estás atrapado o en un entorno inseguro, conserva energía, mantente visible si puedes hacerlo de forma segura, y pide ayuda si es posible.
2. Conserva la batería del móvil para emergencias.
Apaga aplicaciones, reduce el brillo, y úsalo solo para lo imprescindible.
3. Busca el contacto humano si puedes.
Una mirada, una conversación breve: la conexión emocional protege.
4. Respira por ciclos.
4 segundos de inhalar – 6 segundos de exhalar. Ayuda a calmar el sistema nervioso y mantener la mente más clara.
5. Recuerda: no todo depende de ti.
Céntrate en cuidarte y sostener tu energía hasta que lleguen apoyos externos.
¿Y ahora?
- ¿Cómo reaccionas tú cuando el mundo "se apaga"?
- ¿Qué parte de ti reconecta cuando desconectas de todo lo demás?
- ¿Qué aprendizajes querrías sostener… incluso cuando vuelva la luz?
No siempre podemos controlar la oscuridad.
Pero siempre podemos elegir encender pequeñas luces.