lunes, 16 de diciembre de 2024

Compartir es vivir... y más en Navidad

 

Estamos en fechas que transmiten reunión, amor y alegría, pero también es una época en la que el consumismo nos rodea por todas partes. Parece que más regalos equivalen a más felicidad, cuando en realidad, la Navidad nos ofrece la posibilidad de conectar con lo esencial: la familia, los momentos compartidos, el amor y el tiempo que nos damos a nosotros mismos.

Sin embargo, no podemos olvidar que no todos viven estas fechas con la misma suerte. Este año, la DANA en Valencia nos dejó imágenes y testimonios que nos recuerdan lo frágil que puede ser nuestra realidad. Muchas familias han perdido bienes materiales y personales y se enfrentan a momentos complicados. Estas fechas se convierten en una oportunidad para mirar más allá de nosotros mismos/as y ser generosos/as, recordando que compartir es también un acto de amor (compartir es vivir :))

Por eso, quiero hablaros de un proyecto que me llegó por WhatsApp y que me ha emocionado y en el que voy a colaborar: Perletes Reials (www.perletesreials.es). Es una iniciativa preciosa que busca que niños y mayores, especialmente aquellos que atraviesan momentos difíciles, puedan recibir un regalo en Navidad. Se trata de unir esfuerzos para que todos sientan que son importantes, que no están solos y que un pequeño detalle puede hacerles sonreír (Hay otro proyecto similar (https://www.reyesmajos.org) que funciona todos los años y que también nos permite colaborar llevando ilusión más allá de nuestras casas y nuestros árboles de Navidad.

Este año, no es mi mejor año, pero es Navidad y vamos a crear recuerdos especiales y compartirlos ¿verdad? Hablando de compartir.. a ver qué os parece este cuento, El Pan de Navidad, de Katherine Paterson

"En vísperas de Navidad, una familia humilde prepara un pan especial que han cocinado cada año como tradición. Es un pan grande, delicioso y perfumado, reservado para la celebración familiar. Pero cuando la madre se entera de que una familia vecina está pasando hambre y no tienen qué comer, toma una decisión difícil: regalar el pan de Navidad que tanto habían esperado.

Los niños, al principio, no entienden por qué deben renunciar a algo tan especial. Sin embargo, cuando ven la felicidad y el agradecimiento en los rostros de los vecinos, comprenden el verdadero significado de compartir. Aquella noche, en lugar de sentir que les falta algo, la familia se siente más unida y feliz que nunca, porque han compartido lo poco que tenían con quienes más lo necesitaban".

La historia nos recuerda que compartir no se trata de dar lo que nos sobra, sino de ofrecer algo valioso que puede transformar la vida de los demás. El amor, la empatía y la generosidad son los ingredientes más importantes para celebrar la Navidad.

Preguntas de introspección para esta Navidad

  • ¿Qué es lo que realmente hace especiales estas fechas para ti?
  • Si tuvieses que elegir solo un regalo, ¿cuál sería y por qué?
  • ¿Cómo puedes compartir lo que tienes con quienes más lo necesitan?
  • Piensa en un momento feliz de tu infancia en Navidad: ¿qué lo hizo tan especial? ¿Era algo material o algo más?
  • ¿Hay alguna tradición navideña en tu familia que podrías transformar en un acto de amor hacia los demás?

La regla de los 4 regalos: menos es más 

Y hablando de regalos, quiero compartir una pauta muy interesante para evitar saturar a los más pequeños en estas fechas. La regla de los 4 regalos nos ayuda a mantener el equilibrio y enseñar a los niños el valor de lo que tienen:

  1. Algo que deseen mucho. Un juguete o algo que realmente les ilusione.
  2. Algo que necesiten. Puede ser una mochila, unas pinturas, o algo útil en su día a día.
  3. Algo para leer o aprender. Un libro, una entrada a una actividad o cualquier cosa que estimule su curiosidad.
  4. Algo para ponerse o llevar. Ropa, zapatos, algo práctico y necesario.

Esta regla no solo reduce el consumismo, también ayuda a los niños a valorar lo que reciben y a disfrutar de cada regalo (gracias a @malasmadres y @melusalejandra que lo recordaron por Instagram)

Esta Navidad, más allá de las luces, los regalos y las prisas, volvamos a lo esencial. Seamos generosos/as, compartamos, dediquemos tiempo a los nuestros y recordemos a quienes lo necesitan. Porque, al final, lo que queda no es lo material, sino los momentos, el amor y las sonrisas compartidas.

Te invito a que esta Navidad te unas a iniciativas como Perletes Reials, que marcan la diferencia y nos recuerdan el verdadero espíritu de estas fechas.

¿Y tú? ¿Cómo vas a conectar con lo esencial esta Navidad? ¡Te leo!

martes, 10 de diciembre de 2024

Te tendremos siempre presente: El frasco de los momentos

Estas navidades serán diferentes para mí. Son las primeras sin mi padre, y esa ausencia se siente. Este año me ha enseñado muchas cosas, entre ellas, la importancia de reconectar con el presente y de apreciar a las personas que tenemos aquí y ahora. La ausencia de mi padre es inevitable, si bien, el amor y los recuerdos que construimos juntos siguen siendo un regalo inmenso que vive en el presente, y eso es lo que quiero que esté en el presente y en el futuro de mi hijo.

En esa búsqueda de vivir el momento, quiero compartir una pequeña historia. Se llama “El Frasco de los Momentos”:

Había una vez un anciano que vivía en un pequeño pueblo. Su casa era humilde, pero en un rincón guardaba su mayor tesoro: un frasco de cristal lleno de pequeñas piedras.

Un día, su nieta le preguntó:
—Abuelo, ¿por qué ese frasco es tan especial?

El anciano sonrió y respondió:
—Cada vez que vivo un momento hermoso, tomo una piedra y la coloco aquí. Es mi forma de recordar que los días están hechos de pequeños instantes mágicos.

La niña, curiosa, abrió el frasco y vio piedras de diferentes tamaños. Algunas eran grandes y brillantes, otras pequeñas y sencillas.
—¿Por qué son tan diferentes, abuelo?

—Porque no todos los momentos son iguales. Algunos son grandes celebraciones: un cumpleaños, una boda. Otros son más pequeños, pero igual de valiosos: una tarde tranquila, una risa compartida, una canción que me emocionó. Pero todos ellos son importantes porque juntos llenan el frasco de mi vida.

El abuelo acarició la cabeza de su nieta y añadió:
—Recuerda, pequeña, que el frasco solo se llena cuando vivimos en el presente. Si te pierdes en el pasado o en el futuro, te pierdes las piedras más hermosas de tu vida.

Esta historia me hizo ser consciente sobre cómo a veces nos olvidamos de vivir el momento, especialmente en fechas como estas, donde la nostalgia y las expectativas pueden llenar nuestros pensamientos. Pero es aquí, en este instante, donde realmente se construyen los recuerdos que llevaremos siempre.

E inconscientemente, cuando pasa el día, tendemos a recordar lo malo que nos ha sucedido, obviando o dejando pasar de largo esos momentos "eternos" con tu hijo/a, un amigo/a, tu pareja, madre/padre, hermano/a...

Quiero invitarte a hacer un ejercicio sencillo y especial estas navidades con tu familia: El Frasco de los Momentos.

  1. Materiales:
    Busca un frasco (puede ser uno que ya tengas en casa) y pequeñas piedras, papeles o cualquier cosa que puedas usar para representarlos.
  2. El Momento:
    Dedica un rato en familia para pensar en los momentos más significativos del año que está terminando.
  3. La Reflexión:
    Cada persona escribe o comparte en voz alta un momento que desee guardar en el frasco. Puede ser algo grande o pequeño: una sonrisa, un abrazo, un logro personal, una cena especial.
  4. El Frasco:
    Coloca cada “momento” representado en el frasco. Este frasco será un recordatorio de los instantes que llenaron de luz el año, incluso en medio de los desafíos.
  5. El Propósito:
    Déjalo en un lugar visible y agrega nuevos “momentos” durante el próximo año.

Estas navidades, quiero llenar mi frasco con momentos simples pero significativos: una conversación alrededor de la mesa, una risa compartida, un abrazo sincero. Porque aunque la ausencia de mi padre está presente, su amor sigue llenando nuestras vidas. Y eso también es parte del aquí y ahora. Este fin de semana hemos puesto el árbol y Erik ha sido el encargado de su decoración... no teníamos estrella... pues la hizo a mano. Disfrutando de los momentos... y vosotros/as ¿qué tal el puente?

Por cierto, hace tiempo escribí un post junto con @goroji que tenía un cuento con una reflexión similar... cuando escribíamos a cuatro manos... "Ayer, hoy, mañana... y siempre"

Gracias por llegar hasta aquí y leer este post. Espero que esta reflexión y el ejercicio del frasco de los momentos puedan inspirarte a vivir más presente estas fiestas, apreciando los pequeños instantes que llenan de significado nuestras vidas.

Si estas palabras te han resonado o si decides hacer el ejercicio en familia, me encantaría saberlo. Compartir nuestras experiencias también es una forma de llenar ese frasco de conexión y aprendizaje. Compartir es vivir!!! :)

¡Felices fiestas y que tu frasco de los momentos se llene de luz, amor y presente!

domingo, 8 de diciembre de 2024

Resiliencia y Gestión del Cambio: El Arte de Fluir con la Vida


Este año ha sido un año de cambios profundos para mí. Cambios que llegaron sin aviso, como una tormenta que remueve mi mundo (y supongo que el de cualquiera). La pérdida de mi padre y el cierre de un capítulo profesional tras más de 22 años en Cegos. Cambios que me han sacudido, pero que también me han enseñado.

Compartir esto no es fácil, pero creo que todos, en algún momento, hemos sentido el vértigo del cambio (son cambios y también son dos duelos... pero si queréis de eso hablamos otro día..). Y por eso quiero invitarte a reflexionar conmigo sobre cómo podemos transitar por estos momentos de incertidumbre con más compasión hacia nosotros mismos y con la certeza de que podemos salir fortalecidos.

Como siempre, y como me gusta a mí, tengo una historia que hoy quiero compartir contigo, porque en ella encontré una metáfora poderosa sobre cómo enfrentar esos cambios.

El Árbol y la Tormenta

Había una vez, en un bosque frondoso, un roble fuerte y orgulloso. Su tronco grueso y sus ramas altas parecían inquebrantables. Junto a él, un joven sauce crecía discretamente, con un tronco más delgado y ramas flexibles.

Un día, una tormenta feroz golpeó el bosque. El viento soplaba con furia, sacudiendo todo a su paso. El roble, seguro de su fortaleza, se plantó firme. "Nada podrá derribarme", pensó. Pero su rigidez le jugó en contra, y cuando la tormenta terminó, el roble yacía en el suelo, arrancado de raíz.

El sauce, en cambio, se había doblado al viento. Permitió que la tormenta lo empujara, pero no lo quebró. Cuando el viento amainó, el sauce seguía allí, con sus ramas inclinándose suavemente hacia el sol.

Cuando pienso en esta historia, no puedo evitar conectar con las tormentas de la vida. A veces, enfrentamos cambios que no elegimos, situaciones que nos empujan fuera de nuestra zona de confort o que nos obligan a soltar lo que pensábamos que siempre estaría ahí. Pero, como el sauce, tenemos la capacidad de adaptarnos, de doblarnos cuando sea necesario y de levantarnos cuando pase la tormenta.

El cambio nos enseña, aunque no siempre queramos escuchar sus lecciones. Nos muestra lo que podemos soltar, nos empuja a crecer y, a menudo, nos invita a descubrir nuevas fuerzas en nosotros mismos.

Ahora te pregunto: ¿Qué te está enseñando el cambio que estás viviendo? ¿Hay algo que puedas aprender o soltar en este momento?

La resiliencia no es una habilidad mágica ni algo que tengamos o no tengamos. Es una capacidad que podemos construir, fortalecer y practicar. Como el sauce, nuestra flexibilidad depende de las raíces que hayamos cultivado.

Para mí, esas raíces han sido las personas que me acompañan, las enseñanzas que he acumulado en mi camino y, sobre todo, la confianza en que cada transformación trae consigo la semilla de algo nuevo. ¿Cuáles son tus raíces? ¿Qué o quién te sostiene cuando la vida se tambalea?

Si te preguntas cómo empezar a desarrollar resiliencia, aquí tienes algunas estrategias prácticas que he aprendido y aplicado en mi camino:

  1. Acepta lo que no puedes controlar: Dejar de luchar contra lo inevitable te libera para enfocar tu energía en lo que sí puedes cambiar.
  2. Cuida tus recursos internos: La alimentación, el descanso y el movimiento físico no son detalles menores. Son las bases de tu bienestar.
  3. Crea una red de apoyo: Rodéate de personas que te escuchen, te inspiren y te acompañen en los momentos difíciles.
  4. Practica el mindfulness: Estar presente te ayuda a manejar la ansiedad y a responder con calma en lugar de reaccionar impulsivamente.
  5. Reformula los desafíos: Pregúntate: ¿Qué aprendizaje se esconde detrás de este cambio? ¿Cómo puedo usarlo para crecer?

La resiliencia no significa no sentir el impacto del cambio, sino aprender a navegarlo. Hoy quiero invitarte a reflexionar: ¿Qué cambio estás enfrentando ahora? ¿Cómo puedes fluir con él en lugar de resistirte?

Déjame tus pensamientos en los comentarios. Me encantaría conocer tu experiencia y aprender juntos sobre cómo enfrentar las tormentas de la vida.

Si has llegado hasta aquí, quiero agradecerte por tomarte este tiempo para reflexionar conmigo.

Nota:
Escribir este post ha sido una forma de ordenar mis propios pensamientos sobre un año de grandes cambios en mi vida. Si algo de lo que he compartido aquí te resuena, me encantaría saberlo. Y si crees que estas palabras pueden ser útiles para alguien más, no dudes en compartirlas