Este año ha sido uno de los más transformadores y duros de mi vida. No solo me enfrenté a la pérdida de mi padre por culpa de un cáncer después de verle sufrir meses…, sino que también cerré una etapa profesional de más de 22 años. La suma de las dos situaciones me llevó a un lugar de pausa y reflexión, un lugar donde tuve que replantearme quién soy y hacia dónde quiero ir.
Pero este proceso de transformación comenzó antes. El año anterior, un accidente me dejó de baja durante varios meses tras fracturarme el sacro. Ese tiempo de inmovilidad física, aunque difícil, fue un regalo disfrazado: me permitió detenerme, algo que no hacía desde hacía mucho tiempo. Por primera vez en años, tuve que mirar mi vida de frente y reconocer que el nivel de estrés al que estaba sometida no era sostenible. Necesitaba cuidarme más, estar más presente con mi familia y, sobre todo, reconectar con lo que realmente me importa.
Cuando me reincorporé al trabajo, intenté ajustar mi vida pidiendo una reducción de jornada para dedicar más tiempo a mi hijo, que en aquel momento tenía cuatro años. Sin embargo, lo que encontré al volver fueron nuevos desafíos que me llevaron a reflexionar más profundamente sobre mis prioridades y sobre si estaba alineando mi vida con lo que realmente valoraba, mis valores. Ese periodo terminó de confirmar que necesitaba tomar decisiones pensando en mi salud y en mi bienestar, tanto físico como emocional.
La pérdida de mi padre terminó de sacudir mi mundo. Me enseñó que la vida es demasiado corta y valiosa para gastarla persiguiendo objetivos que no resuenen con nuestros valores más profundos. Mi salida de la empresa, aunque dura, fue la pieza final de este proceso de transformación. Hoy, estoy en medio de una reconstrucción: redefiniendo mi presente y mi futuro, buscando vivir con más conciencia y alineación con lo que realmente importa para mí.
Y a veces nos podemos hacer esta pregunta: ¿Qué significa vivir alineado/a con nuestros valores? Cuando nuestras metas y decisiones están en sintonía con lo que valoramos profundamente, sentimos plenitud, propósito y conexión. Sin embargo, cuando no lo están, podemos experimentar insatisfacción, vacío o incluso estrés constante, como si estuviéramos nadando contra corriente. Seguro que hemos sentido esto en algún momento, tanto en un sentido como en otro.
En "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva", Stephen Covey nos habla de la importancia de actuar guiados por una brújula interna. Según él, esa brújula son nuestros valores. Si nuestras metas no están alineadas con esa brújula, es como escalar una escalera que está apoyada en la pared equivocada.
Entonces, la pregunta clave es: ¿estamos subiendo la escalera correcta? Antes de establecer tus propósitos para el próximo año, tómate un momento para reflexionar y pensar a través de estas preguntas:
- ¿Qué cosas harías sin que nadie te lo pidiera o esperara algo a cambio?
- Piensa en un momento reciente que te llenó de orgullo o felicidad. ¿Qué valores estaban presentes en ese momento?
- ¿En qué actividades o aspectos de tu vida pierdes la noción del tiempo?
- Si tuvieras que elegir tres palabras para describir cómo te gustaría ser recordado, ¿cuáles serían?
Escribe tus respuestas y busca patrones. En ellos encontrarás las claves de lo que realmente importa para ti.
Para ayudarte a conectar tus valores con metas concretas, te propongo este ejercicio, El Círculo de Valores y Metas, que te permitirá terminar de conectar con tu propósito para este año 2025.
- Dibuja un círculo y divídelo en seis partes.
- En cada parte, escribe un valor personal importante para ti (por ejemplo: familia, autenticidad, creatividad, salud, aprendizaje, comunidad).
- Relaciona cada valor con una meta específica.
- Ejemplo: Si uno de tus valores es "familia", una meta podría ser "establecer una cena familiar semanal sin distracciones tecnológicas".
- Evalúa el impacto.
- Pregúntate: ¿Cómo cambiaría mi vida si me comprometiera con esta meta? ¿Qué emociones me generaría vivir en alineación con este valor?
Para terminar, quiero compartir contigo una escena que refleja esta idea de vivir según nuestros valores. En En busca de la felicidad, Chris Gardner (interpretado por Will Smith) le dice a su hijo:
"Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera yo. Si tienes un sueño, protégelo. Si quieres algo, ve por ello."
Es un recordatorio poderoso de cómo los valores como la perseverancia, el amor y la confianza pueden guiar nuestras decisiones, incluso en los momentos más difíciles.
Puedes ver esta escena aquí:
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Y ahora, ¿te animas a contarme qué propósitos tienes para 2025?
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