jueves, 24 de enero de 2013

¿Nuestra armadura es de hielo o de metal?

¿Expresamos nuestras emociones? ¿Somos hombres y/o mujeres de hielo?... En mayor o menor medida la cultura de nuestro entorno, de nuestra sociedad nos ha acostumbrado, o mejor dicho, "domesticado" a contener la expresión de las emociones; y eso ¿quiere decir que no sintamos?, ¿que no queramos? ¿que no nos enfademos, apasionemos, o temamos? 

Por supuesto que no, y seguramente, cada uno de nosotros encontraremos diferente forma de expresar estas emociones; la cuestión, o lo más importante es que lo hagamos (es decir, expresar la emoción a ser posible de una forma adaptativa ¡claro! sin "pagarlo" con otros).

Ahora bien, seguro que muchos de nosotros/as conocemos a alguien (incluso podemos ser nosotros/as mismos/as), que por costumbre tienda a contener, a no mostrar su forma de pensar, de sentir,... posiblemente refugiándose en el trabajo, en el estrés, en el día a día y en la necesidad de la rutina... 
Al final, aunque nosotros/as no queramos, nuestro cuerpo, nuestra mente, llega un día que dice ¡BASTA! y entonces la forma de estallar puede ser impredecible.

Hace unos días me leí el libro "El caballero de la armadura oxidada", un libro del que había oído hablar y que tenía en mi lista de pendientes.

Pues bien, en este libro se nos muestra el camino del caballero que está atrapado por su armadura. Igual que nosotros/as cuando nos contenemos a nivel emocional y nos refugiamos por un escudo de mayor o menor grosor que puede ser similar a la armadura de nuestro caballero protagonista.

El camino que recorre nuestro caballero atraviesa el sendero de la verdad, que es la única manera de llegar al autoconocimiento. 
A lo largo de este sendero, tiene que atravesar 3 castillos:
  • El castillo del silencio, fundamental si queremos escuchar nuestra voz interior.
  • El castillo del conocimiento, ya que lo primero que debemos conocer es que no podemos conocer todo.
  • El castillo de la voluntad y la osadía. No hay nada más enriquecedor que salir de nuestra burbuja de confort y enfrentarnos a nuestros miedos y nuestras dudas.
A mí personalmente me gustó, creo que es un libro de lectura rápida pero profunda al mismo tiempo y que seguro que cada uno de nosotros es capaz de sacarle más de una interpretación.
¿Nos animamos a quitarnos la armadura y a sentir? 

 
 

2 comentarios:

  1. Hola JuanMª pongo aquí el comentario que has puesto en Google+
    JuanMª Lecube Eguren 17:34
    El hombre no es feliz porque no se comunica suficientemente ni siquiera con sus mejores amigos.No tiene tiempo o tiene miedo de salir de su concha donde se cree invulnerable o porque cree que viviendo de sí mismo en el ambito virtual ya lo consigue todo. Los seres humanos somos como los vasos comunicantes, de hecho estamos "diseñados" para convivir los unos con los otros y nos sentimos bien sobre todo cuando compartimos, queremos, damos, respetamos.... La experiencia me dice que los mejores momentos los pasamos cuando conectamos intensamente con la gente principalmente con nuestros familiares y amigos y los peores cuando les echamos en falta. Recuerdo el celebre refrán que dice " Predicar y dar trigo"

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