Creo que no hace falta ser africano para darse cuenta de la verdad que
encierra este proverbio.
Aunque igual los
mosquitos de por allí son más “cansinos” de los de aquí, y por eso, la
comparación.
Cuántas veces nos
hemos sentido “algo pequeñito”,
cuántas veces nosotros mismos nos hemos hecho de menos, nos hemos minimizado a
la hora de surgir un problema.
Cuántas veces no
nos hemos atrevido a levantar la mano (en clase cuando éramos mozos; o en el
trabajo ahora que somos más talluditos) por miedo al qué dirán o al qué
pensarán de mí mis compañeros y/o superiores.
Pues bien, ya va
siendo hora de que nos pongamos en
plan mosquito africano y empecemos a hacernos notar en la “habitación”. Todos
tenemos algo que decir, todos tenemos algo que aportar, todos tenemos derecho a
poder expresar nuestras ideas.
Y por este motivo
nos gustaría compartir un cuento (que parece ser una historia real, pero no lo
sabemos con certeza) en el cual podemos sacar varias lecturas.
La historia se titula: Yo puedo hacer la diferencia, y dice así:
La historia se titula: Yo puedo hacer la diferencia, y dice así:
Su nombre era Mrs. Thompson. Mientras estuvo al frente de su
clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una
mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos y les
decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en
la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado Teddy
Stoddard.
Mrs. Thompson había observado a Teddy desde el año anterior y
había notado que el no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy
descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño. Teddy comenzaba a
ser un tanto desagradable.
En la escuela donde Mrs. Thompson enseñaba, le era requerido
revisar el historial de cada niño, ella dejó el expediente de Teddy para el
final. Cuando ella revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa.
La Profesora de primer grado escribió: "Teddy es un niño
muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y
tiene muy buenos modales ... es un placer tenerlo cerca".
Su profesora de segundo grado escribió: "Teddy es un
excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota
preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su
casa debe ser muy difícil".
La profesora de tercer grado escribió: "Su madre ha
muerto, ha sido muy duro para él. El trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su
padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si
no se toman ciertas medidas".
Su profesora de cuarto grado escribió: "Teddy se
encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en
la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".
Ahora Mrs. Thompson se había dado cuenta del problema y
estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos
le llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel
brillante, excepto Teddy. Su regalo estaba mal envuelto con un papel
amarillento que el había tomado de una bolsa de papel.
Algunos niños comenzaron a reir cuando ella encontró un viejo
brazalete y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido. Ella
detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete
mientras se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Teddy Stoddard se quedo
ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir: "Mrs.
Thompson, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá".
Desde ese día, ella dejó de enseñarles a los niños
aritmética, a leer y a escribir. En lugar de eso, comenzó a educar a los niños.
Mrs. Thompson puso atención especial en Teddy. Conforme comenzó a trabajar con
él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, el respondía más rápido.
Para el final del ciclo escolar, Teddy se había convertido en uno de los niños
más aplicados de la clase.
Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta,
era de Teddy, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido
en toda su vida.
Catorce años después recibió otra nota. En esta ocasión le
explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La
carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y
su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba
firmada por Dr. Theodore F. Stoddard.
La historia no termina aquí, existe una carta más que leer,
Teddy ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse.
Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a Mrs.
Thompson si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado
para la madre del novio, por supuesto Mrs. Thompson aceptó. Ella llegó usando
el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Teddy recordaba que usó
su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el
Dr. Stoddard le susurró al oído, "Gracias Mrs. Thompson por creer en mi.
Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la
diferencia".
Mrs. Thompson tomó aire y dijo, "Teddy, te equivocas, tu
fuiste el que me enseñó a mi que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo
educar hasta que te conocí".
La cuestión es
quitarnos los límites, ser capaces de ver y escuchar a nuestro entorno y ser
capaces de encontrar dónde podemos marcar la diferencia, porque está claro que
todos a nuestro nivel podemos marcarla, la cuestión está en convencernos de que
podemos hacerlo, quizás tan sólo con una sonrisa.
¿Y si decidimos ser mosquitos convencidos de que podemos conseguir cosas? ¿Y si decidimos ser héroes?
Autores:
Iñaki González (@goroji) Rut Roncal (@rutroncal)
Técnico Gestión RRHH de FHC Consultora senior en Cegos
Autor del blog: SobreviviRRHHé! Autora
del blog: La
verdad absoluta no existe
Sólo añadir una cosita más, ha sido un enorme placer compartir post contigo. Eres un ángel, de Charlie, para más señas, jajaja... Tendremos que repetir más a menudo.
ResponderEliminarte acabo de contestar en tu blog!!; ha sido una experiencia fantástica.. y eso lo repetimos cuando quieras!
Eliminarun besico graaaaande como tú.
Rut
Excelente entrada Ruth, ¡qué gran lección!
ResponderEliminarSaludos.
Muchísimas gracias Eva!!, me alegro de que te haya gustado!!! y muchísimas gracias por compartirlo!
Eliminarun abrazo,
Rut
Emocionante...simplemente. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias!!!; cuánto me alegro!!
Eliminary gracias a tí por el comentario :)
un abrazo
Rut