Conocí a Eloy (@Eloy_Moreno)
hace ya muchos años en una formación, y ya antes de “conocerlo” tuve la
ocasión de haberlo visto pocos días antes en la FNAC de Valencia,
aunque sin saber que era él.
Recuerdo que estaba alrededor de un stand
de su libro (El boli de gel verde) y se iba presentando a todo aquel
que pasaba para ir acercando su obra.
Me pareció curioso y original, lo
reconozco, pero lo que más se me quedó grabado es su imagen alegre,
dinámica e ilusionada promocionando un libro.
Evidentemente fue en la formación donde
le compré el libro (unos cuantos fuimos los que le compramos, los demás…
ya lo tenían), nos lo dedicó a todos.. y lo que es más importante.
Cuando lo leí, me encantó.
Por aquel entonces, ya comentaba que
tenía los trazos, las ideas de su segunda obra, pero que primero quería
disfrutar, cuidar y acompañar a que esta primera se desarrollara bien.
No sé si será la misma, o será un
argumento nuevo el de esta segunda obra, lo que sí puedo decir es que me
ha encandilado mucho más que la primera si cabe y de hecho en menos de
un día me la había acabado.
Me parece una historia tan realista que
en ocasiones sientes escalogríos y tan sentida que notas a tu corazón
palpitar por momentos.
Permite, bajo la trama de una historia de
amor/desamor/deseo/pasión/cariño/costumbre, explicar la historia de una
sociedad… la nuestra; y de cómo, poco a poco, te va diciendo a la cara,
sin perder en ningún momento las formas ni la educación, que lo que nos
está pasando… somos responsables en cierta medida. Somos complices de
lo que ocurre en nuestra sociedad corrupta. Pone los pelos “como
escarpias”.
Eso, combinado con retazos como fogonazos
de historias paralelas, hace que tenga una magia especial. Es como si
fueras andando por su novela y de vez en cuando, como de de una calle se
tratara, te fueras acercando unos segundos por las vidas de las
personas con las que te cruzas al caminar.
Hay historias entrelazadas, hay sucesos
concatenados y momentos paralelos, escritos con la precisión de una
pluma y la delicadeza y suavidad de una acuarela.
Es una novela que no deja de
sorprenderte, que con el escenario de Toledo va entrelazando las
historias como si estuviera tejiendo, haciendote sentir cada nudo, cada
color, cada textura.
Me han dado muchas ganas de visitar
Toledo, contratar una guía nocturna a las 21,00h y buscar por la ciudad
encantada las pistas de cada historia.
Eloy, gracias por seguir escribiendo. ¿Para cuando la siguiente?