domingo, 16 de septiembre de 2012

¿Ambición? ¿Porqué? ¿Para qué?

¿Qué es la ambición? ¿Qué ambicionamos? ¿Todos tenemos las mismas ambiciones? ¿Nos mueven las mismas cosas? ¿Es la ambición lo mismo que la motivación?

Revisando las definiciones de ambos conceptos podemos interpretar que la ambición es el deseo, lo que nos llama y fija nuestra atención y la motivación lo que hace que nos movamos a conseguirlo, a perseverar por lograr nuestras ambiciones.

No sólo es importante que tengamos identificadas nuestras ambiciones o nuestros objetivos, sino que también sepamos calibrar el esfuerzo y la motivación que estamos dispuestos a invertir.

Para explicar todo esto, me gustaría compartir con vosotros un relato sobre un pescador mexicano y un banquero americano... no he logrado localizar el autor. Dice así:

Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios atunes muy grandes.
El norteamericano felicitó al mexicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo. El mexicano replicó: Oh! Sólo un ratito. Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces. El mexicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
El norteamericano volvió a preguntar: ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?
El mexicano contestó: - Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.
El norteamericano dijo con tono burlón: - Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.
- Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso? - De quince a veinte años. - Y luego ¿qué?
El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte: - Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.
- ¿Millones, señor? Y luego ¿qué? - Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos.
- Bueno, pero eso es lo que hago ahora señor ¿Por qué tengo que esperar veinte años?

Lo importante es identificar qué es lo que nos mueve, pero a nosotros, no a los demás. Qué queremos hacer con nuestra vida y qué estamos dispuestos a sacrificar.
Me gustaría compartir con vosotros/as un trocito de una serie que he comenzado a ver. Se llama "Perception" y el protagonista es un tanto peculiar ya que es esquizofrénico y además neurocientífico y además profesor de facultad... en este trocito explica el origen de la ambición en nuestro cerebro:



Para finalizar un video... de un tan Joe McElderry que me ha gustado no sólo porque su canción se titula "Ambitions" sino porque además su video incluye una flashmob

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