Hace poco puse este vídeo en twitter sobre el fracaso, y me hizo pensar en cómo en ocasiones los errores no sólo nos frenan en determinados momentos sino que en ocasiones hacen que no nos sintamos capaces de hacer determinadas cosas.
Gracias a este vídeo y gracias al ejemplo de personajes más que conocidos nos podemos ver de alguna manera reflejados en sus historias.
Normalmente el mes de Enero es un mes de reflexión, un mes en el que nos marcamos nuestros objetivos para el nuevo año que comienza y que es posible que nos detengamos en analizar nuestros "errores" y/o fracasos del año anterior...
Esto nos ha de servir para centrarnos no en lo que no podemos hacer, sino en lo que sí es posible, en lo que sí está en nuestras manos y en lo que desde luego podemos mejorar... sólo así encontraremos la motivación para superarnos y hacer que se cumplan nuestros objetivos.
Posiblemente a nuestro alrededor nos encontremos con gente que confíe en nosotros y nos apoye (algunos de forma no especialmente realista) y gente que hará lo contrario... no nos etiquetemos,... escuchemos a nuestro alrededor pero confiemos también en nuestro instinto... en nuestra intuición.
A continuación me gustaría compartir con vosotr@s un cuento de Leonardo Boff que hace una adaptación de la fábula del Águila y la Gallina. Dice así:
"Era una vez un campesino que fue al bosque cercano a atrapar algún pájaro con el fin de tenerlo cautivo en su casa. Consiguió atrapar un aguilucho. Lo colocó en el gallinero junto a las gallinas. Creció como una gallina.
Después de cinco años, ese hombre recibió en su casa la visita de un naturalista. Al pasar por el jardín, dice el naturalista: “Ese pájaro que está ahí, no es una gallina. Es un águila.”
“De hecho”, dijo el hombre. “Es un águila. Pero yo la crié como gallina. Ya no es un águila. Es una gallina como las otras.
“No, respondió el naturalista”. Ella es y será siempre un águila. Pues tiene el corazón de un águila. Este corazón la hará un día volar a las alturas”.
“No, insistió el campesino. Ya se volvió gallina y jamás volará como águila”.
Entonces, decidieron, hacer una prueba. El naturalista tomó al águila, la elevó muy alto y, desafiándola, dijo: “Ya que de hecho eres un águila, ya que tú perteneces al cielo y no a la tierra, entonces, abre tusa alas y vuela!”
El águila se quedó, fija sobre el brazo extendido del naturalista. Miraba distraídamente a su alrededor. Vio a las gallinas allá abajo, comiendo granos. Y saltó junto a ellas.
El campesino comentó. “Yo lo dije, ella se transformo en una simple gallina”.
“No”, insistió de nuevo el naturalista, “Es un águila”. Y un águila, siempre será un águila. Vamos a experimentar nuevamente mañana.
Al día siguiente, al naturalista subió con el águila al techo de la casa. Le susurró: “Águila, ya que tú eres un águila, abre tus alas y vuela!”.
Pero cuando el águila vio allá abajo a las gallinas picoteando el suelo, saltó y fue a parar junto a ellas.
El campesino sonrió y volvió a la carga: “Ya le había dicho, se volvió gallina”.
“No”, respondió firmemente el naturalista. “Es águila y poseerá siempre un corazón de águila. Vamos a experimentar por última vez. Mañana la haré volar”.
Al día siguiente, el naturalista y el campesino se levantaron muy temprano. Tomaron el águila, la llevaron hasta lo alto de una montaña. El sol estaba saliendo y doraba los picos de las montañas.
El naturalista levantó el águila hacia lo alto y le ordenó: “Águila, ya que tú eres un águila, ya que tu perteneces al cielo y no a la tierra, abre tus alas y vuela”.
El águila miró alrededor. Temblaba, como si experimentara su nueva vida, pero no voló. Entonces, el naturalista la agarró firmemente en dirección al sol, de suerte que sus ojos se pudiesen llenar de claridad y conseguir las dimensiones del vasto horizonte.
Fue cuando ella abrió sus potentes alas. Se erguió soberana sobre sí misma. Y comenzó a volar a volar hacia lo alto y a volar cada vez más a las alturas. Voló. Y nunca más volvió.
Estamos hechos de un montón de posibilidades, pero hubo personas que nos hicieron pensar como gallinas. Y aun pensamos que efectivamente somos gallinas. Pero somos águilas.
Por eso, hermanos y hermanas, abran las alas y vuelen. Vuelen como las águilas. Jamás se contenten con los granos que les arrojen a los pies para picotearlos."
¿Y vosotr@s? ¿os habéis mirado al espejo? ¿Y qué habéis visto, un águila o una gallina?
Rut! ya echaba de menos un cuentecito de estos. Muy buena reflexión, por mucho que intenten contentarnos con los granos, somos aguilas!!
ResponderEliminarUn besazo!
¡ Genial ! y yo también lo echaba en falta !. Los cuentos con moraleja son mi debilidad y me dan la energía que necesito para salir algunas veces del "atontamiento" de las gallinas. ¡ Gracias Rut !.
ResponderEliminarPD.: Me ha venido a la mente una frase que se dicen los amigotes de "Aquí no hay quien viva" . ¿ Qué somos : Leones o Huevones ? "
Ser. Querer ser. Poder ser. Decidirse a ser. Gracias guapa.
ResponderEliminarGracias por vuestro comentarios!! la verdad es que he reflexionado mucho sobre el fracaso... y a veces ya sólo la palabra "fracaso" hace que nos sintamos un poquito peores o más pequeños o con la autoestima tocada..
ResponderEliminarLo importante es que seamos capaces de encontrar un aprendizaje de ese error y convirtamos ese "fracaso" es una parte del proceso de nuestra mejora.
Como suelo decir... todos nos equivocamos alguna vez... no somos máquinas... y aunque lo fuéramos... hasta los ordenadores necesitan un "reset" de vez en cuando porque se bloquean, ¿no?
Besicos mil!!!
Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!! Rut!!!! Es cierto, echaba de menos tus entradas y esas reflexiones, esos cuentos que me encantan!!!
ResponderEliminarYo... a veces me siento gallina, pero no sé si por lo que me dicen o por lo que me creo yo, ya que encuentro tanto apoyo en mi gente que nunca deja de animarme que puede que sea culpa mía.
Un abrazo enorme!!!!!!!!!!!!!!
Tere!! la cuestión es que debemos escucharnos, intentar no dejarnos atrapar por los granos (como decía Jesús) y mirar de vez en cuando nuestro reflejo para desplegar las alas y animarnos a dar algún saltito que otro... ¿no?
ResponderEliminarSeguro que la gente que te rodea en la que me incluyo te ayuda a ver el águila que hay en tí...
un beso!!
Hola Rut! Me ha gustado mucho tu post, considero que es una gran realidad.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir esta reflexión.
Un abrazo!
Olga
Precioso y aleccionador. Muy bueno para no olvidar y recordar cada vez que la vida de gallina y su comodidad nos hagan olvidar que tenemos alma y espíritu de águilas. Sólo hay que perder el miedo y desear sentir emoción. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Olga!! me alegro mucho de que te haya gustado!! y muy importante lo que dice Sonia!, no nos debemos perder en la comodidad y en que el resto nos hagan sentir como gallinas cuando en realidad tenemos el potencial de ser águilas!!
ResponderEliminarUn abrazo!!